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Prehistoria II: el neolítico
Remedios García Rodríguez
31/03/2007


Arte prehistórico: El Neolítico

Se ha dicho, y con razón, que a la Prehistoria debería llamarse Historia de los pueblos indocumentados porque Historia la tuvieron, y acaso un día podamos conocerla a través de sus inscripciones y otras fuentes literarias, hoy por descubrir o perdidas. Por ahora, nos valemos de sus restos artísticos y utensilios que emplearon para su ocio y trabajo. Le llamamos arte porque ponemos énfasis en la emoción estética que los ha originado y atendemos a las formas por sí mismas y a su belleza, sin pedernos en tecnicismos y cronologías excesivas.

Al comenzar el Neolítico hay un cambio de atmósfera cultural en la vida del hombre prehistórico, que constituye, de alguna manera, una nueva civilización. En Europa no puede hablarse de Neolítico hasta fechas posteriores al 5000. El término hace alusión a la nueva destreza de pulimentar la piedra utilizada en este periodo para fabricar armas y utensilios. La época neolítica se caracteriza también por el aprovechamiento de otros dos grandes inventos, como son el cultivo de cereales y la domesticación de animales que, normalmente, van acompañados de la alfarería. Durante este periodo, el hombre deja de ser cazador o recolector, para convertirse en agricultor o ganadero, es decir, pasa a ser productor. El hombre ganadero y agricultor habita en un lugar determinado, tiene necesidad de fijar su vivienda y ésta, por lo general, son chozas que pueden estar aisladas o agrupadas de forma circular, aunque no se descarta la cueva como lugar de habitación y enterramiento. Al retirarse los heleros del último periodo glacial, dejaron llanos sin arbolado que eran lugares apropiados para hacer en ellos experimentos de cultivo.


Según V. Gordon Childe en su libro La evolución de la sociedad, las primeras formas de vida neolíticas surgen en Oriente. Incluso tal vez puede hablarse de un preneolítico, de una sociedad que todavía no utiliza la cerámica y posee técnicas enormemente rudimentarias de cultivo. Este preneolítico se situaría en Jericó, unos 6.000 años a.C. La cuenca del Nilo, por tanto, parece no ser el seno de la revolución neolítica, que luego habría de extenderse a Europa. No cabe duda, según escribe Gordon en la obra ya mencionada, que las bases de este nuevo modo de existir fueron introducidas en Europa por grupos de agricultores y pastores emigrantes, pero que no dejaron vestigios en los testimonios arqueológicos hasta ahora encontrados.

Es mucha la literatura existente sobre la llamada arquitectura megalítica, por el gran interés que el fenómeno ha despertado. Se trata de edificaciones levantadas con piedras gigantescas y, como ocurre con la pintura paleolítica, el hombre moderno también se sorprende al encontrar arquitecturas tan monumentales realizadas con los utensilios rudimentarios de la prehistoria. Además, el arte de la época neolítica forma un contraste con el de la época paleolítica, todavía mayor que el que ofrecen las dos culturas. La idea de magia que obligaban a pintar animales, se han sustituido por otras religiones. En cambio, otras necesidades sociales, obligan a levantar esos monumentos, algunos gigantescos, que llamamos megalíticos, de la palabra griega mega, grande y litos, piedra. En ocasiones, son simples piedras sin labrar, clavadas en el suelo como bárbaros obeliscos a los que se les da el nombre de menhir, compuesto de dos palabras bretonas, men, piedra, e hir, larga. Mucho se ha divagado sobre la utilidad y significación de los mehires. Desde que podían tener un significado fálico y solar, hasta que tenían una idea más universal, desconocida por el momento, al encontrarse repartidos por un área bastante extensa de la tierra. También se ha considerado posible que fuese un sistema de identificación que ayudase a la determinación de puntos fijos astronómicos, facilitando así, la división del año. Sin embargo, se ha comprobado que estas hileras no tienen ninguna precisión matemática, no son paralelas ni rectas y, en ocasiones, se ondulan. Más bien piensan los historiadores que podría tratarse de recintos sagrados, en los que el extremo más lejano de donde se hallaba el enterramiento es mayor que el más cercano al mismo, pudiendo terminar en Cromlechs. Así se llama a las barreras de piedra que rodeaban a los enterramientos y lugares de culto.

El menhir, es como una columna tosca, por lo general labrada, que se hunde en la tierra de forma vertical hasta una quinta o cuarta parte de su longitud. A veces, se apoyan en bloques de piedras más reducidos. Generalmente tienen una altura de 3 a 6 metros. Podemos imaginarnos que la erección de un monolito de gran altura, exigiría la colaboración de gran número de hombres, lo que hace suponer una perfecta organización social en el mundo megalítico. Pueden aparecer aislados, en alineamientos o en cromlechs. Los que se agrupan en alineamientos, suelen estar formados por bloques irregulares y se dan, sobretodo, en la Bretaña Francesa e Inglaterra.

El mayor Menhir es el de Locmariaquer, en Morbihan, Francia. Tenía 20 metros y pesaba casi 280 toneladas. Hoy, cuatro enormes bloques descansan en tierra recordando lo que podía ser una de las más grandes empresas técnicas de la humanidad. El Menhir Manio, en Carnac, al sur de la región de Morbihan, sí permanece en pie, con algo más de seis metros de altura.

Menhir de Locmariaquer    Menhir de Locmariaquer  

Menhir Manio    Menhir Manio

Otros muchos núcleos megalíticos abundan en las afuera Carnac, cuyo nombre significa lugar de montículos de piedras. El más importante es el de Menec. Sus cifras son impresionantes. Está formado por 1099 menhires dispuestos en filas de 100 metros de ancho por 1200 metros de largo. También destaca el alineamiento de Kemario que incluye 1029 menhires, distribuidos en 10 filas, que se extienden a lo largo de 1100 metros y el de Kerlescan formado por 555 menhires distribuidos en 13 filas de 139 metros de ancho y 880 de largo.

Menec   Kemario

  Kerlescan   Kerlescan

Otro tipo de monumento megalítico, casi universal, es el dolmen. Palabra también bretona, formada por dos voces, dol, mesa y men, piedra. Término moderno, pues los dólmenes aparecen como mesas, sólo cuando están descarnados o desprovistos de túmulos que los cubría. La mayoría, por no decir todos, fueron sepultados bajo túmulo o montículo artificial con el que se cubría la cámara y corredor, antes construida. Es un monumento funerario colectivo y en su forma más simple, consta de diversas piedras clavadas en el suelo y una losa que la cubre. Las piedras verticales no se alzan con una verticalidad perfecta, sino que se inclinan hacia el interior para distribuir el empuje de la losa. Las puntas de las piedras que forman las paredes, suelen rellenarse con una masa muy compacta y se tapan con piedras para formar verdaderas montañas artificiales. Las plantas de estos dólmenes pueden ser circulares, poligonales u ovoides, y el suelo suele ser tierra prensada. El hombre neolítico atribuía a los difuntos un papel protector, era el mediador ante ‘el dios del cielo’, por lo que se debía ofrecer al muerto, manjares y bebidas, de ahí que no se trataba meramente de enterramientos, sino de lugares donde el difunto perpetuaría su presencia en la tierra como mediador. Por este motivo los dólmenes eran más grandes que las viviendas. El túmulo dolménico hace la misma función que la pirámide egipcia, sólo que además de ser mucho más primitivo y circular, en ellos no ha aparecido nada con valor artístico o propio de la cultura dolménica. Este es el gran contraste. Los túmulos tienen a veces tal magnitud que se confunden con colinas naturales. Muchas tumbas megalíticas fueron reutilizadas por generaciones posteriores. Por ejemplo, en el túmulo de Saint Michael, en Bretaña, que tiene 115 metros de longitud por 58 de anchura, hubo un templo romano reemplazado hoy por una capilla a San Miguel. Bajo la colina artificial se han descubierto una serie de galerías que conducen a cámaras laterales, probablemente tumbas. Es algo interesante, según J.Pijoán, que en los monumentos megalíticos, las piedras estén colocadas sin labrar. Parece que hay un empeño en la cultura megalítica, por no profanar la piedra con alteraciones exteriores. Los semitas también reconocían en la piedra un principio de santidad, que aparece en la Biblia y que reaparece de un modo extraño en el occidente de Europa, aunque su concepto en la cultura megalítica era diferente. Esta admiraba más que la virtud interior que poseían en sí misma la piedra, su apariencia externa de color y forma, de ahí que, por lo general, no quisieran transformarlas ni intervenir su estado natural en el universo. Algunos de estos monumentos, como los dólmenes, pueden decorarse con pinturas, pero sobretodo con grabados de forma geométrica (petroglifos), pero se suele creer que estos grabados exteriores fueron ejecutados después de haberse desmoronado la colina artificial de tierra, formada por el túmulo. En cambio, los grabados de la piedra del interior, sin duda son contemporáneos de la construcción del monumento. Los motivos más usuales son líneas, zig-zag, líneas onduladas, círculos concéntricos, arcos, espirales y estrellas. Las líneas ondulantes y los círculos que se forman podían aludir al agua como elemento dispensador de la vida, recordando las circunstancias que se forman al arrojar una piedra al agua. También aparecen objetos reales como hachas, que pueden ser de guerra o bastones, e incluso se han descubierto algunas representaciones humanas muy estilizadas, casi irreconocibles.

StonehengeEn Inglaterra hay menhires y alineaciones de menhires, aunque no tan importantes como en Francia. En cambio, sí conserva los más gigantescos círculos de piedra o stone-circles, en inglés, o cromlecs, como los llaman los franceses, de toda el área de la civilización dolménica. Los mayores de la gran Bretaña son los de Avebury y Stonehenge. Este último, especialmente, es uno de los monumentos más populares del mundo entero y sin duda, uno de los más espectacular de la prehistoria. En realidad es digno de su fama En el centro de la inmensa llanura del Wilshire, sin árboles ni poblados vecinos, no hay nada que pueda disminuir por comparación su efecto grandioso, en aquel llano silencioso, verde hoy como hace treinta siglos. Consistía en cuatro cromlechs concéntricos. El Stonehengeprimero, un círculo exterior de monolitos unidos por un arquitrabe continuo o una piedra horizontal y dos verticales. El segundo y el cuarto, semicírculos, están realizados con mehires de menor tamaño y entre ellos se disponen cinco trilitos de siete metros de altura. El conjunto dispone de más de cien piedras, aunque sólo subsisten cuarenta en su emplazamiento original. En el interior del recinto se encuentra el altar. No se ha conseguido averiguar su finalidad, si bien parece que pudo ser un observatorio astronómico por la precisión de las piedras alineadas, orientadas hacia el este, según la salida del sol. También se han hallado enterramientos cercanos por lo que no debe excluirse que el culto funerario y el culto al sol, se complementaran. Se ha llegado a comprobar que el primer rayo del sol del 21 de julio, solsticio de verano, pasaba por el trilito central.

StennisEn Irlanda el más importante de los monumentos megalíticos es el círculo de Stennis, en una de las Orcadas, las islas Orkneys, al otro lado del peligroso canal del Pentland Firh. Tiene una mesa central con piedras alrededor, talladas en forma singulares.

Al hablar del megalitismo en España hay que referirse a Andalucía. Existen numerosas tumbas en la sierra de Huelva. Suelen ser monumentos funerarios de cámara, cubiertos con túmulos o abovedamientos. En la segunda mitad del tercer milenio, esta cultura vive su mayor esplendor. El mejor momento lo representa la fortaleza de los Millares, en Santa Fe de Mondújar (Almería). En el Museo de Barcelona existe una maqueta que hace ver el monumento según una sección longitudinal. Consta de un gran muro con bastiones circulares y fosa, que protegen una serie de viviendas circulares. Estaba construido enteramente con placas delgadas de pizarra en saledizo. La cámara sepulcral, revestida con lajas, tenía en el centro, un pilar donde debía apoyarse la bóveda de hiladas horizontales. Todo el monumento se encontraba enterrado en un túmulo de grava sostenido por losas. Las paredes y el pilar estaban enlosados. En los alrededores, aparecen multitud de tumbas de cámaras con cúpulas o tholos.

    Millares

Este tipo de mausoleo se extendió por la parte occidental de Andalucía. Los mejores ejemplos son los de la provincia de Sevilla como el dolmen de Matarrubilla o el de la Pastora y los de la provincia de Málaga llamados Cueva de la Menga, el dolmen de la Viera y el dolmen del Romeral.

Las paredes del dolmen de Matarrubilla, Valencia de la Concepción, Sevilla, están cubiertas también con aparejo de mampostería de hiladas, placas pequeñas de arenisca, alternando con capas de mortero de barro. En la cámara, las hiladas de piedras sobresalen paulatinamente, formando una bóveda parabólica de poca curvatura. No llegan a cubrir todo el techo. Queda un gran ojo central cerrado por una losa gigantesca de granito de casi un metro de espesor. Hace de clave y de techo. El corredor está también cubierto con grandes bloque de arenisca y granito.

Plano del dolmen de Matarrubilla     Dolmen de Matarrubilla

Los sepulcros megalíticos en la provincia de Málaga son numerosos. El dolmen de Menga, a un Kilómetro de Antequera, comúnmente llamado Cueva de la Menga, del 2.500 a. 2.200 a C, ya era conocido en el siglo XVII. En 1940 se restauró definitivamente. Tal vez sea el de mayores dimensiones y mejor conservado de la cultura megalítica. Presenta una planta intermedia entre los sepulcros de corredor, aquellos formados por una cámara central y un pasillo de acceso diferenciados, y los de galería, formados por una cámara y corredor unidos en un sólo cuerpo. La cámara del monumento funerario se desarrolla a partir de un corredor ovalado, compuesto por cinco enormes losas situadas a cada lado, y consta, a su vez, de quince grandes monolitos, distribuidos a razón de siete a cada lateral y uno en la cabecera. La cubierta, arquitrabada, se dispone en base a cinco losas, la última de las cuales descansa sobre un pilar del corredor de acceso. Falta la primera piedra que formaba el cerramiento de entrada a la construcción. Su orientación apunta a un monte pintoresco llamado Peña de los Enamorados, el cual, si se contempla desde la carretera que va hacia El Torcal, paraje de piedras calizas de formas caprichosas, asemeja al perfil de un rostro humano. La forma de construcción del dolmen debió ser la tradicional, es decir, arrastrar losas sobre troncos de árboles hasta la parte superior del montículo y dejarlas caer de pie sobre las zanjas abiertas en el suelo. Antes, se habría dibujado en el suelo la planta del conjunto. Una vez formadas las paredes del sepulcro, serían colocadas las losas que forman el techo. Parece ser que las losas del techo llevan grabadas las líneas de su planta y que hay grabados de difícil visibilidad en las paredes. El conjunto se cubre con un túmulo de 50 metros de diámetro. Las piedras parece que provienen del Cerro de la Cruz, a un kilómetro de distancia del dolmen. Desde un punto de vista artístico, el Dolmen de la Menga, tiene importancia por las colosales proporciones de su estructura. Los bloques de piedra calcárea, sin apenas alisar, hablan de un lenguaje de gigantes. Hay pocas construcciones en el mundo que con tanta simplicidad de elementos produzcan tan magna impresión de belleza lítica en el reino de la piedra, como este dolmen produce. Llegó ya profanada, pero en 1904 un visitante curioso, hurgó el suelo y descubrió un hacha de serpentina pulimentada.

Plano del dolmen de Menga, Málaga   Dolmen de Menga, Málaga    Dolmen de Menga, Málaga

El dolmen de Viera, Antequera, 2000 a.C., de los llamados de corredor, se encuentra a setenta metros del anterior, apuntando hacia el Sur. Fue descubierto en el año 1905 por los hermanos Viera, vecinos de Antequera que le dieron su nombre. También es un sepulcro megalítico, aunque las piedras que lo forman son más pequeñas. Consta de un largo corredor al final del cual se encuentra una cámara sepulcral cúbica separada por una losa horadada. Parte del corredor está cubierta y su suelo es de tierra apisonada.

Plano dolmen de Viera, Antequera   dolmen de Viera, Antequera    dolmen de Viera, Antequera

El dolmen del Romeral, de 1800 a.C., a un kilómetro de los dos anteriores, en el Cerrillo Blanco, el más moderno y orientado hacia el Norte, tiene un corredor de 23 metros de largo por casi dos de ancho. Es de los llamados de falsa bóveda o tholos. Las paredes laterales ya no están revestidas con lajas, sino con muros de mampostería en seco. El corredor conduce a dos cámaras, de planta circular, la primera mucho mayor que la segunda. Ambas están cubiertas con hiladas sucesivas de lajas calizas, proyectadas unas sobre otras, en saledizo Así se va formando una especie de falsa cúpula que va estrechándose hacia arriba. Pero al llegar hacia los dos tercios, acaba plana, cerrándose con una gruesa losa que descansa horizontal. El suelo está pavimentado con piedras llanas.

Plano del dolmen del Romeral   Dolmen del Romeral    Dolmen del Romeral

En cuanto a la Arquitectura Balear o Cíclopea, son las construcciones de Mallorca y Menorca, monumentos construidos con grandes piedras colocadas sin mortero.

Esta muy emparentada con la megalítica y se le denomina cultura talaiótica, pero poco tiene que ver con el proceso de evolución de las culturas prehistóricas de la península. Se relacionan, más bien, con la cultura de Cerdeña, Malta y Pantellería. Todas estas islas se asemejan por su abundante caliza y existen en ellas monumentos semejantes.

Una de las construcciones, es la naveta, de planta rectangular o alargada terminada en ábside, Llamadas así por su semejanza a una nave invertida, y construidas con piedras perfectamente trabajadas, son enterramientos colectivos cuyos restos más antiguos proceden del neolítico. Tienen una cámara pequeña, sin más apertura que la puerta de entrada, estaban cubiertos por una bóveda de hiladas horizontales que avanza hasta cerrar el área de la cámara. Para conseguir que no se desplomase, como las navetas carecían de túmulo que hiciera de contrapeso, era necesario exagerar el grueso de los muros. La naveta baleáricas tienen mucho de común con los dólmenes abovedados, por lo menos es idéntico su carácter funerario, pero tienen algo distinto, obedecen a otras mentalidad. El dolmen parece desear esconderse en el seno del túmulo, mientras las navetas hacen ostentaciones de su carácter sepulcral. La distribución espacial de las navetas indica núcleos de población en los que viven unas pocas familias, con un aprovechamiento inteligente de los recursos naturales y cerca de barrancos u otros puntos, con posibilidad de proveerse de agua potable. La mejor es la d´es Tudons en Ciudadela, Menorca. Se han encontrado más de 100 cadáveres con ajuares.

Naveta d'es Tudons    Naveta d'es Tudons

Otro de los monumentos, es el talaiot. Son torres de forma circular o cuadrada con finalidad defensiva, aunque en algunas se han hecho enterramientos. De estructura troncocónica, con bóvedas falsas, sujetas por un pilar formado a su vez por piedras dispuestas verticalmente. Son casi macizos al tener las torres gruesas paredes. Algunos están construidos con singular esmero y tienen escaleras o rampas de piedra para subir a la plataforma superior. El mejor ejemplo es el de Torelló en Menorca. Y el de Sa Canova, Artá, Mallorca. Los talaiots aparecen indistintamente, aislados, en conjuntos dentro de poblados o formando parte de sus murallas.

Talaiots de Torelló    Talaiots de Sa Canova

Otro tipo de construcción, solo encontrado en Menorca, son las taulas o altares. Se trata de grandes mesas de piedra, compuestas por una piedra horizontal y una vertical, aunque a veces necesita un contrafuerte. Se han dado distintas explicaciones sobre su función, entre ellas podemos destacar, la que nos habla de un altar de sacrificio o incluso el pilar central de un edificio. Sin embargo, la investigación actual sostiene que es un monumento, sin otra función que la de dar culto a una divinidad, al disponerse en el interior de un recinto religioso donde se desarrollaron rituales en su honor. El principal ejemplo es la de Talatí de Dalt, Maó, en Menorca, en unos de los poblados talaióticos, más significativos de la prehistoria menorquina.

Talatí de Dalt    Talatí de Dalt

En el poblado de Torralba d´en Salort, Alaior, Menorca, se conserva una monumental taula de cinco metros de altura, que posee una gran belleza por sus dimensiones y perfección constructiva. También destacan dos talayotes de plantas circulares además de otros restos históricos.

Torralba d´en Salort    Torralba d´en Salort

Otros poblados importantes en las Islas Baleares son el de Ses Paisses, Artá, Mallorca, organizado alrededor de un talaiot. El de Son Carlá, Ciudadela, Menorca, a unos 8 kilómetros de Ciudadela, cuyo recinto alberga restos de talaiotes, la taula y restos de viviendas talaióticas. El poblado de Trepucó, Mao, Menorca, con una extensión de 5.000m2, dos talaiotes y la taula más grande de la isla, así como casas talaióticas de diferentes tipos.

Ses Paisses, Artá, Mallorca   El poblado de Trepucó, Mao, Menorca

En definitiva, auténticas ciudades diseñadas para dar culto a los difuntos, que se levantan en las zonas más relevantes de la cultura talaiótica menorquina en los momentos más avanzados.




Bibliografía


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- SANCHIDRIAN, J. L. Manuel de Arte Prehistórico, Ariel Prehistoria, Barcelona, 2001.



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Para saber más



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DATOS DE LA AUTORA:

Remedios García Rodríguez, Profesora de Educación, Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid (1968), Licenciada en Psicología por la Universidad Pontificia de Salamanca (1969), Master en Psicología por la UNED de Madrid (2000). Inspectora de Educación en las Autonomías de Euskadi y Andalucía desde 1980. Redactora de Homines.com.