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La profunda irreverencia: Enrique Olmos de Ita
Elena Méndez
17/02/2009



Enrique Olmos de Ita nació en Llanos de Apan, Hidalgo, en 1984. Actualmente reside entre Laredo, Cantabria, España, donde diseña espectáculos a partir de neurociencia cognitiva y neuroestética; y su pueblo natal, en México.

Estudió las licenciaturas en Ciencias Religiosas (Regina Apostolorum), y Humanidades en el Colegio de Literatura de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Fue editor de la página cultural del vespertino Cambio 21 de Hidalgo. Ha publicado crítica y reportaje teatral en los periódicos mexicanos Milenio Diario, Reforma, La Jornada, Síntesis, Plaza Juárez, Milenio semanal; en revistas como Paso de Gato, Replicante, Tierra Adentro y El Perro; y artículos y piezas dramáticas en páginas como Homines, Espiral y SUMA.

Egresó de la Escuela Dinámica de Escritores, dirigida por Mario Bellatin. Sus profesores fueron Sergio Pitol, Álvaro Enrigue, Bárbara Jacobs, Margo Glantz y Cayetano Cantú. Estudió en los seminarios de crítica teatral con Luz Emilia Aguilar Zínser y Jorge Dubatti en Pátzcuaro, Michoacán. En 2001 obtuvo los siguientes reconocimientos: Premio Estatal de Teatro y Premio Estatal de Literatura (INHIJUDE).

Resultó finalista del Premio Nacional de Dramaturgia Gerardo Mancebo del Castillo en 2005; en 2006, del Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera Castañeda y del Nacional de Ensayo Teatral CITRU-Paso de Gato; en 2008, del Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda. Ese mismo año lo galardonaron con el XI Premio Internacional de Autor Domingo Pérez Minik en Tenerife, España; y el Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera, en Querétaro, México.

En el 2004 se encargó del primer ciclo de lecturas dramatizadas de joven dramaturgia en la Escuela de Artes en Pachuca; y de la Muestra de Dramaturgia Contemporánea en Casa del Lago, Ciudad de México, en el 2005. Trabajó también en la iniciativa cultural México: Puerta de las Américas.

Su obra Un curso de milagros fue traducida al inglés y portugués. Ha estrenado varias obras teatrales en distintas ciudades del país, destacan Parafernalia (dir. Víctor Santoyo), Un curso de milagros (dir. Paulino Toledo), Últimas simientes (dir. Ricardo Rodríguez), De sombras y ridículas preciosas (dir. Darío Pantaleón), No tocar (dir. Paulino Toledo), La voz ovaL (dir. Alberto Villarreal) y No ganarás (Francisco Beverido).

Está publicado en varias antologías de dramaturgia y cuento contemporáneo, entre ellos los trabajos No ganarás (Tierra Adentro-Centro Cultural Helénico), Últimas simientes (Universidad Nacional Autónoma de México) Un curso de milagros (Cd rom–Dramaturgos mexicanos) Huelga de bebés y Exaudi quaesmus Dómine (Fonca) y Perla triste (Letras pachuqueñas), además del libro La voz ovaL (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2006) que contiene seis piezas teatrales y Ateo Dios (La Capilla ediciones, 2008).

Ha sido Becario FOECAH 2004; FONCA Jóvenes Creadores 2005-2006, de la Fundación Antonio Gala, en España, 2006-2007; de Iniciarte Junta de Andalucía 2007 y del Consejo de las Artes y de las Letras de Québec-FONCA 2007, en Montreal; así como beneficiario de PACMYC 2006. Tiene inédita la obra Dios mineral. A propósito del más triste de los Alquimistas, cuya trama gira en torno del extinto poeta mexicano Jorge Cuesta.

El primer libro de Olmos que leí fue La Voz Oval. Me gustaron esas piezas breves de narraturgia (fusión de elementos narrativos y dramatúrgicos), donde se aprecia la versatilidad con que el autor se dirige, indistintamente, al público adulto o infantil, pasando del realismo más crudo a la más elaborada fantasía.

He aquí una entrevista cibernética y trasatlántica a Olmos, el de la profunda irreverencia.

- Lord Buckley sostenía: ‘El Teatro vino a mí como un trabajo muy religioso. Es un trabajo de dedicación completa. Es un trabajo peligroso[Nota 1], ¿Estaría usted de acuerdo con semejante afirmación?

Cuando no eres un genio, en cualquier disciplina artística, debes dedicarte completamente a ello, pero no creo que sea un peligro, más bien un placer o, si se quiere, una forma de sobrevivencia.


- José Caballero en su ensayo ‘Teatro: el acto y el discurso[Nota 2] refiere que, al escuchar a Luis de Tavira decir que poner obras en escena no significa hacer teatro, para él fue como una llamada a misa. ¿Cuál sería para usted la diferencia entre una y otra cosa?

Rehúyo de la fraseología romántica o no entiendo la pregunta. Hacer teatro es, sin duda, algo más que poner una obra en escena, pero al final no hay resultado más visible que unos actores repartiendo la palabra entre la audiencia.


- ¿Por qué recurrir a la Narraturgia?

¿Y por qué no? Discutir eso es tan elemental y anacrónico como rebatir la novela ensayo de Thomas Mann, por ejemplo, o la crónica-periodística-literaria de Monsiváis, para los nacionalistas. A veces en México nos gusta discutir hasta lo más obvio.


- ¿Cómo surge su interés por abordar la pedofilia en obras como ‘No tocar’ (incluida en La Voz Oval) y Ateo Dios?

Me parece un tema fundamental. Algo muy común en las clases medias y altas de países desarrollados o en vías de desarrollo, y escribí una obra sobre el tema para niños y otra para adultos.


-Hace tiempo usted me comentó la censura sufrida por su obra ‘No tocar’, en España. ¿De qué manera ocurrió esto?

Censura no. Más bien ignorancia o incompatibilidad de criterios en lo que al teatro para niños se refiere. Aquí piensan que el teatro para niños consiste en entretener –a medias– a los niños con títeres bobos, actores pésimos haciendo sonidos de animales y primarios títeres de guante. Y los temas como el abuso sexual, para niños, asustan, por decir lo menos. Es una sociedad, incluso en lo teatral, muy reaccionaria.


- Volviendo a la ya mencionada obra, Ateo Dios, considero que en ella se cuestiona implícitamente lo obsoleto que resulta hoy el seguir exigiendo el celibato al sacerdocio católico.

Seguramente. Pero la religión tiene que ser obsoleta, es su función histórica.


- También encuentro en esta obra lo cuestionable que puede ser faltar a la ética cuando se trata de obtener una exclusiva periodística -caso de Reportero cuando pretende abordar al padre O’ Connor-.

Entendiste muy bien la obra.


- ¿Por qué recurrir a temas bíblicos -como en ‘¡Sacrifíquenlo!’ (incluida en el ya citado libro La Voz Oval; basada en el cuento ‘Los cinco panes’, de Karel Capek); y en Job, queja en tres voces para ser silencio y nada-?

Es parte de mi formación – soy teólogo – y creo, como Erich Aurbach (el autor de Mimesis) que nuestros mitos fundacionales no están, lamentablemente, en la tradición grecolatina. Con la difusión cultural del cristianismo, y después de la larga noche medieval, nuestra cultura es absolutamente judeocristiana. Sólo es la usanza del pasado para intensificar personajes del presente.


- Usted escribió Dios mineral, en honor al extinto poeta Jorge Cuesta. ¿En qué radicaría la trascendencia del autonombrado ‘el más triste de los Alquimistas’ dentro de la literatura mexicana, según su perspectiva?

En todo. Es un escritor fundamental en la tradición literaria mexicana. Como crítico es voraz, como poeta roza la genialidad a pesar de lo críptico de su trabajo, incluso como químico es relevante. Es un escritor en las antípodas de su tiempo y de sus circunstancias.


- ¿Qué importancia se le otorga al teatro en Canadá y España, respecto a México?

En Canadá no sé, en Quebec, el lugar donde viví, es fundamental para el desarrollo cultural y juega un lugar importante en la difusión del francés, pero también acompaña al tejido social, al debate y en general es una carta de presentación de cualquier quebecúa más o menos culto, las artes escénicas son para los quebecúas lo que el futbol para nosotros. En el estado español, el teatro es muy irregular, muy mezclado entre comercial-cine-denuncia-amateur-con premios. Los catalanes hacen buen teatro, en su lengua y con su mirada bien puesta en lo mejor de Europa, los vascos hacen buen teatro de títeres, y en general hay muchos festivales, grupos y compañías, pero como no genera prestigio social, ni al estado le interesa el teatro, es una actividad comparable con las clases sabatinas de yoga. En México hay más interés, y creo que mejores instituciones culturales, pero no termina de dar el estirón, entre otras cosas por la falta de difusión, las pésimas políticas culturales y pedagógicas de años y la ausencia de creadores dispuestos a llevar más gente a las salas con mejores montajes. Pero en el fondo, en México no ha existido una tradición teatral, y eso se nota, somos muy poco occidentales en ese sentido, nuestro mejor teatro es involuntario y está en la lucha libre, en los mercados, en el metro de la Ciudad de México y en la Cámara de Diputados, por supuesto.

(Entrevista realizada el 14 de enero de 2009)




Nota 1: http://www.jornada.unam.mx/2008/12/28/sem-jose.html.

Nota 2: Cita original: ‘The Theater came to me as a very religious work. It is a work of complete dedication.
It's a dangerous work’
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Para saber más

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DATOS DE LA AUTORA:

Elena Méndez (Culiacán, Sinaloa, México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Redactora de www.homines.com Subdirectora de www.revistaespiral.org Ha participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos María Baranda, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Andrés de Luna, Federico Campbell, Anamari Gomís y Antonio Deltoro. Textos suyos han sido publicados en España, Chile, México, Estados Unidos, Brasil y Colombia.