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Erase una vez... Sitges(IV)
Arturo Marcos Merelo y Diego Saucedo Tejado
29/01/2006


Entre película y película Duke y del Toro iban maquinando su particular venganza hacia el Sr. Pla. Sabían donde vivía, Duke se había hecho con un tirachinas de gran potencia y unas bolas de acero moldeado con pinchos afilados, del Toro, con el dedo que cogió en casa del Sr. Pla colgando de su cuello, eligió un trinchante para el enfrentamiento.
Aquella noche fue de espanto.
Al llegar a casa del Sr. Plá abrieron la puerta de una patada, la casa estaba completamente vacía. De repente surgió una mano de una ventana, desde fuera y agarró a del Toro por el cuello, y entonces, al mismo tiempo, Duke disparó el tirachinas o lo que parecía una cabeza mientras del Toro cortaba de un tajo con el trinchante la mano que le ahogaba. En ese momento la figura que se intuía tras la ventana a medio abrir se lanzó al interior de la casa, rompiendo el cristal y chillando de una manera histérica. Era la japonesa de la noche anterior, con los ojos inyectados en sangre, babeando y con una actitud muy agresiva. Duke, impasible, afinó su puntería y le introdujo una de las bolas con pinchos en el entrecejo. Empezaron a salirle hilillos de sangre a la japonesa de los oídos, de los ojos, de la nariz y de la boca al mismo tiempo. Duke y del Toro se quedaron maravillados ante tal espectáculo, y es que tras algunas películas de las que habían visto, en un momento como este sólo eran capaces de deleitarse y no escandalizarse con su percepción.
Tampoco les sorprendió el hecho de que el Sr. Plá apareciera de repente volando, riéndose como un diablillo cuando hace una fechoría. Duke, que era el más avispado, le preguntó que cómo hacía eso de volar. El Sr Plá contestó que aquello era fácil de hacer si estabas muerto. A del Toro no le apetecía morir en aquel momento, estaba disfrutando demasiado con aquella japonesita, a la que no paraba de golpear/rajar y/o acuchillar y que parecía no morirse nunca. Tal vez ya esté muerta, pensó para sus adentros del Toro. Mientras, Duke se ufanaba por golpear con una espada mágica al veloz Sr Plá que se desplazaba por la sala a la velocidad del rayo. Pero no había manera. La solución le vino a Duke de la manera más inesperada. En una de sus acometidas, sintió el crujir de su estómago y las tripas temblar. No pudo evitarlo y como si del mismísimo hijo del trueno se tratase, Duke se tiró un pedo de esos que hacen historia. Los espíritus del Sr Plá y la japonesa se evaporaron en el aire, probablemente en busca de vientos menos pestilentes. Del Toro no pudo menos que aplaudir la proeza de su compañero. Proeza que volvería a repetir en la proyección de la siguiente película, pero la ventosidad no tuvo el efecto deseado
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Sympathy for Lady Vengeance.
Sympathy for Lady VengeancePark Chan-wook cierra (dice) con este film su trilogía sobre la venganza, que comenzó con Sympathy for Mr. Vengeance, y Old Boy¸ganadora de este festival el año pasado.
Se puede decir que en contraposición con la anterior esta es una película mucho más calmada, en la que el personaje no va tan ansioso a encontrar la venganza que busca. Aquí la historia tiene mucha más relevancia, y me refiero a los antecedentes, de los que habla en el primer tercio del metraje, poniéndote en contacto con los personajes. Lo curioso es que luego varios de estos personajes no tienen relevancia en la historia central. Pero si aclara quién es Geum-ja, el personaje protagonista, una mujer acusada de haber secuestrado y matado a un niño y encarcelada por esto. Sin llegar a saber si lo hizo o no, comienza, tras salir de la carcel su camino hacia la venganza, lo único que cabe en la cabeza de esta mujer.
Se desarrollan las complicaciones para llegar a un final sorprendente, genial e irrepetible, rodado con total mesura, sabiendo hasta qué límite llegar con tal de escandalizar sin mostrar demasiado.
A pesar de que pueda haber, y los hay, detractores de este director y de este tipo de películas, no se puede negar su maestría en el dominio de los tempos narrativos, en la fotografía (o al menos en la elección de un buen director de fotografía) y en la ambientación, con la que acierta siempre. Nos coloca en lugares agobiantes o abiertos pero con total significado. Nada se le pasa a Park Chan-wook es por esto que es difícil que uno se decepcione con lo que hace, guste más o menos.

The jacket.
La fórmula fantástica introducida por ‘The jacket’ entreteje un thriller psicológico cargado de suspense que plantea la posibilidad de hacer viajes en el tiempo a raíz de un experimento realizado por los maquiavélicos doctores de un centro psiquiátrico. Allí es donde está encerrado nuestro protagonista: Adrien Brody, el hombre de las mil desdichas. Si no hubiera sido suficiente con el calvario que sufrió siendo pianista en el holocausto, el personaje que interpreta en 'The jacket', Jack Starks continua en esa senda de 'soy majete, si, pero no se porqué siempre me acaban lloviendo palos'. Para empezar la historia empieza en la guerra del Golfo, con Starks como soldadito del tío Sam. En cuanto Brody se hace el majete un niño le pega un tiro en la cabeza. No muere, pero se queda sin memoria. Tras una serie de desgracias más acaba encerrado en un centro psiquiátrico acusado de homicidio y para colmo, al pobre Brody lo cogen de vez en cuando y le ponen una chaqueta para hacer experimentos mentales con él. Esos experimentos irán más lejos de lo que se podía esperar. Encerrado en un habitáculo metálico, sufre visiones y alucinaciones hasta que tras varias sesiones consigue concentrar su energía para… cha cha chán… ¡Viajar en el tiempo!
Me gustaría conocer personalmente al guionista de todo este jaleo narrativo, rey de la inverosimilitud y cuyo lema debe ser ‘¿por qué no?’. Puede que sea esta extrañeza en la progresión de los acontecimientos la que permita que la película funcione, esa confusión, ese desconcierto, porque mantiene al espectador alerta, al acecho de respuestas que se le escapan. Otro factor esencial es el ritmo del montaje de la película, con continuos avances y retrocesos que dotan al contenido de ese estilo que se le ha querido dar. Visualmente ‘The Jacket’ posee una factura impecable, con unos contrastes fuertes y bien conseguidos y un estilo muy propio, que hacen que ya de por sí la película merezca la pena. Sin embargo al resultado final le faltaba un hervor más, hay términos que quedan incompletos, inconexos, no es oro todo lo que reluce, ‘The Jacket’ no es una película redonda.

The piano tuner of earthquakes.
The piano tuner of earthquakesLa primera sorpresa fue encontrarme con César Saracho como protagonista de este film de Stephen y Timothy Quay, conocidos sobre todo por sus trabajos en animación. Saracho es conocido en España por sus papeles cómicos, tales como el cura que expía tus pecados por ti (un cortometraje muy divertido) o, más actualmente el tipo raro, con cabeza grande y gafas que sale en la ‘serie’ Camera Café.
Tras acostumbrarme a su voz en inglés, me produjo una gran satisfacción ver lo bien que actúa, cómo desarrolla su enigmático personaje.
Enigmático él y enigmática la película, justa ganadora del premio a los mejores efectos especiales. Consigue que te adentres en un mundo semi-onírico de ambientes densos y calmados, en una especie de psiquiátrico en el que el más loco es el Doctor. Pero es una locura tranquila, aceptada y hay violencia, pero es una violencia más poética, más trabajada, menos desagradable.
El doctor secuestra a Malvina, una reconocida cantante de ópera, y desde su feudo particular hace llamar a Filisberto, el afinador de pianos de los terremotos (traducción literal del título de la película) para que deje en perfecto estado unos autómatas de metal que el doctor tiene repartidos por su isla. Una historia de amores, desamores, pasiones, lágrimas... contada de una manera bellamente lírica que deja que la mente y el espíritu del espectador se abran a la más pura contemplación

Frágiles.
FrágilesA Balagueró se le resiste Sitges. Aunque a veces los malos son humanos, como muchas otras tantas veces, en esta película el malo es el espíritu: una diabólica niña con la que unos cuantos niños del hospital hablan y comentan sus asuntos. A ese hospital llegará Calista que encarna con sobredosis de motivación un personaje con accesos psicóticos muy descompensados que se verá convertida en la heroína. Por el hospital también pulula otra enfermera, Elena Anaya que es la guía de Calista en ese nuevo entorno y que realiza un papel secundario muy por debajo de sus posibilidades, al que sin embargo logra impregnar de particular brillo.
De un ritmo narrativo vibrante y con una soberbia dirección, Balagueró logra conjugar los elementos estéticos para amoldarlos a ese universo que tanto le apasiona. El hospital se convierte en el escenario perfecto para que unos niños y un espíritu con ganas de romper huesos jueguen al pilla pilla. Tonos grisáceos, atmósferas anémicas y oscuridad casi ya hasta en dosis escandalosas, que logran aclimatar el tono de una historia convencional, de patrones clásicos, factores muy predecibles y cojeos diletantes de guión. El terror psicológico puede dar mucho juego si es tratado de manera poco convencional, experimentado y explorando nuevas facetas. Pero la historias y el tratamiento de ‘Frágiles’ sólo deja la impresión de haber visto todo eso ya antes.

Nuit Noire
Nuit NoireLa sección del festival de Sitges, ‘Noves visións’ hacía una apuesta por el cine experimental, la factura más independiente y la nueva autoría. ‘Nuit Noire’, ópera prima del congoleño pero belga de adopción Olivier Smolders, que hasta la fecha había rodado inquietantes cortos de muy cruenta visión estética. Su primer largo es un film técnicamente soberbio, de una elegancia y perfección exultantes, que envuelve al espectador en una oscura atmósfera de tintes oníricos y ancestrales, con una iluminación propicia para los tonos ocres y dorados que ha sido posible gracias a la utilización de la HD numérica Viper Thompson.
La película narra las peripecias de un joven y poco hablador entomólogo que se verá zarandeado cuando una mujer africana, instalada en su cama, le haga comprender que todo es posible. De ritmo sosegado y con amplia economía de diálogos, el film se mueve por derroteros de independencia creativa más que estimulantes, explorando el género de terror y sobre todo el fantástico con una lupa de óptica propia, bien sujeta y aprovechada por su novel director. Propuesta visual gótica y futurista, de cavernosos personajes que puede que por la lentitud de su encadenamiento no sea plato para más de uno, pero para quien sepa disfrutarlo no dudará en repetir sin temor a indigestiones.


Oculto
La retórica de los sueños está sobre la cama. Los tenemos cada noche, aunque no los recordemos, aunque no los sepamos descifrar. He aquí el punto de partida de la trama de la última película del salmantino Antonio Hernández; una conferencia sobre el significado de los sueños servirá para que los tres protagonistas de esta historia, la de “Oculto”, coincidan al mismo tiempo en el mismo espacio e inicien así una aventura de tintes oníricos en pos del conocimiento de la propia identidad y de ciertas verdades ocultas que alguien se empeña en esconder. Una semilla inmortal que recuerda, dejando a un lado el tono onírico, a la gran obra de Hernández, ‘En la ciudad sin límites’ estrenada en 2003: la búsqueda de la verdad sobre la familia por parte del benjamín de la casa, que intercalaba su búsqueda con suculentos flirteos cual galán embelesa donnas. Sbaraglia interpreta en ‘Oculto’ al mismo personaje sin conocimientos, con matices of course, que busca conocer. Pero esta vez no será él el motor de la historia, sino las dos monumentales féminas que se le cruzan por el camino. La una, pura dinamita. Un volcán en erupción encarnado a las mil maravillas en la escultural figura de Angie Cepeda, actriz colombiana muy dada a los culebrones. La otra, más modosita, más como el resto de las mortales: insegura, tímida, de belleza humilde, la borda una Laia Marull que sigue creciendo tras los premios conseguidos por ‘Te doy mis ojos’. Sin embargo tras estas buenas interpretaciones, una puesta en escena aparente y un inicio prometedor la película se desinfla y pierde fuelle para convertirse en una narración irregular, salpicada de aparentes giros que no sirven más que para complicar una trama de esencia muy simple. El resultado es aciago y decepcionante, con un regustillo final amargo de poca implicación emotiva.

Citizen dog.
Citizen dogEl ingenio no es patrimonio de nadie, y Sasanatieng, el ya consagrado cineasta tailandés, lo demuestra. Nos cuenta una historia surrealista, en la que todos los personajes están un poco mal de la cabeza, empezando por Pod, el protagonista, un joven de pueblo intentando buscarse la vida en Bangkok la gran ciudad, donde conoce a Jin, el amor de su vida. Todo se desarrolla de una forma original, a uno le viene a la cabeza, es inevitable, Amelie Poulain, que bien encajaría en cualquier minuto. Con efectos digitales útiles, no meramente decorativos, para hacer sentir esa grandiosidad y extrañeza que supone el estar vivo, el sentir y no entender.
Sólo hay un fallo claro, la cantidad de veces que se recurre a la voz en off, al narrador, para acelerar o continuar con la historia. Es necesario porque convierte todo más en una fábula que en una narración costumbrista (a lo que ni se acerca), pero no tan necesario como para estar presente en casi todas las secuencias.
Citizen dogEs sorprendente que ningún premio haya recaído en esta película, mucho más merecedora que otras de un reconocimiento por parte de los “entendidos”. Personalmente me pareció una de las mejores de todo el festival, que fue abundante en intenciones pero no tanto en logros. Dudo que se pueda ver en nuestras pantallas, no cumple los requisitos básicos para la promoción, que son el tener actores re-conocidos, bandas sonoras creadas, intencionalmente, aparte o el ser procedente de una de nuestras tan queridas potencias mundiales. Es una pena. Siempre queda el buscar por internet, aunque luego te acusen, por querer ver buen cine casi inalcanzable, de no querer que el cine siga siendo un arte a disposición de todos. Algunos juegan y esconden muy bien sus cartas.

La moustache.
La moustacheEn su segundo film, Emmanuel Carrère nos cuenta una historia sin nombre. Me refiero a que el sinsentido haciendo acto de presencia consigue que uno disfrute pensando ¿por qué?
Se trata de Marc, un publicista acomodado, de unos cuarenta y pocos, que un día decide afeitarse el bigote, esperando causar reacciones de sorpresa, o al menos cierta consideración, en su círculo personal y profesional. La sorpresa es que ninguno dice nada, y cuando Marc comienza a preguntar qué pasa, todos, desde su mujer a sus padres, dicen que él nunca ha llevado bigote. Marc comienza a sentirse mal, cree que le están haciendo una broma o algo así, y después cree que se está volviendo loco, y decide irse para buscarse a sí mismo.
Tanto la dirección como la fotografía u otros aspectos técnicos son algo convencionales, pero esto añade más intriga, puesto que lo narrado no tiene nada de convencional. La fantasía, lo creíble o no se junta con el realismo, con el café de después de comer que todos podemos identificar, ese es uno de los grandes aciertos.
Cada día es más necesario que se nos haga plantearnos qué es la realidad, qué pasa cuando algo cotidiano desparece y sólo tú eres capaz de darte cuenta, algo que, aún sin ser importante, mantiene todo en su sitio. Carrère demuestra lo frágiles que somos ante nuestra concepción del mundo (de lo que pensamos que éste es).


A History of violence.
A History of violencePelícula que cerró el festival dejando muy buen sabor de boca. Los festivales muchas veces son como los discursos, si acabas con una frase bien puesta, todo lo demás adquiere otro sentido y no lo ves igual.
Hay que hacer una aclaración sobre el título, que hace pensar. A history of violence se traduciría como ‘Una historia de la violencia’, no “Una historia (story) de violencia”, como se ha traducido. No es una historia de violencia porque no es en esencia una historia violenta. Es una historia de la violencia, a pesar de que no es un documental ni se narran hechos referentes a la violencia en la humanidad. Es una historia de la violencia porque plantea lo innato de ésta en el ser humano, cómo uno debe lidiar con ella, en palabras de Cronenberg, su director, ‘la peli se enfrenta a la ambivalencia de la violencia, sólo observa nuestra compleja relación con ella. El público a veces la aprueba y otras la desaprueba. Me interesa esto, ver la reacción de la gente ante ella’. De la misma manera expone que ‘la violencia no es una enfermedad, al contrario, es parte de un ser humano saludable, sano’.
A History of violenceEs interesante la definición con la que es capaz de actuar Viggo Mortensen, que con simples cambios en sus facciones puede representar a dos personajes completamente distintos (pero muy parecidos). Las interpretación es de toda la película son claras, sin trampas. En unos personajes sencillos por el ambiente que representan metidos en complicaciones sencillas por el ambiente en el que se mueven. Hasta que todo cambia para Tom Stall, Viggo, el protagonista.
Volvemos a plantearnos la realidad de la realidad. El cambio en nuestra historia, camino, vida... puede venir desde fuera de ella misma, mediante sucesos trascendentales difíciles de entender, pero también puede aparecer desde dentro, porque nosotros como actores que somos podemos crear situaciones falsas pero completamente verdaderas para los demás, y al final...¿cuál es la real?


Tras este último maratón sus cabezas estaban abotargadas, no sabían ni que pensar, de hecho se sentían como en un plano diferente. Cada vez les parecía más raro que nadie les comentará nada, no eran unas eminencias del periodismo cinematográfico, pero tenían mejor criterio, estaban convencidos, que compañeros suyos que vieron entrevistados en la televisión, había uno con barbita y una nariz particular que ponía especialmente nervioso a del Toro. Se acababa el festival, y se sentían diferentes, con cosas aprendidas, con traumas por desarrollar, y levitando de alguna manera.
Tras darse unos paseos para refrescarse, escribir las últimas reseñas y fumarse un par de plantas, Duke dijo que sentía como si levitara, del Toro le miró extrañado y se sorprendió al ver que Duke realmente levitaba. Oyeron una voz a lo lejos: ‘Es el primer paso para aceptarlo’, del Toro también empezó a sentir el vacío bajo sus pies. ¿Qué coño está pasando aquí?, exclamó mientras él también quedaba suspendido en el aire. La misma voz se avino a contestarle: el festival ha terminado, vuestros días sobre la efigie terrestre tocan a su fin. Los dos intrépidos periodistas siguieron ascendiendo.
Desde allí arriba el mundo se contemplaba mejor. No había barreras, ni límites, ni señales, ni guardias civiles. Duke y del Toro comenzaron a experimentar una agradable sensación de beneficio, como si las manos de las más expertas geishas se estuvieran ocupando de sus espaldas. El pueblo de Sitges se hacía cada vez más diminuto, allí habían pasado su última etapa en el planeta, como ilustres mirones con un cuaderno en la mano a punto para apuntar. El Mediterráneo y sus playas desaparecieron de repente y Duke y del Toro aparecieron en el pasado, pudiéndose contemplar desde afuera. Todo había sido culpa de aquellos guardias civiles: después de la multa, Duke – cabreado como estaba – perdió el control y los periodistas se comieron la mediana. Cayeron por un barranco que daba a un estercolero de residuos nucleares. La cosa hizo ¡bum! y siniestro total. Dos periodistas menos siempre es una buena noticia. Pero no si se trata de periodistas de la talla y el empuje de los tristemente desaparecidos Duke y del Toro. Después de contemplar su propia muerte, los periodistas se dieron cuenta de que al haber acabado el festival y haber enviado sus artículos a la dirección de homines sus asuntos pendientes quedaban de este modo resueltos. Viajaron más allá de las nubes y no se ha vuelto a saber de ellos. Tan sólo quedaron sus escritos, que se han ido entremezclando a medida que contábamos su historia. La historia de Duke y del Toro, dos aguerridos periodistas que dieron su vida –y parte de su muerte – por lo que más amaban en esta vida. Adivinen qué era.

 

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