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Arte Contemporáneo; complicidad y descontento
Ramón Almela
08/10/2012


En febrero de este año, se llevó a cabo en México DF el X SITAC (Simposio de Teoría de Arte Contemporáneo) donde se presentaron aportaciones de profesionales del Arte Contemporáneo sobre un ámbito teórico determinado que ocupa la reflexión de los artistas en la actualidad. Esta vez, la mirada se dirigió hacia el terreno del futuro desde la perspectiva del hoy, que viene afectada por un pesimismo dominante revelado en la imperante estética de la decadencia y el deterioro, insinuada en Puebla, México, con la exposición Nube Negra tras su operación de reflexionar sobre el pasado, develando las áreas ocultas de nuestra sociedad; anticipo del futuro y con la selección del 11° Encuentro Estatal de Arte Contemporáneo.

Cartel X SITAC (Simposio de Teoría de Arte Contemporáneo)  Mónica Muñoz Cid, ‘La Familia’, linóleo sobre tela estampada, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo  Oscar Hernaín Bravo, ‘Bodenlos’ PREMIO 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo

La teoría es el aliento fundamental del arte y gravita fuertemente en las tendencias contemporáneas. Pero, la noción de arte contemporáneo es puesta en entredicho de continuo. Las becas y concursos se remiten a él y los espectadores proclaman su insatisfacción. Así ocurrió con el 11° Encuentro Estatal de Arte Contemporáneo: suspicacias y descontentos ante lo seleccionado y premiado. Desde su inicio, la vocación de este concurso es activar la reflexión y aportaciones de calidad en el entorno de la producción plástica poblana actual, y la creación de arte actual no puede ser sino contemporánea.

¿Pero qué es el arte contemporáneo? Durante la mayor parte del siglo XX lo Contemporáneo aparece en segundo plano respecto a lo Moderno, evolucionando en las artes plásticas en varias décadas desde los 50 hasta los 80, imponiéndose finalmente como concepto predominante en la actuación del arte: hoy se refiere, más allá de la acepción común general de la simultaneidad y efervescencia de la moda y lo actual, a la multiplicidad de posibilidades del ser que las circunstancias actuales facilitan; Desde su raíz etimológica ‘con-tempus’, una reivindicación de lo múltiple posible surgido en paralelo a otros productos del tiempo presente.

El arte contemporáneo -producciones visuales despegadas de parámetros conservadores- es desdeñado a menudo por el público acostumbrado a contemplar y admirar las denominadas ‘obras de arte’. Pero el arte contemporáneo, en sí, supone una amplia estructura institucionalizada a través de la cual el arte se mira a sí mismo y a su audiencia por todo el mundo. Es un cosmos expansivo con su esquema de valores y discursos, canales de comunicación, protagonistas, mercados y espacios de proliferación entrelazados con los medios y la industria del ocio. Las manifestaciones del arte contemporáneo dirigen su mirada claramente hacia el futuro adentrándose en la ontología del presente como se evidenció con el título del X SITAC: El futuro: de vuelta a la cuenta larga. Esta tendencia hacia adelante se contrapone a la inclinación conservadora dominante en la mente popular del espectador donde el arte es depositario de belleza y simbolismos enriquecedores, desechando las expresiones activas de reflexión sobre las tendencias actuales: una mirada hacia el pasado. El espectador está descontento de la banalidad espectacular aliada a la economía neoliberal, descontento del gusto internacionalista en la restringida circulación local (lo ‘glocal’) y descontento del cóctel de nuevas tecnologías, interactividad y comunicación virtual.

Adriana Paulina Martínez, ‘Pobreza’, impresión intervenida, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo  Patricia María Martínez, ‘Metamorfosis de un ensayo perdido I’, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo

  Saúl López Pereyra, ‘Ensamble de huacal n°2’, PREMIO 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo  Saúl López Pereyra, ‘Ensamble de huacal n°2’, PREMIO 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo  Ariel Hernández Palafox, ‘Tzompantli’  PREMIO 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo

Pero el arte contemporáneo no puede evadirse de los parámetros de la actualidad. Los artistas determinan lo que se produce, y escenarios como el del 11° Encuentro en Puebla tan sólo ratifican de lo que acontece, aunque disguste a muchos. 32 obras fueron elegidas entre 398 por el jurado (Mireya Escalante, Bárbara Perea e Iván Abreu) con las secciones de tridimensional, bidimensional y video desde 174 artistas, desde las que se percibe una áspera inclinación por hablar de la oscura realidad que prevalece en el panorama de México: estrechez económica y corrupción política enlazada con la violencia y el narcotráfico, aunque haya quien prefiere que el arte se aparte de la cruda situación que constituye la vivencia de cada día y dirija su atención a otros ámbitos.

Los premios siempre producen inconformidad entre los participantes en un certamen. Los elegidos en esta convocatoria se orientan hacia una estética de la decadencia que prevalece en estos días apuntando hacia los graves problemas de nuestra sociedad. Oscar Hernaín Bravo es uno de los artistas que en estos certámenes aparece con una cáustica percepción del entorno utilizando video o fotografía acentuando los aspectos comunicativos y no tanto formales. Esta vez, su interés en la problemática de la vivienda con una composición de 4 imágenes de chabolas armadas en lugares inaccesibles convoca la reflexión y afirma ese carácter crítico e irónico de la práctica visual contemporánea, además de atender con una obra más a la identidad del vagabundo, siempre menoscabada.

La lacra del narcotráfico queda plasmada en varias piezas, como la instalación central de Mónica Muñoz sobre la Familia, entre las que destaca premiada la de Ariel Hernández con un grabado múltiple distribuido en una retícula geométrica; calaveras, muerte y territorio. Estructuras de estética formal sobre las que el jurado se inclinó manifestando su atención no restringida al arte de concepto englobando soluciones de belleza material. Así, el premio a la obra de Saúl López que oscila entre una azarosa estética informalista matérica pero, que sustenta en una honda reflexión sobre un elemento de su entorno vital, el huacal; revelado a través de otras obras fotográficas también seleccionadas. Esta caja de transporte de hortalizas y productos de neto origen prehispánico adquiere un relevante carácter sígnico a través de su valor de uso reciclado en lugares urbanos. Su deconstrucción y reflexión plástica desde la óptica del color negro crea una peculiar tensión como rescate de objeto popular revalorizado con nuevos simbolismos.

Arturo Hernández, ‘Nube Negra’, Exposición NUBE NEGRA en Capilla del Arte UDLA Arturo Hernández, ‘Nube Negra’, Exposición NUBE NEGRA en Capilla del Arte UDLA Arturo Hernández, ‘Nube Negra’, Exposición NUBE NEGRA en Capilla del Arte UDLA

Entre las obras restantes resaltaría la visión globalizada de María José Portal con la imagen de la chica adolescente, desde lo local en Cholula a las siluetas internacionalizadas. Las instalaciones de Leticia Morales con su imbricada luminosidad cúbica equiparada en extensión superficial por la de Aziza Aloui, y ambiental con la de Adriana Escudero. La pobreza tiene un referente en la muestra entre la fragmentación pictórica de Aurora Calderón con la economía informal, y la reflexión conceptual de Adriana Martínez a partir de la estadística e informe de gobierno. Fernando Albisúa sorprende positivamente con su obra al adentrarse en el arte objeto anudando recuerdos personales. La angustia del suicido se condensa en la escenificación del oso ahorcado en la fotografía de Dulce Pinzón. La selección de obras de video fue muy reducida, con sólo dos piezas, una de ellas del premiado Saúl López y otra, donde los participantes actúan soplando para mantener sobre sus bocas una bola ligera de peso, de Manuel Molina.

Hay piezas que no debían ser encumbradas por la selección como las de S.A.M.O. por sus desaciertos en la intención figurativa donde aparecen errores óseos garrafales que el propio jurado no supo percibir, o el retrato de Ouroboros, o las imágenes digitales de Arturo. Finalmente, una muestra que revela la dicotomía reinante en el amplio panorama creativo poblano donde laten al unísono expresiones de compromiso social, resistencia e inclinaciones de belleza estética en las prácticas visuales contemporáneas.

Un objetivo fundamental del arte contemporáneo es la ontología del presente: reflexionar sobre la esencia del arte, su existencia contemporánea, y nexos con la realidad social, revelando el sistema de discursos, prácticas y formaciones institucionalizadas.

María José Portal Abad, ‘María José 23 Cholula’, impresión sobre acrílico, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo  Kena, ‘Adherencias’, técnica Mixta, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo    Manuel Molina, ‘Hold me, blow me’, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo

Aziza Alaoui, ‘Les ombres’, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo         Aziza Alaoui, ‘Les ombres’, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo         Rosario Isabel Gaspar, ‘Encierro banal’, instalación, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo

Nuestra realidad se ve impregnada de un vaho que cala en la visión de la vida presente ¿Está el momento vigente cubierto por una nube negra forjada desde la sombría situación de nuestra realidad? El arte explicita en diversos modos plásticos los cambios económicos, la inseguridad y la percepción del aciago futuro en el ánimo del ciudadano.

El arte se vuelve un mecanismo de introspección de la realidad presente, y la del pasado también, según apunta la curaduría de Gustavo Ramírez en la Capilla del Arte, donde se expone una selección de la colección de la Universidad de las Américas Puebla y la obra de Arturo Hernández, bajo el título Nube negra. Partiendo de la agrupación que realiza A. Hernández con todo tipo de objetos desechados tras la explosión e incendio en S. Martín Texmelucan que recolectó de basureros y mercados y que, bañados con negro de humo, organiza en un conjunto de piezas armonizadas por el color negro extendidas a lo largo y ancho de la sala. Esta pieza de múltiples objetos marca la selección realizada bajo el aura de lo negro acompañando esta recopilación de desechos que habla de nuestra limitación y fragilidad, caducidad y el pasado al que nos aferramos.

La curaduría se adentra en la colección de esta universidad apelando a estas piezas reunidas bajo la tónica del color negro a las que en este contexto se obliga a hablar de premoniciones oscuras y tenebrosas cuando en muchas ocasiones son recursos de contraste en la obra o específica coloración del material. Sin embargo, en su discurso curatorial, Gustavo no anticipa la lectura lóbrega sino la recapacitación de la realidad presente en un esfuerzo de auscultación y revelación desde esas zonas oscuras/ocultas que hay que descubrir ¿Es el arte el encargado de levantar el velo? ¿O está siendo el arte el protagonista del encubrimiento al mirar este conjunto de piezas? Es decir ¿Es el arte parte del problema y no parte de la solución? Pues al acercarse al arte seleccionado de la colección no se halla un alumbramiento reflexivo, tan sólo se alimenta la insistencia en los nombres recopilados que forman parte de la propia institución sobre la que pesa esa losa de encumbramiento esnobista montada sobre ideas de élite del mercado distanciada del auténtico sentir artístico. Así que la calidad de las obras presentadas, no puesta en duda, queda ensombrecida por la tentativa de revalorización de la institución, velada por la nube de las apariencias culturales.

José Lazcarro, ‘Cadáver exquisito’, 2012     Carlos Arias, ‘Paisaje con cáncer’, 2005, Exposición NUBE NEGRA en Capilla del Arte UDLA  Leticia Morales, ‘Shi-Valva’,  técnica mixta, 11° Encuentro Estatal Arte Contemporáneo

De las piezas que resultan resueltas en su ejecución y propósito destaca entre el impreciso conjunto: el cadáver exquisito de José Lazcarro, una osamenta de animal recubierta de grafito, recuperación de lo orgánico convertido en elegancia brillante, que imprime una orientación a la lectura del resto de la selección. El predominio de obras con una pátina que recubre la superficie se contrapone a la cruda imagen de Alejandro Osorio mostrando la carbonización de una vivienda. Entre estas dos piezas discurren los diferentes significados del resto de las aportaciones que interpelan el presente mirando el pasado desde este filtro de opacidad.

Exposiciones que afirman el arte contemporáneo, en donde la extendida discrepancia alumbra puntos que abren alternativas de ajustes necesarios desde las instituciones o agentes culturales, dedicados a menudo a su permanencia olvidando crear las pautas pedagógicas de conocimiento de las estrategias visuales de la actualidad artística.



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Para saber más __________________________

DATOS DEL AUTOR:

Ramón Almela (Lorca, Murcia, España, 1958). Doctorado en Artes Visuales por la Universidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral: ‘La Pictotridimensión. Proceso Artístico Diferenciado’. Constatación en Nueva York, 1989-90. Revalidado como ‘Ph.D. in Art’ por ‘World Education Services’. Licenciado en Pintura, Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Revalidado como ‘Bachelor´s and Master´s Degree in Fine Arts and Art Education’ en 1992 por ‘World Education Services’. Título de Profesor de Dibujo por la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.