El
arte como revolución. El muralismo mexicano
Alba Carrasco Quintana
26/06/2013
A lo largo de los años 60 y
70 Nueva York cada vez más se iba convirtiendo en el centro de
la nueva vanguardia, creando de esta forma un panorama artístico
que va a ir consagrando las bases del nuevo arte con figuras tales como
Jackson Pollock, W. Kooning, Franz Kline, M.
Rothko y B. Newman entre otros [Nota
1].
Tras el periodo entre guerras y muy influenciados por este contexto,
el arte pretendía apartarse de todos y cada unos de los traumáticos
y dolorosos acontecimientos en pos de crear un nuevo arte basado en
la abstracción alejándose así de toda realidad
existente. Frente a este abandono de la realidad, en México se
va a ir fraguando un arte totalmente opuesto cuya base parte de la situación
del momento tanto política como social, con la finalidad de hacer
visible de forma subversiva todo ello, esta nueva corriente se conoce
como Muralismo mexicano.
Conocer el contexto social y político
mexicano es de crucial importancia para poder conocer y analizar el
muralismo ya que es durante el Porfiriato y la Revolución antiporfirista
donde encontramos el nacimiento del movimiento muralista.
Con el gobierno de Álvaro Obregón fue nombrado José
Vasconcelos Ministro de Cultura cuyos objetivos entre otros fue impulsar
la cultura y crear programas en los que los artistas e intelectuales
pudiesen expresarse [Nota
2].
Vasconcelos les abrió camino a los iniciados muralistas y les
ofreció la oportunidad de poder crear en distintos espacios públicos
de México su obra. Así, Diego
Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros
entre otros muchos artistas comenzaron su producción artística
como muralistas.
Cada uno llevaba
a cabo un arte propio, desde su propia perspectiva y estilo personal.
Rivera encaminando su estilo hacia una ideología más campesinista,
Orozco con gran energía y sobrecogedora fuerza realizaba una
fuerte crítica a la burguesía y al clero, y Siqueiros,
cuya producción artística revelaba, sin duda, un mayor
peso revolucionario comparado con el de sus compañeros. Aun conservando
cada uno de ellos una trayectoria artística diferente, compartían
un nexo en común, distintas características que eran las
que conformaban dicho movimiento.
El muralismo mexicano es la expresión artística de una
cohesión entre arte y política, en cuyo caso ambas partes
se encuentran en un mismo grado de importancia; es decir, ninguna se
encuentra subordinada a la otra, el mensaje político tiene el
mismo valor que la parte propiamente artística. De esta forma
los distintos exponentes del muralismo a la par que realizaban su trayectoria
artística llevaban a cabo una labor como activistas políticos.
Conjuntamente crearon el Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores
(SOTPE) en 1924, donde realizaban una labor de militancia y es aquí
cuando por medio de Siqueiros [Nota
3] se va a crear el llamado 'Manifiesto del Sindicato de
Obreros Técnicos Pintores y Escultores' [Nota
4] en el cual se recogían todos y cada unos
de los preceptos que conforman el arte muralista de los denominados
'Tres Grandes'. Dada la confianza que tenían puesta en la constitución
del Sindicato que propusieron incluir una función de propaganda
creando un órgano de comunicación como fue el periódico
El Machete que constituyó una vía para expresar
las ideas políticas y difundir muchas de sus obras.
Analizando
muchas de las ideas que constituyen el Muralismo mexicano podemos decir
que es un arte público, realizado en las paredes de edificios
a los que el ciudadano de a pie podía acceder y ser partícipe
de ello.
Uno de los fundamentos más importantes que los muralistas desde
un primer comienzo querían dejar claro era que su concepción
de arte se oponía totalmente al llamado de caballete o academicista
propio de una élite adinerada, por lo tanto privado e individual;
para ello los muralistas centraron su atención en llevar a cabo
un arte monumental, colectivo y revolucionario, por tanto es un arte
político que lleva implícita una fuerte crítica
hacia el sistema capitalista burgués y que propone como salida
a ello la lucha mediante la revolución.
Es un arte de corte realista, figurativo y expresionista,
con temáticas propias la historia del pueblo mexicano tanto de
la época prehispánica como de la colonial.
Así, Rivera, Siqueiros y Orozco llevaron al muralismo conjuntamente
con la artista Frida
Kahlo al igual que también con la fotógrafa
Tina Modotti a todo tipo de espacios en diversas zonas de México
e incluso se extrapoló fuera del estado como fue el caso de Rivera
que llevó el muralismo a Nueva York.
Este llamado ‘arte comprometido’ constituye la unión
más clara de arte y vida, enfrascado en una lucha constante por
encontrar los verdaderos valores de la identidad mexicana, por recuperar
sus orígenes tan arrebatados por la situación vivida de
dominio e intervención.
El Muralismo mexicano es la expresión de un sentimiento común
que pretende con la lucha revolucionaria la unión de un pueblo
sesgado por la situación de dominio y conquista; es un medio
de comunicación, de conexión con el pueblo, una forma
de llevar la revolución hecha imagen a la gran mayoría
que desconoce. Quiere ser el arte del pueblo.
'La pintura se había liberado
de la opresión de las cosas existentes y en alas del sueño
había volado hacia el infinito'
David Alfaro Siqueiros
Índice Iconográfico
1. Imagen: Jackson Pollock empleando la técnica del dripping
o goteo, 1948.
2. Imagen: Mark Rothko, Rojo blanco y marrón, 253 x 208
cm., óleo sobre lienzo, Kunstmuseum Basel, 1957.
3. Imagen: Willem de Kooning, Mujer I, 1952.
4. Imagen: David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego
Rivera, 1947.
5. Imagen: Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, 1948.
6. Imagen: José Clemente Orozco trabajando en el panel sexto de
Epopeya de la civilización en el continente americano. Fotografía
de Dartmouth College Library.
7. Imagen: Diego Rivera, del ciclo Visión política del pueblo
mexicano (Patio de las fiestas): El arsenal, 1928.
8. Imagen: José Clemente Orozco, El Banquete, 1923-1924.
9. Imagen: Alfaro Siqueiros, De la dictadura porfiriana a la Revolución,
1957-1967.
10. Imagen: Diego Rivera junto a Frida Kahlo y algunos miembros del SOTPE
en la manifestación del 1 de mayo, 1929.
11. Imagen: Tina Modotti, Campesinos leyendo El Machete, 1928.
12. Imagen: Fotografía del periódico El Machete,
1925.
13. Imagen: Diego Rivera, del ciclo 'Epopeya del pueblo mexicano' Mexico
de hoy de mañana, 1934-1935.
14. Imagen: Diego Rivera pintando El levantamiento en su espacio
de trabajo en el edificio original del Museo de Arte Moderno. 1931. Fotografía:
Associated Press. The Jerry Bywaters Collection on Art of the Southwest,
The Jake and Nancy Hamon Arts Library, Southern Methodist University,
Dallas.
15. Imagen: Diego Rivera, El levantamiento, 1931.
16. Imagen: Boceto para el mural La Nueva Democracia de David Alfaro Siqueiros
en el Palacio de Bellas Artes, México.
17. Imagen: David Alfaro Siqueiros realizando el mural La Nueva Democracia,
1945.
18. Imagen: Alfaro Siqueiros, La Nueva Democracia, 1944-1945.
Palacio de Bellas Artes, México.
Nota
1: Para los europeos perseguidos, América era el paraíso.
Un país joven, dinámico, en progreso continuo, de aluvión,
habitado por gentes que procedían de todo el mundo y con un gobierno
democrático. FELGUERA GARCIA, Mª Santos, El arte
después de Auschwitz. Madrid, Historia 16, 1989.
Nota 2: José
Vasconcelos, La raza cósmica, Espasa Calpe, México
D.F. 1948.
Nota 3: 'Queríamos
construir un arte monumental y heroico, un arte humano, un arte público'
David Alfaro Siqueiros.
Nota
4 : SIQUEIROS, Alfaro, 'Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos
Pintores y Escultores'. El Machete nº 7, México,
1923, p. 2.
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DATOS
DE LA AUTORA:
Alba Carrasco Quintana graduada en Historia del
Arte por la Universidad de Málaga (2009-2013). Se encuentra cursando
actualmente diversos cursos sobre arte latinoamericano. Su campo de
estudio es el Arte del siglo XX, en concreto el Arte Político
y las cuestiones de género y feminismo en el arte y la sociedad.
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