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Hope and Pain de Marc Montijano, un proyecto necesario
Susana Hermoso-Espinosa García
16/09/2019


                             
La Instalación Hope and Pain del artista Marc Montijano puede verse por primera vez en el patio de San Miguel del Museo de Jaén, posteriormente se trasladará al Claustro del Antiguo Convento de la Merced de Cazorla, para seguir viajando por España y Europa.

Se trata de una instalación compuesta por 23 cruces en forma de aspa de diversos tamaños confeccionadas con madera de pateras naufragadas. La madera proviene de restos de pateras devueltos por el mar en las costas de Cádiz, España, durante los meses de noviembre y diciembre de 2018. Un trabajo que busca visibilizar e invita a reflexionar sobre la problemática de las migraciones forzadas.

  

 

Este proyecto es el fruto de una estancia de trabajo y de investigación de seis meses en las costas de Cádiz del artista Marc Montijano, que se inició en noviembre de 2018. Fecha en la que se cumplían 30 años de la aparición del primer cuerpo de un migrante en las costas españolas, de la primera muerte documentada.

El 5 de noviembre naufragó una patera en la playa de Los Caños de Meca, en el término municipal de Barbate (Cádiz, España). Su embarcación chocó contra unas rocas a 150 metros de la orilla, en la patera viajaban 45 inmigrantes procedentes de Marruecos, según los supervivientes. La playa se llenó de restos de madera de pateras, vestimenta, calzado y de cuerpos. Día a día iban apareciendo cuerpos de inmigrantes fallecidos, hasta 23 cadáveres, en un goteo dramático.

Durante los meses de noviembre y diciembre el artista fue recogiendo restos de pateras naufragadas en esa playa. Reuniendo gran cantidad de maderas rotas, de colores vivos, desgastadas por el mar. Un material cargado de energía, con una historia muy dura detrás, por lo que intentó tratarlo con el máximo respeto:“las maderas aparecieron solas, estaban ahí y sentí la necesidad de utilizarlas para contar su historia”, y comenzó a elaborar las cruces que componen esta instalación.

Aunque la primera acción pública de este proyecto comenzó con La cruz de Trafalgar (Hope and Pain 10), título de la obra que Marc Montijano realizó en la tarde del 22 de enero en la orilla del mar, a los pies de una duna del Cabo de Trafalgar, Cádiz. Una pieza de más de cuatro metros, a medio camino entre escultura, instalación y acción elaborada con los elementos encontrados en ese mismo lugar. Una obra de naturaleza efímera, que poco a poco fue desapareciendo entre las dunas.

  

Podrían ser miles de cruces, se han contabilizado casi 8.000 muertos en treinta años en la Frontera Sur, pero Montijano ha escogido el 23 para que no sea simplemente un número frío y distante. Quiere visibilizar y subrayar una tragedia, pero también humanizarla, más allá de los datos o cifras que nos insensibilizan: “Intento personalizar, huir de cifras genéricas. La cruz como homenaje o recordatorio a la persona con nombre y apellidos, con familia, que ha fallecido, que ha perdido la vida intentando llegar a Europa, como si fuera la cruz en un cementerio, remarcando las ausencias. También, aunque eso lo pensé a posteriori, san Andrés, al igual que su hermano Pedro, era pescador, por tanto, la cruz en forma de aspa conecta con el mar”.

Son veintitrés personas concretas, con nombres y apellidos, con familia, con un proyecto de vida. Esas cruces, una por cada persona fallecida en el naufragio del 5 de noviembre, remarca su ausencia real, como símbolo de todos los migrantes que han fallecido y seguirán muriendo intentando llegar a Europa.

En palabras del artista: “Hope and Pain, es el fruto de un proceso reflexivo y maduro de investigación. Es una obra en la que he invertido casi un año, que narra una realidad que no deberíamos obviar. Un trabajo impopular e incómodo, es una instalación que retrata al espectador, un espejo al que muchos no quieren mirar. Es un proyecto duro, sin duda, pero que necesitaba contar.

He enfocado mi trabajo en las personas que intentan llegar a Europa por la Frontera Sur. Pero hablo sobre las oleadas de migraciones forzadas que tienen lugar por las duras circunstancias económicas, sociales y políticas que sufren millones de personas en todo el mundo.

No planteo mi obra desde el buenismo, ni la candidez. Es un problema que no tiene soluciones fáciles, requiere soluciones políticas globales y valientes. Muchas de ellas en sus países de origen. No políticas erráticas de cada país individualmente o de tinte ideológico. Si los líderes de los países receptores no se enfrentan al problema, el mar seguirá acumulando muertos.

Dejando aparte la política, hay un enfoque humanitario que no debemos olvidar. Quiero remarcar el carácter de migraciones forzadas, no es un capricho, es una cuestión de supervivencia. Estas personas sufren inmensas penurias y se juegan la vida, muchos de ellos perdiéndola, porque no tienen alternativa en su país de origen. Simplemente hacen lo que haríamos cualquiera de nosotros en su situación”.

    

Hope and Pain tiene forma de calvario, martirio y muerte. “La cruz me acompaña desde hace más de una década. Es un símbolo muy potente y rico, que repito constantemente. En concreto estas cruces, en forma de aspa o cruz de san Andrés, se han convertido en un elemento característico en mi trabajo. Las cruces, los sacos y las cuerdas son mis señas de identidad”, manifiesta Montijano. “La cruz me interesa como elemento espiritual o religioso, como marca que señala al que intenta evolucionar, el que vuelve la mirada a su interior; y como instrumento de martirio, yo busco ese sacrificio de la carne, de lo material. En este caso, empleo la cruz en forma de X, tal vez más neutra que la latina, pero que igualmente indica ese martirio o sacrificio”.

Pero en este proyecto sobre las migraciones, la cruz sirve como símbolo y como sepultura, que es lo que representa cada una de estas piezas.

El lugar elegido para mostrar por primera vez este proyecto no es casual. A Montijano le interesaba establecer un diálogo con la portada renacentista de San Miguel ubicado en el Museo de Jaén, un contraste entre la belleza y la armonía renacentista con la tragedia que cuentan estos restos.

  

“El Patio de San Miguel es un espacio solemne que invita a la contemplación pausada y a la reflexión, Hope and Pain no es una obra de digestión fácil. Agradezco enormemente la disposición de la directora del Museo, Francisca Hornos. Además, Jaén es tierra de emigrantes. Por no ir más lejos, mi familia paterna como tantas de esta tierra, emigró a Cataluña en los años cincuenta del pasado siglo. Creo que es el punto de partida ideal para este proyecto que habla de valentía, de dolor, de esperanza y de supervivencia”.

La exposición da para mucho, para pensar, valorar y repensar en lo que está pasando, reflexionar y mostrar la realidad de las migraciones en todo el planeta. Sabemos que el Arte no da soluciones, pero si da para dar visibilidad a los que muchas veces no tienen voz, y esto es lo que pretende este artista al poner de manifiesto lo que pasa en el Mediterráneo, que por desgracia es extrapolable a muchas otras fronteras, Grecia, Italia, México, Cuba, Guatemala, Estados Unidos,...


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DATOS DE LA AUTORA:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y Directora del portal de Arte y Cultura Homines.com.