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El cine ibérico se consume menos que el jamón
Arturo Marcos
23/06/2005


Desde aquí me pronuncio.

Stasys Eidrigevicius de Kino hiszpanskie  Desde hace unos 8 años la cultura ha estado maltratada en este país, el gobierno del PP se dedicó a ponerla a cargo de gente casi del todo desvinculada a ella y, en mi opinión, no muy competente; todos conocemos la anécdota de cuando le preguntaron a Esperanza Aguirre, por entonces ministra de cultura, su opinión sobre el último libro de Saramago, premio Nóbel de literatura y, aunque no hubiera sido así, un autor reconocido y esencial en la literatura moderna, y ella respondió que no conocía a esa escritora (creyendo que le preguntaban por una tal Sara Mago). Este es un ejemplo bastante claro de lo que se podía esperar culturalmente de un gobierno formado casi en exclusiva por estadistas y licenciados en derecho. Y que conste que no tengo mucho en contra de la estadística o el estudio de las leyes, sencillamente creo que no es lo único que se necesita para llevar a un país a buenos puertos.

Como resultado, entre otras cosas y la que aquí nos interesa, el poco apoyo al cine propio, algo raro en un gobierno tan 'patriótico' pero comprensible si nos damos cuenta de que muchos de los integrantes del 'mundo' de la cultura se han pronunciado en contra de las políticas, no sólo culturales, de dicho gobierno.

Es curioso el afán vengativo de estos seres, es algo que me saca de quicio, dices cualquier cosa con la que no están de acuerdo y por ello te crucifican, buscan la manera de hacer realidad esa 'lista negra', como en la 'caza de brujas' en Hollywood.

Lo peor es que nos creemos que ya no existen esas listas políticas, cuando lo que sucede en realidad es que ahora no son los políticos quienes las hacen, sino las empresas, las grandes productoras, casi todas con vinculaciones políticas. Al menos, en España la cosa está tan mal que no pueden empezar a hacer este tipo de discriminaciones sin que suponga un prejuicio para SU negocio. Fíjense en la que hizo La Razón con Bardem cuando lo del 'No a la guerra', lo sacó en portada, gritando, con cara de enfado tras una pancarta a favor de la paz, el titular decía más o menos: '¿Cuándo gritará Bardem No a ETA?'. ¿Pero qué es esto?, si parece el NODO, ¿no se puede dejar a alguien decir algo sin que le acusen de otra cosa? (de todas maneras los de dicho periódico metieron la pata, Bardem sí había dicho no a ETA). Es lo que más me fastidia, hoy en día las noticias las dan las empresas. De esto, aún sabiéndolo de antemano, me di cuenta al volver de una larga estancia en el extranjero durante la cual no vi ni un solo minuto de televisión. Al llegar y poner la 5 o la 3 (por no ser más específico), sobretodo con ésta, no me podía creer lo que estaba viendo y oyendo, todo superficial, con las noticias de impacto, no las verdaderas y únicas importantes, y otras más de sucesos estúpidos, que no digo yo que al implicado no le interese, pero lo que es a una población que busca una información global, variada y contrastada, seguro que no. Otro aspecto interesante es que se dan las noticias de mayor alcance al principio -véase ocupación de Irak, Plan Ibarretxe, el tsunami ahora...- y tras éstas bastantes más sobre aspectos poco o nada edificantes, como una peluquería en la India donde te cortan el pelo con fuego, la nueva moda de vestir y peinar a los perros, el record guiness en saltos a la pata coja con los ojos tapados, con una nariz de payaso mientras se sostiene una docena de rosas entre los dientes y cualquier disparate parecido. Al acabar el noticiario ni te acuerdas de las noticias del principio, precisamente las más importantes. Ahí me vi yo, preguntándome de qué me habían hablado al principio. Es la clásica - y ya deshechada - estructura de la pirámide invertida, en la que se empieza por lo más importante para acabar con lo insignificante. Esto se hace - se hacía- para llamar la atención al principio, donde se suponía que iba lo esencial, para ir decayendo sin tener en cuenta los matices.

La industria del cine español está cojeando, pero la calidad de los largometrajes no varía, unas cuantas películas para ver algún rato en el que no tengas nada que hacer, otras tantas dignas de ser calificadas como basurilla y poco más, y algunas, no pocas a mi juicio, que valen la pena. Si bien la cota de obra maestra no se alcanza habitualmente, se producen bastantes largos dignos de mención que al menos le hacen mover los sesos un poco al personal, y hoy en día de esto andamos un poco faltos.

Obviamente uno de los problemas de nuestro cine es el poco cariño que le tiene la gente, lo que deriva en la poca recaudación que consigue, que es algo de esperar en esta sociedad más mercantilista que la de los antiguos fenicios. Reina la publicidad: este es otro problema, ¿cuántos se saben, nos sabemos manipulados?, unos pocos, la mayoría dice que lo sabe y se dejan hacer, yo lo sé y no puedo evitarlo a veces, pero sí muchas otras; de los que se saben manipulados, ¿cuántos tratan de evitarlo?

Por esto la labor de estos nuevos gobernantes es mucho más difícil. El reto no consiste sólo en conseguir que la taquilla del cine Ibérico suba como la espuma, sino en conseguir un nivel mínimo de inquietud cultural en la población que hoy -me atrevo a decir- no existe. Si tiene que ser con proteccionismo hacia obras independientes (como son casi todas las producciones de este territorio) que sea así, y si tiene que ser mediante una ardua carrera de profunda enseñanza a las gentes de este lugar que sea así. Es cierto, es difícil, pero es la consecuencia de años, muchos años, más de los 8 del PP, de desprecio e indiferencia a la cultura, al arte, como una parte esencial de la vida. Toca hacer lo que se debe hacer, y las excusas son eso, excusas, frenos innecesarios, en este y en muchos otros temas, y ya llevan unos cuantos meses gobernando.