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Shepard Fairey, OBEY
Susana Hermoso-Espinosa García
18/11/2013


Frank Shepard Fairey, o como todo el mundo le conoce OBEY [Nota 1], nació el 15 de febrero de 1970 en Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos. Artista urbano y diseñador gráfico, combina sus trabajos como diseñador con multitud de obras urbanas por todo el mundo, se hizo famoso por sus pegatinas (stiker) y por sus carteles (wheat paste), trabajos muy influenciados por el cartelismo de propaganda política de mediados del siglo XX, el arte pop y el comic americano.

Frank Shepard Fairey  Frank Shepard Fairey  Frank Shepard Fairey

Con sus primeras obras, en las que mostraba la imagen en alto contraste del luchador televisivo Andre the GIANT (André el Gigante), que repartía y pegaba por todas partes, se limitaba a mostrar el rostro de André, pero poco a poco fue incluyendo distintos mensajes como GIANT HAS A POSSE (El gigante tiene una banda). Así hasta que, Fairey empezó a introducir la crítica al sistema social, he incluyó la palabra OBEY (Obedece). El propio Frank Shepard lo explica en su manifiesto de 1990:

La campaña Obey puede ser explicada como un experimento de Fenomenología. Heidegger describe Fenomenología como el fenómeno que permite a la gente ver claramente algo que está delante de sus ojos, pero que oculta ‘el proceso de dejar que las cosas se manifiesten’.

El primer objetivo de la fenomenología es volver a despertar un sentimiento de admiración sobre el propio entorno. La ‘etiqueta’ OBEY intenta estimular la curiosidad y llevar a la gente a cuestionar tanto el adhesivo como su relación con el entorno. Porque la gente no está acostumbrada a ver anuncios o propaganda en el que el producto o el motivo no es evidente, los encuentros frecuentes y noveles con la propaganda Obey provocan pensamientos y posible frustración, pero en cualquier caso revitaliza la percepción y atención del espectador a los detalles. La pegatina no tiene sentido, sólo existe para hacer que la gente reaccione, para contemplar y buscar un significado en ella. OBEY no tiene significado real, busca las diversas reacciones e interpretaciones de aquellos que consideran que es el reflejo de su personalidad.

Muchas personas que están familiarizados con la marca encuentran la propia imagen divertida, reconociéndolo como sin sentido, y son capaces de obtener placer visual sin mayor pretensión o explicación. El espectador PARANOID o conservador sin embargo, puede sentirse confundido por la presencia persistente de la pegatina y la condena considerándola como algo subversivo. Muchas pegatinas han sido arrancadas por personas que estaban molestas por ellas, considerándolas un acto de vandalismo mezquino, lo cual es irónico teniendo en cuenta el número de imágenes gráficas comerciales con el que a diario la sociedad norteamericana es atacada.

Otro fenómeno que la etiqueta ha sacado a la luz es la naturaleza de lo que está moda y visiblemente consumista de muchos miembros de la sociedad. Se han familiarizado con la marca o la imagen, y quieren ser dueño de un adhesivo, tener un recuerdo. La gente a menudo ha exigido la pegatina simplemente porque la han visto en todas partes y poseer un adhesivo proporciona un sentido de pertenencia. El sticker gigante es aceptado por aquellos que son (o al menos quieren parecer) rebeldes. A pesar de que estas personas pueden no saber el significado de la etiqueta, disfrutan de su carácter underground y desean contribuir a la promoción de su presencia ya que lo consideran de algún modo antisistema. Las pegatinas gigantes son a la vez queridas y rechazadas, la razón detrás de la cual, después de un buen análisis, llego a la conclusión de que refleja la psique del espectador. Ya sea la reacción positiva o negativa, la existencia de pegatinas merece la pena, aunque sea por el tiempo que la gente se toma para considerar los detalles y significados de su entorno. En nombre de la diversión y la observación.

Hay que remontarse a 1984 cuando según el propio Shepard, tiene contacto por primera vez con el sticker así como con el graffiti, ya que en Carolina del Sur, el graffiti era prácticamente inexistente. Según sus propias palabras: 'Empiezo a ver en skates pegatinas punk rock. Ya que mis amigos estaban en el punk y eran skater'. Esto le hizo ver en el sticker un signo alentador de que había defensores más comprometidos del punk y la cultura del skate en su ciudad. Las pegatinas eran prueba de que no estaba viviendo en un lugar tan alejado de todo lo que conllevaba la cultura urbana. Los sticker se convirtieron en una obsesión, quería pegatinas como insignias de mi cultura. En un principio compraba pegatinas de skate y las colocaba en sus cosas. Como no encontraba la manera de conseguir las pegatinas que quería, aprendió a dibujarlas. Pero no fue hasta que su madre compró una fotocopiadora para el negocio cuando por fin pudo copiar gráficos de las revistas de skate y las portadas de discos, para hacer sus propias pegatinas. Muy pronto, todo lo que tenía estaba cubierto con ellos. Al mismo tiempo también realizaba plantillas para skates que transfería con spray y serigrafía.

Andre el Gigante, OBEY Andre el Gigante, OBEY Andre el Gigante, OBEY
OBEY OBEY

Por entonces aún no había tenido contacto con la Wild Style [Nota 2], con la excepción de asistir a un programa de verano de arte con David Ellis, alias SKWERM, quien le enseñó el Barn Stormers graffiti project.

En 1988 se traslada a Providence, Rhode Island para asistir a la Escuela de Diseño. Inmediatamente conectó con todos los punks y los skaters. Seguía haciendo plantillas y pegatinas como siempre, pero con algunas alteraciones más personalizadas. Providence era mucho más abierta que su ciudad natal, allí si había más cultura urbana, pegatinas de bandas, con mensajes políticos y lo que más le llamó la atención, pegatinas personalizadas del tipo ‘hola mi nombre es’. Esto le hizo reflexionar y le llevó a considerar la pegatina como un medio de expresión y comunicación de una persona, en lugar de representar un grupo, empresa o movimiento.

'Durante años me había definido a mí mismo a través de asociaciones con las cosas que representaban el skate y la cultura punk. […] Me gustó la idea de tener mi propia etiqueta, pero no podía pensar en algo lo suficientemente inteligente como para que mereciera la pena hacerla. Lo pensé casi tan en serio como hacerse un tatuaje. Presté mucha atención a las pegatinas y averiguaba todo lo posible de quién y lo que estaba detrás de cualquiera que veía. Incluso empecé a fotografiar folletos, pegatinas, y otras formas de graffiti. Durante una visita a Nueva York en el primer año de universidad, vi graffitis, pegatinas y carteles que cubrían todas las superficies de la ciudad. Me fui inspirado, pero estaba convencido de que el graffiti era algo parecido a la mafia, tenía que ser negro o hispano, por lo que un paliducho como yo nunca podría ser aceptado en esa cultura. Sin embargo, sí creí que podría hacer pegatinas y llevar a cabo algunas de la mis ideas'.

En el verano de ese mismo año trabajó en una tienda de skate, donde su jefe se fijó en los diseños que el mismo se hacía para sus camisetas y le pidió que lo hiciera para la tienda, fue su primera incursión profesional en el mundo del diseño. Pero seguía buscando su propio camino. Y así fue, un día su amigo Eric le pidió que le enseñara a hacer stencil y tal como relata Shepard Fairey:

'me encontré con una imagen divertida de Andre el Gigante, y le dije a Eric vamos a hacerla. Mi amigo fue incapaz de cortarla, yo la terminé y él escribió, André el Gigante tiene una banda por un lado y por el otro su altura 7'4 "y peso, 520 libras. Esta fue la primera de muchas pegatinas de Andre, que comenzó como una broma, pero que se obsesionó con pegar por todas partes tanto como una forma de ser travieso como por poner algo de forma anónima, pero personal al mismo tiempo, ahora tenía mi propia pegatina para burlarme y/o estimular al público'.

En otoño The local indie paper publicó una foto del sticker y ofrecía una recompensa a la persona que pudiera revelar su origen y significado.

'La campaña de pegatinas había ido con tanta rapidez a nivel local, que me decidí a atacar por Boston y Nueva York, a pocos minutos en coche. El balón empezó a rodar, pero me faltaba confianza en mi. Ni siquiera creía que pudiera tener ese impacto en Providence, pero pasó y, tras esa primera pieza, yo ya tenía puestos mis ojos en la dominación del mundo a través de las pegatinas'.

Frank Shepard Fairey Frank Shepard Fairey Frank Shepard Fairey

En un principio fueron unos cientos de pegatinas a la semana que realizaba en una copistería, utilizando su material adhesivo. Hasta que descubrió que podía conseguir el material adhesivo en una tienda de suministros de oficina por la mitad del precio. Pero eran pegatinas de papel para uso en interiores, poco resistente al aire libre. Asi que, gracias a unas clases de serigrafía, se decidió a buscar la forma de fabricar adhesivos de vinilo, se puso a ello y lo consiguió. Este proceso de producción lo desarrollo entre 1989 y 1996, produciendo más de un millón de pegatinas impresas y cortadas a mano. Hasta que se mudó a California, donde dejó la impresión con tinta de vinilo y comenzó a enviar las pegatinas a una imprenta.

A medida que sus métodos de producción mejoraban, al igual que la distribución, comenzó a suministrar pegatinas a sus amigos que vivían en todo el país. También empezó a publicar anuncios clasificados en la revista Skateboard Slap y la revista Flipside punk. Consiguió mucho público, mucha gente quería sus pegatinas. El único problema era que estaba perdiendo dinero entre la producción y los anuncios.

'Las pegatinas siempre fueron pensadas como un proyecto de arte, y parte del encanto es que no había nada a la venta, pero tuve que hacer un poco de dinero para seguir produciendo. Mi solución fue pedir una donación obligatoria de cinco centavos por etiqueta y realizar algunas camisetas para vender. Así fue como empezó mi humilde negocio de pegatinas y camisetas'.

Su situación como artista es controvertida, manteniendo trabajos de diseño gráfico y publicidad con grandes marcas por un lado [Nota 3], y enfrentándose a detenciones en diversos países por vandalismo urbano con sus intervenciones, siendo de esta manera un representante marcado de la discusión sobre el papel del artista y su ideología en el momento presente de la historia de las sociedades capitalistas.

OBEY, 'Peace Elephant', pared de la biblioteca de West Hollywood en Los Ángeles OBEY, 'Peace Elephant', pared de la biblioteca de West Hollywood en Los Ángeles OBEY, 'Peace Elephant', pared de la biblioteca de West Hollywood en Los Ángeles OBEY, 'Peace Elephant', pared de la biblioteca de West Hollywood en Los Ángeles
OBEY, 'Hope', 2008, National Portrait Gallery del Museo Smithsonian de Washington (EE.UU.) OBEY, 'Hope', 2008, National Portrait Gallery del Museo Smithsonian de Washington (EE.UU.) OBEY, 'Hope', 2008, National Portrait Gallery del Museo Smithsonian de Washington (EE.UU.) OBEY, 'Hope', 2008, National Portrait Gallery del Museo Smithsonian de Washington (EE.UU.)

Reivindica el espacio público como espacio para la vida artística y cultural, proponiendo una crítica a la hegemonía estética y presencial de la publicidad. En sus trabajos también está presente la política, de una manera velada hace una sugerencia de reflexión, aunque Fairey afirma no estar haciendo propaganda, sino buscar una provocación.

Podríamos nombrar infinidad de trabajos de este artista desde que comenzara con una ‘simple pegatina’ de un luchador, pasando por el retrato de Barack Obama con la leyenda Hope (Esperanza), utilizado por el actual presidente de los Estados Unidos durante su campaña presidencial de 2008 (la obra forma parte de la colección de retratos de la National Portrait Gallery del Museo Smithsonian de Washington, EE.UU.), hasta Peace Elephant (elefante de la Paz), en la pared de la biblioteca de West Hollywood en Los Ángeles. Y por supuesto no podemos olvidarnos del inminente proyecto que está realizando en Málaga, España, en el Soho, dentro del programa MAUS llevado a cabo bajo la dirección de Fer Francés.

Muro de la derecha en el que Frank Shepard Fairey realiza su obra,  Málaga Frank Shepard Fairey comprobando que todo va bien, Málaga Frank Shepard Fairey y su equipo trabajando en Málaga

Este último trabajo tiene una particularidad muy especial, y es que justo al lado (son dos torres gemelas situadas detrás del Centro de Arte Contemporáneo CAC Málaga), otro artista destacado de esta disciplina, Dface, realizará otro mural. Ver a estos dos artistas juntos en acción es algo muy complicado, sólo existe un precedente en Londres, pero nada que ver con las dimensiones y características del que van a realizar en el sur de España.


Nota 1: OBEY sirve tanto para la obra como para el pseudónimo de Fairey. En un principio el nombre original era GIANT HAS A POSSE (El Gigante tiene una pandilla), pero más tarde el concepto de Fairey se hizo más social, comenzó a realizar crítica del sistema, así que fue incluyendo la palabra OBEY (Obedece).

Nota 2: Wildstyle es una forma complicada y compleja de graffiti. Esta forma de graffiti incorpora entrelazadas y superpuestas las letras y formas. Puede incluir flechas, puntas y otros elementos decorativos en función de la técnica utilizada.

Nota 3: Ha realizado diseños para Dew, Pepsi, Adidas, Epitaph o monopatines Real Skateboards, y para músicos de renombre como Sepultura, Chuck D de Public Enemy, Black Eyed Peas o Dub Pistols, entre otros.

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Para saber más
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DATOS DE LA AUTORA:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y directora del portal de Arte y Cultura Homines.com.