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Cine y política: otra forma de hacer memoria (y de escribir la historia)
Marla Freire
06/04/2015


Cine y política: otra forma de hacer memoria (y de escribir la historia). Entrevista al realizador David Ilundain por su proyecto B (La película sobre los papeles de Bárcenas)

A cuatro años del 15-M, llega desde el cine un proyecto impulsado por el realizador cinematográfico David Ilundain que busca retratar lo ocurrido en el caso Bárcenas, junto a un equipo de trabajo compuesto por Manolo Solo como el Juez Ruz, Pedro Casablanc como Bárcenas y Jordi Casanovas a cargo del guión.

Desde el punto de vista teórico, proyectos audiovisuales como éste retratan el momento, pero también y aquí radica su principal aporte político, retienen la memoria. Intervienen en los procesos de memoria oficialista que se instauran. Propuestas como ésta se sitúan al margen, sí, pero subrayándolo.

Sabemos que las relaciones entre cine y memoria pueden ser múltiples. La más recurrida es considerarle como una fuente de historia o como forma de un relato histórico. Pero también es posible ver esta relación como un agente de la historia y un vector de la memoria, que es capaz de inscribirla y que ayuda a comprender algunos de los procesos históricos. A este respecto, el historiador francés Marc Ferro, señala que el cine es un lugar en el que las sociedades dejan su impronta, al hacer un ejercicio de ‘contra análisis’, desde una fuente no tradicional. Por otro lado, el historiador británico Peter Burke, señala: “Dada la importancia que tienen la mano sujeta a la cámara, y el ojo y el cerebro que la dirigen, convendría hablar del realizador cinematográfico como historiador. (…) En otras palabras, el testimonio acerca del pasado que ofrecen las imágenes es realmente valioso, complementando y corroborando el de los documentos escritos. Muestran ciertos aspectos del pasado a los que otros tipos de fuentes no llegan” [Nota 1]. De sus reflexiones, conviene considerar también lo que señala respecto de la escasa objetividad que tiene la historia, al ser permanentemente escrita (y recordada).

  

A continuación, parte de esa(s) otra(s) memoria(s) se evidencia(n) en la entrevista realizada al director de cine David Ilundain en relación a su apuesta “B” que busca ser financiada a través del crowfunding.

Marla Freire-Smith: ¿Cómo surge esta idea de contribuir a la memoria a través de tu herramienta de trabajo, el cine?

David Ilundain: Más bien me sumo a una idea en marcha. El Teatro del Barrio, en Lavapiés, Madrid, es una cooperativa cultural que surge con esa idea de poner la cultura y la fiesta del mismo lado que el debate político y desterrar la idea de que es aburrido. Allí se representaba la obra Ruz-Bárcenas que era un “cara a cara” que reproducía el interrogatorio del juez Ruz al tesorero del partido del gobierno. En ese interrogatorio, Bárcenas reconocía que durante 18 años el partido se financió con dinero negro (B). Dicho dinero provenía de empresas que concursaban por construir obras públicas. Y dicho dinero se repartía entre los dirigentes del partido, incluido el actual presidente de España, Mariano Rajoy. Es decir, sus “sobre sueldos” en dinero negro, eran un favor que devolvían a los empresarios en forma de obras públicas para sus empresas (chollo privado y deuda pública). El texto transcrito del interrogatorio es tan alucinante que no hemos añadido nada. Solo lo hemos sintetizado porque duraba cinco horas.

MFS.: El primer llamado del crowfunding para reunir fondos decía: “Bárcenas reunió 200.000 euros para salir de la cárcel. Sus amigos tienen más dinero, pero nosotros somos más”. Háblame de ello y de cómo surgió esta idea.

DI.: Hacer cine es caro. España tiene muchos problemas y el cine no es una prioridad. Nuestro proyecto tiene cierto carácter urgente. Después de varias reuniones frustrantes por los circuitos de financiación, pensamos que había que salir a la luz e ir directamente al público: es como gritar “no nos mires, únete”. Eso se grita mucho en las marchas en España. Si obtenemos apoyo de unas 1000 personas, calculamos que llegamos al objetivo de financiación. Hemos arrancado bien. Creemos que lo vamos a lograr.

  

MF.: Respecto del elenco: ¿cómo surgió entre tú y ellos el compromiso de llevarlo al cine?

DI.: Bueno ellos tienen el trabajo hecho en buena parte aunque la película es más larga que la obra teatral. Pero los personajes los tienen tan interiorizados que nadie lo puede hacer ya como ellos. El público se cree al cien por cien que está en la sala del juicio. Es una sensación voyeur, de asistir a un momento que parecía clave de la historia de España. El propio Bárcenas cuando ha salido de la cárcel a espera de juicio oral, ha declarado que pensaba que aquel 15 de julio del 2013 en el que se centra la película, el gobierno dimitiría… pero no ha sido así. Lo que recuerda a una frase que dijo Berlusconi cuando le pillaron a él: “la verdad, no cambia nada”. Esperemos contribuir a que eso no se cumpla.

MFS.: En cuanto al momento: ¿por qué ahora y con este tema en particular?

DI.: Este año España se enfrenta al primer reto electoral desde que hicimos “default” aunque de manera encubierta. En 2010 el gobierno socialista de Zapatero inició el camino de la mal llamada “austeridad”. En 2011 hubo un despertar político muy fuerte con el movimiento 15-M, de los “indignados”. Cuando se levantaron los campamentos y la gente volvió a su casa, Zapatero adelantó elecciones y ganó la derecha, el Partido Popular. Parecía que no había servido pero esa corriente de pensamiento había movilizado a miles de personas en un país que estaba dormido, viviendo en la resaca, en el desconcierto de la explosión de la burbuja económica. Estos años han sido muy duros. El “rescate bancario” de la Unión Europea ha supuesto salvar la macro economía a base de deuda pública. Los bancos se han quedado con cientos de miles de viviendas que las personas sin empleo ya no podían pagar. Ha habido miles de protestas, 3 huelgas generales… Y de repente, ha surgido un partido que se llama Podemos y que está canalizando hacia lo electoral todo ese humus que se movía por debajo. Y también surgen otros partidos políticos, incluso en la derecha y todos tratan de decir que ellos no son corruptos… Hacer una película sobre el caso de corrupción más claro del partido en el gobierno es sumarse a los gritos de la calle. Salimos del shock y queremos contarlo. Que no vuelva.

MSF.: ¿Como has visto la recepción de la gente?, ¿Te ha impresionado el apoyo, lo esperabas?

DI.: Mientras te respondo, llevamos una semana de campaña y 13.275 euros. Es posible llegar a los 50.000. Pero es difícil y es a “todo o nada”, si no llegamos, no recibimos nada. Sí que ha sido emocionante ver la implicación. Y a todos les pedimos lo mismo: hablen de este proyecto, que se sepa que existe porque hay que hacerlo.

  

MSF.: En 2013, realizaste un cortometraje titulado #Ejecución, donde nuevamente la ficción documental retrataba un momento especialmente difícil por el que estaban pasando muchas familias. ¿Cómo vinculas ambos trabajos?, ¿Consideras que esa pieza contribuyó a hacer más visible el complejo escenario de los desahucios por el que estaban atravesando familias completas en España?

DI.: Ambos trabajos tienen algo de cine “express”. Hay que hacerlos rápido porque son una reacción a lo que está pasándonos. En el caso de Ejecución, se debatía la Iniciativa de Ley popular que llevó al parlamento la Plataforma anti-desahucios. La ley contaba con un millón y medio de firmas de apoyo pero fue rechazada por la mayoría parlamentaria del Partido Popular, en el gobierno. Además se decía que los activistas eran violentos porque organizaban pequeñas marchas (escraches) a las puertas de las casas de los parlamentarios que iban a votar en contra. Nosotros quisimos mostrar que la violencia era echar de casa a personas que ahora no podían pagar su deuda con el banco. Porque además, la ley española te echa de tu casa, se la da al banco y además le sigues debiendo el dinero. Te condena de por vida a la pobreza. No puedes volver a empezar, ni entregando la casa en pago. En “B” también buscamos llegar a contar un problema político, pero desde un punto de vista emocional. Todos hablan de corrupción pero queremos verla de frente, cara a cara, ante el juez. El público salía alucinado del teatro. Esperemos que también del cine. Se puede ver en este link: https://vimeo.com/121242495.

MSF.: Parte de tu formación académica fue en la Escuela de Cine de Cuba, ¿Consideras que esa experiencia influyó en tu mirada como realizador y en el compromiso hacia lo político? ¿Por qué?

DI.: Quizás no tanto. Mi posición política siempre la he tenido más o menos clara, sin ser dogmático, siempre dudo y siempre escucho. En la EICTV me recuerdo más preocupado por la narrativa cinematográfica en sí misma, por aprender y por mirar hacia adentro. Ahora, miro más hacia afuera. Lógicamente, con mis propios ojos que son con los que puedo contar con honestidad. Mi acercamiento al momento político tiene que ver con el proceso de la sociedad española en su conjunto que ha sido como un tsunami provocado por esta enorme crisis que nos sacude.

MSF.: ¿Cuando podríamos ver B (La película sobre los papeles de Bárcenas)?

DI.: Espero que en Septiembre-Octubre.


Nota 1: Burke, P.: Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona, Crítica, 2005, pp. 201 y ss.

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Para saber más
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DATOS DE LA AUTORA:

Marla Freire-Smith: Dra. en Historia y Teoría del Arte por la U. Autónoma de Madrid (UAM). Experta en Docencia Universitaria (UAM); Máster en Historia del Arte Contemporáneo y Cultura Visual (UAM, MNCARS); Máster en Escenografía por la U. Complutense de Madrid y Lic. en Arte por la U. de Playa Ancha (Chile). Mi línea de investigación entrecruza arte contemporáneo y política, memoria, poder, estudios de género en el arte, feminismos y arte de acción. Mi trabajo visual ha sido expuesto en distintos países de Latinoamérica y Europa. www.marlafreire.blogspot.com.