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PAUL GAUGUIN: Escritos de un salvaje
Marc Montijano Cañellas
25/4/2004


PAUL GAUGUIN: Escritos de un salvaje, edición y notas de Miguel Morán Turina. Ediciones Istmo, Madrid, 2000.

Gauguin personaje mítico, la leyenda de un espíritu seguro de ser grande, un hombre incomprendido que se sabia gran artista. Mil historias se cuentan sobre este salvaje, todas ellas falsas, todas ellas verdaderas. Siempre con hambre, en la miseria, sin ganas de pintar, con la muerte acechando, y sin embargo, siempre gozando, viviendo en la hermosura de un lugar idílico repleto de olores, colores y sabores intensos.

Escritos de un salvaje es una interesante obra compuesta por una recopilación de fragmentos de cartas, libros, artículos y otros textos elaborados por Paul Gauguin (1848-1903), a lo largo de toda su vida.
Los documentos incluidos abarcan de 1885 hasta 1903. A través de ellos vamos viendo el transcurso de los años con sus distintas estancias en Copenhague, Arlés, Tahití, Papeete, Islas Marquesas. Nos muestra sus pensamientos sobre la critica, y especialmente sobre la incompetencia de los críticos. Nos habla de Degas, Van Gogh, Manet, Cézanne, Rembrandt, Velázquez, Miguel Ángel, y un largo etcétera. Critica o mejor dicho, despotrica de la Academia, de un Estado protector de la mediocridad, de un arte con receta.
Pagina a pagina podemos sentir el pasar del tiempo, viendo como se agota una vida, como se consume. Y tal vez por ello esta obra posee un encanto especial que imbuye al lector en un estado de ligera tristeza. A la vez que atrae la curiosidad, una curiosidad morbosa, por conocer a un hombre que se hizo a si mismo como mito y leyenda.

El libro consta de un pequeño pero muy provechoso prologo realizado por Mª Dolores Jiménez-Blanco que, como reza en su titulo mentira de la verdad y verdad de la mentira, básicamente nos advierte del carácter ambivalente que nos acompañará a lo largo del libro.
De diversa índole y sobre todo con un variadísimo acento, en el libro coexisten emociones y sentimientos opuestos, que oscilan de la desesperación y amargura que se puede percibir cuando le escribe por ejemplo a su amigo Monfreid, a la alegría paradisiaca del mítico Noa-Noa, presentado como la aventura romántica de un europeo en un Tahiti idílico. De los desgarradoras palabras que dirige a su esposa Mette, en las que describe la situación de extrema pobreza económica en la que vive; a la bella Leyenda de Roua hatou.
La última parte, titulada Antes y después, constituye una excepción a este respecto. Recoge una serie se notas escritas con mucha mayor franqueza, por Gauguin antes de su muerte. No tiene precio, es maravillosa, a través de este escaso medio centenar de páginas se produce un contacto real con el mundo y el pensamiento del artista.
Es evidente que a lo largo de todo el libro, se nos hace imposible discernir hasta donde llega la realidad y cuando entra en juego la fábula. Hay una barrera, una verdad tan tamizada, tan dirigida.
De todos modos, a mi entender, para comprender la creación de un artista hay que comprender los sentimientos y pensamientos de esa persona, acercarnos a él con la mayor pureza y transparencia, es decir, con cuantos menos filtros nos sea posible. Los escritos recopilados en esta obra son en suma, al margen de la intencionalidad irrefutable de las palabras de Gauguin, un producto suyo, ya sea real o inventado. Por ello un testimonio mucho más veraz y válido, bajo mi punto de vista, que la incontable bibliografía que pueda haber escrita sobre él.