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The Fountain: El poético regreso de Aronofsky
Fernanda Bargach-Mitre
04/05/2007


El director neyorquino, Darren Aronofsky realizador de obras que han marcado pauta en la cinematografía de los últimos tiempos como su genial ópera prima ‘PI’ (1998) y su excelente y segundo film ‘Réquiem for a Dream’ (Réquiem por un Sueño / 2000), nos trae su última y poética película: The Fountain (La fuente de la Vida /2006). La crítica se ha divido en sus opiniones al respecto y el film parece generar amantes y detractores por igual. En el Festival de Venecia obtuvo tanto aplausos como abucheos mientras que en el Festival de Cine Fantástico de Sitges fue completamente aclamada. Se trata de un film complejo que han querido catalogar de ciencia ficción, cuando es de un registro tan amplio que no puede ser encasillado en un género específico. Es una cinta con una narrativa fascinante que entrelaza tres historias en tres tiempos distintos y que es de cita obligada para los amantes del séptimo arte justamente porque rompe con los patrones establecidos. Cuando hablamos de Aronofsky, estamos frente a un director valiente, independiente y experimental que ha sabido llevar a la pantalla grandes historias originalmente contadas y realizadas. Se trata de verdadero cine de autor, por lo que hay que hacer caso omiso de las malas criticas y formarse una opinión propia en una cinta que da mucho para reflexionar sobre la vida y la muerte.

Un director ferozmente independiente

Este creativo de la escena indie, saltó a la fama con si primer largo 'PI' en 1998, estrenado en el Festival de Sundance, por el cual recibió el premio al mejor director y que se convirtió rápidamente en una sensación, éxito de taquilla y película de culto, factores raramente presentes en un mismo film. Con apenas sesenta mil dólares, Aronofsky logro una cinta de calidad y tremendamente impactante. Filmada en blanco y negro, la historia del matemático, que basado en la teoría del Caos (según la cual pequeñas cosas pueden causar grandes cambios) intenta descifrar el mundo bursátil, deslizándose peligrosamente entre un gran descubrimiento y la locura, logra quedarse en el espectador como un gran interrogante. El film se incrusta con fuerza en las mentes abiertas y nos recuerda los inicios del genio delirante del celuloide David Lynch con su provocadora ‘Erasedhead’ por la capacidad de ambos directores de modificar la percepción de la realidad y sumergirnos en mundos subterráneos. Ya en esta primera cinta, Darren demostraba su garra como realizador integral: guionista y director, que se involucra además en todo el proceso de edición y montaje, estando presente en cada detalle, confeccionado sus películas con la delicadeza de un orfebre y la entrega de un hombre apasionado por lo que hace.

Su segundo film ‘Réquiem por un Sueño’ basada en el libro de Hubert Selby Jr, famoso por su novela ‘The Last Exit To Brooklyn’ fue adaptada tanto por el autor como por el director para la pantalla grande. El film, de mayor presupuesto y profesionalismo, ratificó el increíble talento de este joven cineasta. Se trata la historia de cuatro personajes encadenados por sus necesidades, siendo la adicción la verdadera protagonista. Se palpa una profunda reflexión sobre el comportamiento adictivo y por momentos se siente que es un monstruo aparte, presente en todo momento más allá de la voluntad de los personajes. La adicción respira por sí misma en este film y se apodera de los cuatro protagonistas quienes comienzan a descender hacia la autodestrucción. Enfermos de necesidad de afecto y aceptación, desesperados por unirse, amar y sentirse amados, caen en una rueda cíclica que los lleva de una etérea felicidad, a unas trágicas circunstancias vitales, en una realista evocación del paisaje interno que los compone como seres humanos. La película posee una fuerza visual increíble, con un excelente manejo del color, arriesgados efectos de cámara que la hacen muy impactante en su factura.

Se trata de un cine arriesgado y comprometido, que no hace conseciones con el espectador y lo enfrenta con la crueldad de ciertos temas, sin maquillaje ni anestesia. Es así, que Réquiem for a Dream es en definitiva una película difícil de ver e imposible de olvidar. Recordemos que cuando se trata de Aronofsky nada es convencional, ni ajustado a parámetros comerciales, este es un director fieramente independiente que hace que su cine se convierta en arte.

The Fountain: Desgarradora y poética

FICHA TÉCNICA DE 'THE FOUNTAIN'

Carlos contra el mundo+ Dirección: Darren Aronofsky.
+ País: USA.
+ Año: 2006.
+ Duración: 97 min.
+ Género: Drama, ciencia-ficción.
+ Interpretación
: Hugh Jackman (Tomás/Tommy/Tom Creo), Rachel Weisz (Isabel/Izzi Creo), Ellen Burstyn (Dra. Lillian Guzetti), Mark Margolis (padre Ávila), Sean Patrick Thomas (Antonio).
+ Guión
: Darren Aronofsky, basado en un argumento de Darren Aronofsky y Ari Handel.
+ Producción: Iain Smith, Eric Watson y Arnon Milchan.
+ Fotografía: Matthew Libatique.
+ Montaje: Jay Rabinowitz.
+ Vestuario: Renée April.
+ Música: Clint Mansell.
+ Diseño de producción:
James Chinlund.

'The Fountain' medita profundamente sobre los conceptos de la vida y la muerte y como esta última, siendo parte inherente de la vida, genera dolor, rechazo, impotencia, como un lado negado, una situación que no queremos ver ni aceptar como parte de nuestra existencia. Vivimos pensando en el futuro pero espantando la idea de la muerte. La sociedad en general está obsesionada con la eterna juventud, a través de la cirugía plástica, cremas antienvejecimiento, tratamientos, pastillas milagrosas. De hecho esta fijación en la eterna juventud es un gran negocio mundial y ha sido un tema importante a lo largo de la historia occidental. Sin embargo, la muerte siempre toca de improviso, no ejercemos control sobre ella y cada vez que nos vemos obligados a enfrentarla, no podemos aceptarla como parte de la vida. El dolor de la pérdida de un ser querido es casi insoportable y es a partir de esta premisa que Aronosfsky construye la trama de esta excelente película.

La cinta tiene lugar en tres tiempos distintos: El siglo 16 en España, el presente y el futuro en el año 2500. En todas las épocas nuestro protagonista central (Tomás / Tommy y Tom), en un performance tanto revelador como soberbio de Hugh Jackman, está en la misión de buscar como prolongar la vida de su amada que está muriendo de cáncer. La búsqueda toma diferentes formas según la época en que se desarrolla, en el tiempo presente Tommy es un destacado científico que experimentando con monos busca la cura para la enfermedad que poco a poco se lleva a su esposa Izzy. En un estado completo de negación, Tommy pasa los pocos días que le quedan a su mujer encerrado en su laboratorio para encontrar la cura. Mientras su esposo se la pasa trabajando Izzy ha escrito una novela sobre un conquistador llamado Tomás cuya adorada reina lo ha enviado al nuevo mundo a buscar la fuente de la juventud. En el futuro encontramos a Tom, que viaja en una burbuja cósmica por el espacio y el tiempo acompañado de un árbol, viajando a una galaxia que según las leyendas, es donde el espíritu de Isabel espera para renacer. Vale destacar que las historias están inteligentemente entrelazadas, de manera que no se sienten fracturas entre un tiempo y otro sino por el contrario cada escena nos ayuda a entrar en las diferentes facetas que vive el personaje principal. La trama puede parecer complicada explicada en papel, pero su excelente elaboración hace que sea muy fácil de seguir en la pantalla.

La historia trata la necesidad de aceptar la muerte como parte del ciclo de la vida y no como el final de todas las cosas. Para ello, se nos presentan tres facetas de un mismo personaje, que sumido en el dolor se niega a resignarse movido por el amor. Simplemente rechaza perder al ser que ama, se resiste, muere de impotencia por no poder cambiar el curso del destino. Es simplemente humano, que como todos, quisiéramos preservar la salud y juventud propia y la de los que amamos. Es en realidad un conflicto básico de la existencia, sin embargo el mensaje que quiere trasmitir Aronofsky se pierde un poco entre tanta peripecia técnica. Pareciera que la forma pesa más que el contenido, pero vaya que empaque de lujo. A nivel de realización The Fountain es una obra de arte, la fotografía es exquisita a cargo de Matthew Libatique , especialmente en las escenas del futuro que son totalmente maravillosas. La edición estuvo a cargo de Jay Rabinowitz que junto al director logran que todos los fragmentos se unan para crear una gran historia. Las transiciones son excelentes, el ritmo es adecuado, los efectos utilizados están al servicio de la historia como cámaras en 360 grados para dar la idea de circularidad del tiempo, por solo citar un ejemplo. Aronofsky es un obsesivo de los efectos visuales y sabe ubicarlos a la perfección dentro de la historia para imprimirle aún más fuerza dramática.

Cabe destacar el enorme esfuerzo que significó para el director llevar a cabo esta película que estaba pautada para ser filmada en 1999, contando con Brad Pitt y Cate Blanchet como protagonistas y un presupuesto de 100 millones de dólares. A último momento Brad Pitt decidió retirarse del proyecto por considerar el papel poco adecuado para su carrera y se volcó hacia Troya. Rapidamente Cate Blanchet se marchó detrás y con ellos el presupuesto. Era el año 2002 y Aronofsky estaba de nuevo en cero, desesperado viendo como su preciado proyecto se esfumaba. Pero el aguerrido cineasta decidió que si pudo hacer una buena película con 60.000 dólares, que fue el costo de PI, podía reescribir el guión y bajar el presupuesto, lo que le llevo un par de años. Fue así como la cinta logró reducir costos a 30 millones de dólares y con actores menos renombrados pero de excelente calidad pudo finalmente ser realizada.

El guión estuvo a cargo del director junto a su mejor amigo Ari Andel, dando a luz un escrito sólido que logra salir airoso del complicado ejercicio de simultaneidad temporal. Es en definitiva cine de autor, que no responde a los formatos comerciales, se trata de un film que está fuera de los parámetros narrativos tradicionales, cuya excelsa confección lo convierte en una obra estética sobresaliente. Trata el tema de la muerte desde una original perspectiva, generando un film sumamente poético, algo denso pero magistralmente ensamblado, que refleja el canto al dolor que puebla a veces la vida.

Aronofsky sigue perfilándose como uno de los directores más interesantes e innovadores del cine contemporáneo, rebelde y valiente, no teme perder años detrás de un proyecto si de verdad lo desea, porque su cine no es producto de la oportunidad ni del dinero, es fruto de un creativo de vanguardia que entre tanto cine repetido y gastado nos sorprende con sus planteamientos cinematográficos.

Imperdible!