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Vivian Maier. Una fotógrafa revelada en Kutxa Kultur Artegunea
Susana Hermoso-Espinosa García
21/06/2019


La muestra ‘Vivian Maier. Una fotógrafa revelada’ comisaria por Anne Morin, en la sala Artegunea de la Fundación Kutxa en Tabakalera de San Sebastián acoge 135 fotografías de las cuales 30 no se han visto nunca. Está dividida en seis secciones: autorretrato, retratos callejeros, infancia, formalismo, color y relación con el cine. La exposición incluye también parte del trabajo en color de la fotógrafa y varias de las pequeñas películas en super ocho que rodó a partir de 1960, que permiten seguir la mirada de Vivian Maier en movimiento. Como en sus fotografías, ofrece una experiencia visual, resultado de una observación discreta y silenciosa del mundo que la rodea. No hay narrativa, no hay movimientos de cámara (el único movimiento que se puede llamar cinematográfico sería el del autobús o el metro en el que va montada). Filma aquello que le lleva a la imagen fotográfica: observa, se detiene de forma intuitiva sobre un sujeto y lo sigue. Hace zoom con su objetivo para acercarse desde la distancia y se centra en una actitud o un detalle (como las piernas o las manos de algunas personas en medio de la multitud). La película funciona más bien como un documental.

Vista de la exposición 

Durante la presentación de la exposición la comisaria, explicó la "singular" historia de Vivian Maier (Nueva York, 1926-Chicago, 2009) una mujer estadounidense de ascendencia francesa y astrohúngara que nació en la ciudad de Nueva York. Vivió en Francia, Nueva York y en Chicago, donde pasó la mayor parte de su vida (desde 1956). Trabajó cuidando niños de distintas familias, un trabajo que le permitió "pasear por barrios obreros, donde está la vida, el teatro de lo cotidiano" que fotografiaba con su cámara de medio formato Rolleiflex, que adquirió en 1952, en blanco y negro. No sería hasta finales de la década de los 60 cuando pasaría al color en 35 milímetros ya con una Leica, en imágenes a las que éste "confiere musicalidad, ritmo y volumen" y en las que desaparecen las figuras, según explica la comisaria.

Morin señaló que el archivo de Maier consta de unos 120.000 negativos, de los cuales unos 20.000 o 30.000 estaban en los carretes sin revelar desde 1960 a 1970. Los negativos que había revelado Vivian estaban colocados en tiras y tenían la fecha y la localización escritas en francés y todavía quedarían unos 200 carretes por revelar, por lo que "en los próximos dos o tres años aún puede haber sorpresas".

Según indicó, los autorretratos son recurrentes y en ellos Maier buscaba a través de ellos "su lugar en el mundo" dotarse de una identidad de la que la sociedad estadounidense de aquella época le privaba al ser una mujer de clase social baja e inmigrante. La fotógrafa también exploró el mundo infantil en sus imágenes quizás buscando esa infancia feliz que parece nunca tuvo al nacer en una familia desestructurada con padres separados, un hermano con problemas psicológicos y con la justicia, y, según la comisaria, algún "trauma" en su infancia que dificultó sus relaciones con los hombres. Su interés por la fotografía nació muy pronto, y quizá tuvo que ver en ello que su madre y ella vivieran durante un tiempo con la fotógrafa francesa Jeanne Bertrand.

  

  

Maier fue además una gran viajera y gracias a una herencia de su tía abuela pudo estar en Cuba, Canadá y California. Morin ha señalado que hay unas 5.000 copias 'vintage' de sus fotografías que revelaba en el laboratorio que habilitó en el cuarto de baño privado que tenía a su disposición en una de las casas en las que trabajó como institutriz.

A partir de 1990 Maier prácticamente no tenía trabajo y sus recursos eran escasos, de modo que no tiene medios económicos para revelar muchas de las fotografías que realiza. Su "enorme" colección de libros, recortes de prensa, películas e impresiones fue requisada para pagar las deudas del alquiler. La familia Gensburg, con la que trabajó durante años, alquiló un apartamento para alojarla y cuidó de ella hasta su muerte en Chicago el 21 de abril de 2009, tras fracturarse la cadera en una caída al resbalar con el hielo en las calles de Chicago.

    

Dos años antes de la muerte de Vivian Maier o "la niñera invisible", como se le ha llamado en los últimos tiempos, fueron comprados treinta mil de sus negativos en una subasta de una caja de ahorros de Chicago, por John Maloof, que estaba trabajando como coautor de un libro sobre Chicago.

Morin ha explicado que al principio Maloof "no les prestó la atención suficiente" y de hecho revendió una parte de los negativos que reveló en Internet, sin embargo, el crítico e historiador de fotografía Allan Sekula le advirtió del valor de ese material. Fue entonces cuando Maloof empezó a investigar el archivo de Maier y realizó el documental 'Finding Vivian Maier' junto con Charlie Siskel en 2013.

Maier "Fue pionera, inventó un lenguaje antes que los demás", ha destacado Morin, quien reivindica tanto su identidad como su relevancia en la historia de la fotografía, y eso queda patente en esta muestra.

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Vivian Maier. Una fotógrafa revelada).
Kutxa Kultur Artegunea
Tabakalera, Plaza de las Cigarreras, 1. 20012. Donostia / San Sebastián. España.
Desde el 21 de junio hasta el 20 de octubre de 2019.

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Para saber más

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DATOS DE LA AUTORA:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y Directora del portal de Arte y Cultura Homines.com.