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De la manga sueca...Doris Lessing
Rolando Gabrielli
12/10/2007



Ahí está la británica Doris Lessing, sentada frente a la puerta de su residencia en el número 24 de alguna calle del Reino de Inglaterra (oeste de Hampstead, al norte de Londres) como una dueña de casa, asediada por los fotógrafos y sus flash inmortalizándola como el Premio Nobel del 2007. No figuraba entre los favoritos de este año, pero reunía las condiciones de época en que se están moviendo las decisiones de los académicos suecos para otorgar el máximo lauro de las letras globales. Doris Lessing, una antigua y destacada activista feminista, tenaz opositora al racismo sudafricano, nacida en Irán, criada en Rodhesia, desplazó a los grandes favoritos: el italiano Claudio Magris y el norteamericano Philip Roth.

   

Con una larga y premiada trayectoria, Lessing de 87 años de edad, es autora de las novelas ‘Canta la hierba’, ‘El cuaderno dorado’, ‘Hijos de la violencia’ y otros libros que le han merecido premios importantes, entre ellos, el Médicis y el Príncipe de Asturias de las Letras. Los académicos han declarado que es una de las decisiones más meditadas que hemos tomado jamás y le otorgan el premio por ser una ‘narradora épica de la experiencia femenina, quien con escepticismo, ardor y poder visionario ha sometido a escrutinio a una civilización dividida’.

En poco más de un quinquenio, el Reino Unido se ha alzado con tres premios nobeles: 2001: Surajprasad Naipaul y 2005: Harold Pinter.

Ningún periódico, ni los suecos, tampoco los más reputados críticos y conocedores de la filosofía de la premiación escandinava, tuvieron la más remota idea que Doris Lessing, quien cumple 88 años el 22 de octubre próximo, se convertiría en la onceava mujer que recibe el Premio Nobel desde que la chilena Gabriela Mistral, abrió las puertas a la mujer en 1945. Lessing es una escritora activa, este año editó ‘The Cleft’ (La hendidura).

Le han preguntado a Doris Lessing, quien militó en los años cincuenta en el Partido Comnuista de Inglaterra, qué veía hacia atrás: ‘Todo aquello tan espantoso que había cuando era joven ha desaparecido. Todo eso que parecía permanente: Hitler, Mussolini, la Unión Soviética, el Imperio Británico, todos los países europeos que eran imperio, el racismo en Estados Unidos, Franco... Se han ido’. ¿Y si mira hacia el futuro? ‘Siempre veo el mundo con problemas serios... La conclusión es que la especie humana está totalmente loca. Lo siento por ustedes que son más jóvenes...’ Escribe cada día, le preguntaron. No, sólo los hombres. ¿Por qué?, porque tienen una mujer que se ocupa de ellos.

¿Estamos viviendo una guerra de culturas entre Occidente y Oriente? No. Pero, de alguna manera, estamos volviendo a las cruzadas. Hay diferentes pensamientos, diferentes facciones, no un pensamiento único... Metemos todo en el mismo saco porque no entendemos, pero no es lo mismo.

Usted ha dicho: ‘Blair es un hombre pequeño en un país pequeño; Bush es un hombre pequeño en un país grande...’. ¿Por qué la gente les da el poder? No sé... La gente eligió a Blair para un tercer mandato cuando sabía que es un mentiroso y un incompetente. Los estadounidenses ignoran casi todo. La gente allí es fácil de manipular.

¿Qué está escribiendo en este momento? Historias cortas. En enero, quizá, salga un nuevo libro. Leí en algún lugar que la base de la humanidad es femenina y después llegaron los hombres. Eso es lo que me inspiró para escribir un relato sobre ese asunto.

Estas preguntas las hizo Fernando Mas, corresponsal en Londres del diario español El Mundo. Doris Lessing, dijo sentirse contenta, optimista, no feliz, porque nunca esperó nada maravilloso ni la felicidad.

Doris Lessing, de acuerdo con quienes la conocen, sigue escandalizando con sus ideas y literatura, lo que para mí resulta ser su mejor carta de presentación y de todo escritor que se aprecie de tal. Una nota de Stuart Wavell de The Time, advierte que el lenguaje escabroso de su novela más reciente, ‘The Cleft’ (La grieta), ha ofendido a la correctora de pruebas hasta el punto de que se ha negado a seguir trabajando en el libro.

‘La novela de Lessing narra la historia mitológica de unas mujeres conocidas como las clefts, que viven sin necesidad de aventuras sexuales ni de hombres y que sólo dan a luz a niñas, hasta que su armonía salta por los aires ante el nacimiento de unos descendientes varones, los squirts. Ambos nombres hacen referencia al aparato reproductivo [cleft significa grieta o hendidura; mientras que squirt quiere decir mequetrefe o chiquitajo].’

‘Le voy a contar, dice Lessing sin necesidad de preguntárselo, qué es lo que a esta mujer le resultaba insoportable. Le molestaba la palabra cleft. Decía que la encontraba repugnante y degradante. No veo por qué. Le molestaba incluso más que squirt, la otra palabra’ Wavell, quien la visitó en su casa previo al Premio Nobel, dice que sigue teniendo la mente tan afilada como un cuchillo.

En los dos volúmenes de su autobiografía, 'Under my skin' ['Bajo mi piel'] y 'Walking in the shade' ['Paseando a la sombra'], Doris Lessing describe sus años de educación en Irán y el traslado de su familia cuando ella tenía cinco años al sur de Rodesia, la actual Zimbabue.

Portada del libro 'The grass is singing' ['Canta la hierba']   Portada del libro 'Under my skin' ['Bajo mi piel']   Portada del libro 'Walking in the shade' ['Paseando a la sombra']   Portada del libro ‘The Cleft’ (La grieta)

Y esta es su vida, como la recoge Wavell: ‘Dejó de frecuentar la escuela a los 13 años y escapó de las expectativas agobiantes de su madre. Trabajó como niñera y como operadora en la central de teléfonos de Salisbury (Rodesia), y a los 19 años se casó con Frank Wisdom, un funcionario público. Incapaz de aguantar el estilo de vida de las colonias, abandonó a su marido y a sus dos hijos y se largó con un emigrante alemán, Gottfried Lessing, un comunista acérrimo, con el que tuvo un hijo, Peter. Pero el matrimonio no duró mucho. Al término de la Segunda Guerra Mundial, se trasladó con Peter a Londres, donde su primera novela, 'The grass is singing' ['Canta la hierba'], la reveló como una prometedora estrella en el año 1950’.

Antes de que otros intelectuales se dieran por enterados de los desmanes violentos de Stalin, Lessing se retractó de su ‘decisión neurótica’ de afiliarse al Partido Comunista. Desde entonces, se ha referido a los comunistas como ‘asesinos con la conciencia tranquila’.

Doris Lessing ha roto todas las convenciones, narradora, poeta, dramaturga. ‘Sus lectores se dividen entre quienes sienten pasión por su novela ‘The golden notebook’ (El cuaderno dorado), considerado un clásico del feminismo -aunque no por su autora- y quienes prefieren sus obras de ficción científica, de las que se afirma que son responsables de que su nombre haya desaparecido de la lista oficiosa de candidatos al premio Nobel.

Resulta difícil, sin embargo,- advierte Stuart Wavell- verificar hasta qué punto se toma ella misma en serio la idea de una sociedad femenina que se perpetúa sola a sí misma. Los científicos modernos sostienen que, en los seres humanos, ese tipo de reproducción es inviable, con la notable excepción de Jesucristo. Sin embargo, el nacimiento asexuado de cuatro dragones de Komodo en el Zoo de Londres ha reavivado el debate acerca de la forma en la que se ha desencadenado ese mecanismo.

Pues bien, resulta que Lessing se lo toma absolutamente en serio. ‘En mi opinión’, explica, ‘los hombres han sido un invento reciente. Tienen ideas diferentes, pero son imprevisibles, no se puede contar con ellos. Todavía no se han asentado. Estará usted de acuerdo en que, en las mujeres, hay una especie de solidez. Tienen un empaque, como que han echado raíces’.


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