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Conocer a la escritora María Zambrano
Susana Hermoso-Espinosa García
20/06/2004


María Zambrano Alarcón nace en Vélez-Málaga, Málaga el 22 de abril de 1904, es la primera hija del matrimonio formado por Blas José Zambrano y Araceli Alarcón. En este pequeño pueblo situado a unos cincuenta kilómetros de Málaga, permanece hasta los cuatro años. Tras una breve estancia en Madrid, donde viven en el nº 8 de la calle Redondilla, la familia Zambrano, se traslada a Segovia, donde transcurre su adolescencia.

Siempre acosada por su mala salud, crecerá en un ambiente intelectual puesto que tanto su padre como su madre son maestros. De hecho su padre es fundador del periódico "Segovia" y de la revista "Castilla", así como amigo personal de Antonio Machado, quien llega a Segovia el 2 de noviembre de 1919, para ocupar la plaza de Historia de la Literatura Española en el Instituto de Bachillerato donde don Blas impartía clases de Gramática Castellana. Es en estos primeros años de su vida cuando empieza, el calificado por ella misma como, el gran amor de su vida; su primo Miguel Pizarro, con el que descubrirá la literatura. La familia finalmente los separará y obligará a éste a viajar al extranjero.

Blas José Zambrano con María en brazos, en Velez-Málaga La pequeña María Zambrano, en Velez-Málaga María Zambrano 1918, en Segovia

En 1921 inicia sus estudios de Filosofía como alumna libre en la Universidad Central de Madrid. Completa sus estudios en 1927 asistiendo a las clases de Ortega y Gasset, Julián Besteiro y de Javier Zubiri. Comienza a asumir un papel de mediadora entre Ortega y algunos escritores jóvenes, como Sánchez Barbudo o J.A. Maravall. En 1931 es profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central, hasta 1936. Por estos años trabaja en la que va a ser su tesis doctoral: La salvación del individuo en Spinoza.

Durante los años de II República conoce a Luis Cernuda, Rafael Dieste, Ramón Gaya, Miguel Hernández, Camilo José Cela o Arturo Serrano Plaja, a través de diversas iniciativas culturales, esto hace que participe del momento cultural que se está viviendo en esos momentos.

El 14 de septiembre de 1936 contrae matrimonio con Alfonso Rodríguez Aldave, y dado que éste ha sido nombrado secretario de la embajada española en Santiago de Chile, parten hacia allí. En esta ciudad trabajará activamente por la causa republicana. En el viaje hacen parada en La Habana donde conocerá a su gran amigo, José Lezama Lima. Al año siguiente, el mismo día en que cae Bilbao, María Zambrano y su marido regresan a España. A la pregunta de por qué vuelven si la guerra está perdida, responderán: por eso. Residen primero en Valencia y posteriormente en Barcelona.

Su marido se incorpora al ejército, y María Zambrano colabora en defensa de la República como Consejera de Propaganda y Consejera Nacional de la Infancia Evacuada.

El 28 de enero de 1939 María cruza la frontera francesa, camino del exilio, en compañía de su madre, su hermana y el marido de ésta. Tras unas breves estancias en París y Nueva York se dirige a La Habana, donde se reencuentra con Lezama Lima, y es invitada como profesora de la Universidad y del Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas. De La Habana se dirige a México, donde es nombrada profesora de Filosofía en la Universidad San Nicolás de Hidalgo de Morelia, Michoacán.

María Zambrano, 1930 María Zambrano con Ortega y Gasset y otros compañeros Octavio Paz, María Zambrano y Rafael Sardina, en 1939

En 1946 viaja a París con motivo del fallecimiento de su madre, permaneciendo tres años, hasta principios de 1949. Desde esta fecha se traslada a La Habana, donde vivirá hasta 1953, impartiendo conferencias, cursos y clases particulares.

Vuelve a Europa y se instala en Roma, hasta 1964, relacionándose con intelectuales italianos, como Elena Croce, Elemire Zolla y Victoria Guerrini y españoles, como Ramón Gaya, Diego de Mesa, Enrique de Rivas, Rafael Alberti y Jorge Guillén.
En 1964, María Zambrano, tras ser prácticamente expulsada de Roma a causa de las denuncias de un vecino fascista, se instala en una vieja casa de campo de La Piéce, junto a un bosque del Jura francés cerca de la frontera suiza, lugar sin duda emparentado con la concepción extraordinaria de su libro Claros del bosque.

Con un artículo de J.L. Aranguren Los sueños de María Zambrano ("Revista de Occidente", feb. 1966) se inicia un lento reconocimiento en España de la importancia de la obra de María Zambrano.

El deterioro de su salud física es constante cuando en 1978 se traslada a Ferney-Voltaire, donde permanece dos años, hasta que en 1980 se traslada a Ginebra. En ese año, a propuesta de la colonia asturiana en Ginebra, es nombrada Hija Adoptiva del Principado de Asturias, lo que constituyó el primer reconocimiento oficial de Zambrano en España. En 1981 le es concedido el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y el Ayuntamiento de su pueblo, Vélez-Málaga, la nombra Hija Predilecta. Al año siguiente, la Junta de Gobierno de la Universidad de Málaga acuerda el nombramiento de María Zambrano como Doctora "Honoris Causa".


El 20 de noviembre de 1984, vuelve a España y se instala en Madrid, de donde salió en pocas ocasiones. En esta última etapa la actividad intelectual de María Zambrano es incansable, siendo nombrada Hija Predilecta de Andalucía en 1985. En 1987 se constituye en Vélez-Málaga la Fundación que lleva su nombre y en 1988 le es concedido el Premio Cervantes. El 6 de febrero de 1991 fallece en Madrid, siendo enterrada en Vélez-Málaga, su pueblo natal. Esta prolífica escritora dejó cuarenta libros escritos, entre los que cabe destacar; El liberal (Madrid 1928); Los intelectuales en el drama de España (Madrid 1937) o Hacia un saber sobre el alma (Buenos Aires 1950), y centenares de artículos y manuscritos sobre los temas más diversos, muchos de ellos sobre problemas cotidianos. En la fundación que lleva su nombre están documentados más de quinientos sesenta y cuatro, entre borradores, esquemas y notas, buena parte de ellos aún inéditos.

María Zambrano durante su exilio en Cuba Zambrano, a su regreso a España desde Cuba en 1984 Los reyes Juan Carlos I y doña Dofía, haciéndole entrega del premio Cervantes a María Zambrano en 1989 

Fragmento extraído de "Por qué se escribe", en ZAMBRANO M.: Hacia un saber sobre el alma, Buenos Aires, 1950.

"Escribir es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de relaciones entre ellas. (…) Escribir viene a ser lo contrario de hablar; se habla por necesidad mo0mentanea inmediata y al hablar nos hacemos prisioneros de lo que hemos pronunciado, mientras que en el escribir se halla liberación y perdurabilidad -sólo se encuentra liberación cuando liberamos a algo permanente. Salvar a las palabras de su momentaneidad, de su ser transitorio, y conducirlas en nuestra reconciliación hacia lo perdurable es el oficio del que escribe (…)".



Bibliografía


-María Zambrano, el sueño creador. Málaga: Diputación Provincial de Málaga-Consorcio para el Centro Asociado de la UNED en Málaga-Fundación María Zambrano, 1999.

-ORTEGA MUÑOZ, J.F.: María Zambrano. Su vida y su obra. Málaga, Junta de Andalucía, consejería de Educación y Ciencia, 1992.

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