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Diálogo sobre Modernidad y Posmodernidad
Karla Villapudúa
26/08/2007


Si se llega a un punto determinado,
ya no hay regreso posible. Hay que alcanzar ese punto.

Franz Kafka

El titulo del presente texto es en definitiva la visión de una concepción moderna de la filosofía. Se dialoga con la pretensión de asumir un consenso, una comunicación, una estabilidad. Es el deseo del Grund. La conciencia optimista de la razón ilustrada buscando la emancipación de la humanidad. Razón, historia, humanismo, clase, estado (¿o Estado?), raza. Tantos nombres aferrados a una proyección de la conciencia que nos aleja cada vez más del silencio.

Habermas Habermas defiende el proyecto de la razón ilustrada, desea reconstruir la racionalidad para llevarla al mundo de la vida con la praxis que ello conlleva. Una racionalización que no se ha llevado a cabo por la escasa comprensión de los ideales de la modernidad. Luego bajo este discurso se erradica lo antiguo, lo caduco, lo inservible por la comodidad y el asombro que representa lo nuevo. La erradicación de la guayina en esta ciudad por la sustitución de vehículos más ad hoc con el modus de vida moderno es un ejemplo de dicho acontecimiento.

La cuestión es meditar sin lo claro y lo distinto. Para enfocar la conciencia en una genealogía de las fuerzas –tal y como lo entiende Deleuze- para detectar ¿cuáles son las energías que se apoderan de dichos dasein para enlistarse en las raíces de tal o cual ideología? Se hace uso de la razón porque la estructura capitalista esta planeada bajo esa concepción de lo real. Octavio Paz en El arco y la lira reflexiona: un hombre que se distrae niega lo moderno. Estamos obligados a llevar cierta planeación y disciplina en la forma de la maquinaria social. Cumplir horarios, normas, esquematismos de funcionabilidad en lo mundano; en el cual la materia esta por encima de cualquier pretensión sensible. La distracción golpea secretamente la obsesión por el orden y el progreso.

Jacques Derrida ¿Me llevará a algún lado el meditar sobre la posibilidad de un dialogo modernidad-posmodernidad? La muerte de Dios, la muerte del hombre, las muertes. Artaud y la crueldad. Derrida y su concepción de Artaud. Derrida y Freud. Las huellas del inconsciente. La rizomática desfloración de lo moderno por fuerzas reactivas que han sido develadas desde el momento en que el simulacro de la inhumación fue detectado en el texto por su ausencia. El optimismo del nihilismo activo. La seriedad con la que el taoísmo asume el silencio. La experiencia clínica de las letras. La gramática clónica. Disertación profana de la concepción sistémica de la razón. Baudrillard: muerte de lo social, negación del sujeto histórico, la seducción y el poder. La parodia del simulacro. Todo se ha simulado desde lo social hasta la relación social.

El dialogo modernidad-postmodernidad genera una enemistad. La amistad ha sido nulificada. Refutaciones, objeciones, contradicciones. Un moderno le dirá a un postmoderno: 'Defíneme, de donde sacaste tal o cual concepto, dame una referencia clara, te estas contradiciendo. No asumes ninguna postura política, careces de compromiso social, eres un cínico'. Luego llega alguien supuestamente postmoderno el cual por mera lógica aristotélica asume la postura de la no postura negando lo anterior.

Personificar lo posmoderno es la simulación de un personaje que se intuye asumido en la paradoja de su discurso tal y como lo asumió Heidegger cuando habla de la lichtung desde la tradición metafísica. Por ello se invoca una conexión al plano de las ideas, con el propósito de evadir la representación habitual de los pensamientos. Es la agonía del texto, la que remite, a la ineluctable explicación de lo real desde una incoherencia resultado de la conveniencia del devenir. ¿Cómo hacer hablar a dos clasificaciones tan tajantes de la realidad histórica occidental?

Heidegger Por otro lado al encasillar al posmodernismo como un acontecimiento histórico se está encorsetando su pretensión del afuera a un compromiso ideológico que no le corresponde. Es la histeria del logicismo pretendiendo eslabonar el eterno retorno. Jugar con el Apocalipsis como escape de una filosofía que se pretende antifilosofía desde los confines de los relatos que mueren plegados a la trama ontológica en una explicación carente de sentido en su connotación representativa. El intento de una escritura logrando erigirse más allá de la velocidad de un pensamiento que suele degollarse a sí mismo; en el momento mismo del fallecimiento de una conclusión avergonzada.

Hablar desde la Posmodernidad es haber sufrido la enfermedad de lo moderno y no encontrar anestesia alguna. Se necesita estar muy sedado de lo real para dejarse seducir por la tranquilidad que implica el fundamento. El Grund aceptando la derrota de lo caótico podría denotar un estado del espíritu, en donde la permanencia de lo imposible se vuelve una experiencia trascendental. Budismo agónico de la conciencia.

Por otro lado la Modernidad es íntima de la esperanza. Existe una presuposición de la conciencia que asume la mejoría de lo social por vías de un uso correcto de la razón. Es el optimismo que se arraiga en occidente cuando pretende invadirlo todo de utilidad y cálculo. Pensar en un futuro como posible ordenación de las cosas. El curativo perfecto para la falta de posturas de la posmodernidad. El tiempo lineal de los modernos definitivamente no se compromete con un presente en sí tal y como lo medita Heidegger en Ser y Tiempo. Sino que se ancla de futuros y más futuros. El presente no logra conciliarlo.

Hace tiempo murieron los fines, pero la conciencia necesita un entretenimiento, una pasión lingüística. Aún no sabemos meditar. ¿Por qué escribe el posmoderno si sabe que ya no hay nada que decir? La posmodernidad es una filosofía de lo poético. Vattimo en el quebrantamiento de la palabra poética anota: 'Lo que ocurre en el lenguaje originario –lenguaje de la poesía- es una colocación de la cosa en el juego del Geviert la cuadratura de tierra y cielo, mortales y divinos'.

Para finalizar creo que ambas posturas remiten al institucionalismo, a un orden del discurso legitimo. Hay que recordar a Derrida cuando asume que hablar de filosofía en un coloquio institucional ya no resulta transgresor. La trasgresión se asume con el silencio. Como bien sabían los orientales desde hace bastante tiempo. Zen Shojo. Paz mental. Sin embargo el merito del posmodernismo muy al contrario de la modernidad; reside en la asunción de los limites del conocimiento humano. Lo cual no alude a cierta empatía con el conservadurismo como piensan Eagleton y Anderson, sino que nos remite a una salud y descanso del espíritu en donde la posibilidad juguetona de la vida se hace presente.

El silencio como modo de ser en el mundo implica menos contaminación mental. El sueño husserliano de la epojé. Asumir el infinito universo como parte de nuestra mortandad y estancia pasajera por este planeta. Asimilar la muerte y dejar a un lado la arrogancia de sentirnos el centro del universo tal y como lo entiende el humanismo. No más yo, no mas fragmentos, clasificaciones, denotaciones, nombres, implicaciones matemáticas. No es una prescripción médica, ni una discursiva moral, es simplemente la aceptación del desarraigo y finitud de la vida.

Ahora si el discurso de lo moderno le produce cierto bienestar no implica nada negativo; quizá caerá en la tentación de fingirse posmoderno por mera vivencia y le causara angustia y mejor regresara a explicar el porque de las cosas. Encontrara respuestas para todo. Ese todo tiene explicación, experimentará el asombro. Cortázar estaría en un error: 'las explicaciones (no) son errores justificados'. Y si esa angustia kierkeergardiana le resulta una carga volverá a ser moderno. Es extraño por qué la necesidad de explicaciones teológicas sigue siendo una perspectiva tan necesaria de lo humano. No obstante cada quien asume su implicación en la vida desde su experiencia más cercana. Es cuestión de fuerzas como mencioné al principio del escrito. Depende de la frecuencia corporal con que se perciba la multiplicidad cósmica de la existencia. De cualquier manera no hay nada fijo. Heráclito siempre tendrá razón. Y si tanto se odia al cristianismo terminará siendo cristiano.


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DATOS DE LA AUTORA:


Karla Villapudúa (Culiacán, Sinaloa, México, 1979).- Licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Directora de Espiral (www.revistaespiral.org).