Adiós a dos grandes: Saramago y Monsiváis / Últimas Noticias / Homines. Portal de Arte y Cultura

La muerte de dos grandes literatos ha dejado huérfanos a una generación necesitada de buena literatura y grandes metas. Primero nos dejó José de Sousa Saramago el viernes a los 87 años en la isla española de Lanzarote. Pocas horas después, lo hizo Carlos Monsiváis Aceves a los 72 años después de estar varias semanas ingresado en un hospital de la capital mexicana.
Saramago era un hombre capaz de transmitir lo que pensaba de una manera clara y directa, para que todo el mundo pudiese llegar a entenderlo, en una de las frases recogidas en el libro de oro abierto en la capilla ardiente puede leerse: ‘Gracias, obrero de las palabras que te pusiste al servicio de los humildes’, con esta frase se resume casi todo lo que puede decirse de este gran escritor.
Pero también hay que decir que fue un luchador infatigable contra las injusticias. Como ‘comunista hormonal’ como él mismo se llamó, criticó hasta el final de sus días lo que a su juicio eran los principales males de la humanidad: la desigualdad, la guerra, el capitalismo depredador, el dogmatismo religioso, en especial el de la Iglesia católica de Roma, la misma que el mismo día de su entierro lo criticó con dureza.
Lisboa, la ciudad en la que descansan finalmente sus cenizas, lo despidió con claveles rojos y enardecidos aplausos, aunque eso si sin la presencia del presidente portugués Aníbal Cavaco Silva, que no asistió al funeral por encontrarse de vacaciones en el archipiélago de las Azores. El líder conservador y católico era primer ministro cuando en 1992 se desató la polémica en torno a ‘El evangelio según Jesucristo’ , que terminó con Saramago exiliándose a España.
Monsiváis, Monsi, como lo llamaban sus amigos, reivindicaba la cultura popular y la rebelión popular en todos sus aspectos, al tiempo que se lanzaba contra el conservadurismo y la tontería de la élite, tal y como nos recuerda el escritor Fabrizio Mejía Madrid. Lo que no consiguió en vida, con su muerte, el escritor mexicano lo ha logrado. Y es que gobernantes de distinto signo político se pusieron de acuerdo para que el cronista fallecido recibiese un gran homenaje. Envuelto en una bandera mexicana y otra del orgullo homosexual, el féretro de Monsiváis fue instalado la noche del sábado en el Museo de la Ciudad de México, en el centro histórico de la capital mexicana, hasta donde se desplazaron miles de personas para comenzar a despedir al autor de ‘Días de guardar’. Al día siguiente fue trasladado al Palacio de Bellas Artes, máximo recinto cultural del país.
Dos personalidades polémicas en su país, o más bien por sus mandatarios, pero siempre queridas y cercanas al pueblo, tanto el que les vió nacer como al resto del mundo que los leyeron y respetaron.