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Un viaje soñado: Baeza y Úbeda
Remedios García Rodríguez
15/02/2005


Era un viaje muchas veces programado en mi agenda personal que por distintas circunstancias posponía, por fin en esta ocasión pudo realizarse y he de confesar con toda sinceridad que respondió a mis expectativas. Motivada estaba por experimentar una inmersión en parajes arquitectónicamente artísticos y si eran clásicos, mejor. Baeza y Úbeda me lo ofrecieron. La estancia de unos días en estas hermosas y antiguas ciudades me dieron la oportunidad de trasladarme a otras épocas, a otros momentos de la historia en la que se elevaron notables construcciones que a pesar del tiempo, algunas se conservan cuidadosamente, otras en menor medida. De cualquier forma, su patrimonio arquitectónico renacentista es de inusual riqueza, tratándose de ciudades ciertamente pequeñas. Les contaré buena parte de lo narrado por las guías turísticas de la ciudad, en los circuitos por ellas organizados. Quiero decirles que facilitan bastante por su preparación y simpatía, que el encuentro con estas ciudades sea un turismo cultural. Nuestros conocimientos previos y la posterior reflexión ha sido necesaria, claro está.

Comencemos en Baeza, ciudad situada en una colina alfombrada de olivos y cereales, relajante vista ofrece al visitante, el paseo periurbano de las murallas o de los campos de Baeza, llamado de Antonio Machado, que también lo describiera el poeta del 98 como majestuosa sinfonía de un espléndido paisaje, habitante él de la ciudad que fue, entre 1912 y1919.

Y aun reconociendo que Baeza en el medioevo y en edades anteriores, tuvo su protagonismo, que fue conquistada por Fernando III en 1227, lo que la convirtió en la primera ciudad andaluza ganada definitivamente a los árabes, y que en su seno hubo enfrentamientos de nobles locales, los famosos Carvajales y Benavides, ejemplo de aquel recinto fuerte es la torre de los Aliatares, la Puerta de Ubeda, el arco del Barbudo, hay que resaltar que fue en el siglo XVI cuando se erigieron los magníficos edificios de Andrés Vandelviria, entre otros la que la llevaron a su momento de esplendor. Nosotros iniciamos nuestro recorrido turístico en la Antigua Universidad, a dos pasos del arco del barbudo mencionado, que si bien documentos no parecen existir, puede considerarse, la universidad más antigua de Andalucía, 1538, fundada por bula del Papa Paulo III y funcionó como tal hasta 1824. La estructura del edificio es la típica de los palacios renacentistas con un gran patio cuadrangular, amplio y airoso. Se vincula su traza a Francisco del Castillo. Tiene doble arcada con arcos casi de medio punto decorados en sus enjutas con espejos o con el escudo del Patrono de Fernández de Córdoba. Detalle para bien o para mal de época reciente, es el acristalamiento de sus arcos, solución muy frecuente que vamos a encontrar en estas ciudades El Paraninfo es una pieza notable de gran altura que lo hace solemne cubierto del artesonado. El mobiliario y la decoración corresponden al siglo XVIII. Los principales cuadros representan a Rodrigo López, fundador, San Juan de Ávila, primer patrono y Diego Pérez de Valdivia, catedrático predicador. El que representa a la Santísima Trinidad es una copia del de Ribera del Museo del Prado. La capilla dedicada a San Juan es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón. La torre de cuatro cuerpos, es espléndida. Resalta su campanario octogonal y sus impostas de modillones de cerámica vidriada. Por allí se pasean con toda normalidad los alumnos del IES 'Santísima Trinidad' no se sabe si con la historia a cuestas, o pasando de la historia.

Fachada de la universidad            Patio de la universidad           Fachada de la universidad

Y a la salida, ya en la calle, sin tener que caminar apenas nada, de frente, la Iglesia de Santa Cruz, unos de los pocos templos tardorrománicos construidos en Andalucía con características propias de este arte y en la que el siglo XV y XVI ha dejado las huellas de las pinturas al fresco recientemente descubiertas y limpiadas.

Fachada del palacio de JabalquintoFrente a la Iglesia de la Santa Cruz, se levanta el palacio emblemático de la ciudad, el de Jabalquinto, el de la cortinilla de la Televisión Andaluza que muestra el poderío y la grandeza de una noble familia emparentada con Fernando el Católico. Fue mandado a construir a fines del XV por Juan Alfonso Benavides Manrique, al parecer y siguiendo la costumbre de la época, para obsequiar a su esposa. No obstante, el periodo de elevación llega hasta el XVII con la escalera barroca que le adorna. La fachada está enmarcada por dos contrafuertes casi cilíndricos que terminan en mocárabes. Entre ellos se abre la puerta con arco conopial decorado en su interior por tronco y figurillas ascendentes desnudas que conectan con el árbol y en el cuerpo principal cuatro ventanas geminadas. La decoración de punta de diamante, clavos, etc., es profusa, dándole gran importancia a la heráldica. Son ocho los escudos dispuestos a la moda flamenca con sus yelmos, cimeras y lambrequines. Cuatro del linaje de la mujer y cuatro del marido. Esto y la distribución equivalente de las figuras desnudas de los dos sexos sobre los pináculos que enmarcan las ventanas exteriores nos permiten hacer una lectura en las que el papel de la mujer y su linaje quedan al mismo nivel que la del varón. La desnudez también parece presentar un significado del estado natural del hombre era en de la Edad Media, pero ahora el humanismo más pragmático, considera más adecuado representar la vida conyugal. Una alabanza al matrimonio es lo que puede interpretarse que tenemos en la fachada del palacio. Estilísticamente está vinculado a Juan de Guas.

Subimos hacia la plaza de Santa María y entre el Seminario y la Catedral que la delimitan, se yergue la Fuente de Santa Maria. Obra de Ginés Martínez de 1564. El diseño de la fuente es de un lenguaje arquitectónico clásico. Se apoya la estructura sobre pilastras y columnas, con cariátides, telamones y epigrafías alusivas que en la actualidad son plenamente legibles.

Fachada de las Casas ConsistorialesEl edificio de las Casas Consistoriales encarna el poder civil por excelencia. Se elevó a partir del 1511 como sede del Concejo. Su fachada muestra dos fases constructivas: la contigua a la catedral en estilo Gótico florido en las que aparecen esculpidas las armas de la reina Juana la Loca y su esposo Felipe el Hermoso y la del cuerpo más elevado que se levanta en tiempos de Carlos I como se aprecia por su escudo con águila bicéfala. Intervino Antonio de Bayona en 1528.

Y siguiendo bordeando la plaza nos encontramos ante el Seminario Conciliar, actual sede de la Universidad Internacional de Andalucía, después que dejase de funcionar el citado Seminario en 1969. La fachada se estructura a partir de un arco de medio punto enmarcado por pilastras y en el cuerpo superior un frontón partido que alberga una vano. A ambos lados los escudos del Obispo fundador.

Casi cerrando la plaza se alza la catedral que está bajo la advocación de San Isidoro y la Natividad de nuestra Señora. Según la tradición y algunos elementos arquitectónicos se haya construida sobre la antigua mezquita mayor de la ciudad. La portada exterior muestra de manera clara varios periodos constructivos. La portada norte fue trazada en 1587 por el jesuita y teórico de la arquitectura Juan Bautista Villalpando. Es extraordinariamente plana con un cuerpo inferior de pilastras corintias en los laterales del vano adintelado. Entre aquellas hay hornacinas con venera. Sobre el entablamento hay una alargada cartela con epigrafía alusiva a la advocación. En el cuerpo superior destaca el gran relieve con el tema de la Natividad de la Virgen, obra de Jerónimo del Prado bajo el que está labrado el escudo del obispo Francisco sarmiento. En los laterales aparecen pináculos escurialenses. La torre ocupa el ángulo Noroeste y según parece el primer cuerpo cuadrangular de la misma pudo ser el antiguo alminar. Lo cierto es que en alguna de sus caras se labró un retablo heráldico en 1395 por Fernán López Juan Sánchez para conmemorar la renovación de las mismas. Ahí aparecen las armas de la ciudad, las del obispo Narváez y las de Castilla y León.

Exterior de la Catedral            Interior de la Catedral            Retablo de la Catedral

La puerta de poniente se abre en el muro de poniente y es uno de los elementos más antiguos. Un arco poli lobulado levemente apuntado la conforma. El alfiz se marca en un rebaje de la piedra.La tercera puerta de la Luna se abre en el muro sur donde está el claustro y se trata la del Perdón. Se construyó a finales del siglo XV en estilo Reyes Católicos y sobre ella resalta un airoso alero mudéjar de ladrillos y tejas de color rojo y blanco. Este elemento ha prosperado como elemento arquitectónico en otras edificaciones de la ciudad a lo largo del tiempo. El interior de la catedral refleja un proceso constructivo amplio en el tiempo ( mezquita, catedral gótica), aunque el espacio resultante es plenamente renacentista con un ritmo muy equilibrado marcado por la sucesión de pilares y arcos de medio punto y una iluminación lateral, proyectado por Vandelvira, que no vio terminada la catedral. Las bóvedas son baídas y se decoran con yeserías propias del siglo XVI, elementos geométricos y símbolos de los evangelistas y la Virgen. La capilla mayor se levanta en el testero de la iglesia sobre una gran escalinata. Cuenta con un hermoso retablo barroco de Manuel García del Álamo 1674.

Ya de vuelta de la visita turística del centro histórico y pasando por debajo de la puerta de Jaén nos encontramos en la bella Plaza del Pópulo, de la que partimos al comenzar el recorrido, y que ahora, en el atardecer, especialmente iluminada, la contemplamos con más detenimiento. Delimitada por el Arco de Villalar, la Antigua Carnicería y de la Audiencia Civil y Escribanía, en el Centro emerge la fuente de los Leones. El conjunto nos produce un efecto estético especial que grabado en la retina y en alguna que otro fotografía, nos permitirá rememorar a Baeza agradablemente.
Desde antiguo se creía que la escultura zoomorfa de la fuente era de origen iberoromana, en la actualidad, se piensa que la escultura actual data del siglo XVI.

Arco de Villalar o Puerta de JaénLa puerta de Jaén es un recinto amurallado que en su cara posterior conserva el aparejo medieval y en la cara que contemplamos desde la plaza aparece un trabajo de la piedra en buenos sillares del siglo XVI. Esta puerta se remozó para conmemorar el casamiento de Carlos I con Isabel de Portugal en Sevilla. También se le conoce por el Arco de Baeza.

La Audiencia Civil y Escribanías es un importante ejemplo de arquitectura civil plateresca. Tuvo un uso eminentemente utilitario. Entre la decoración plateresca resalta los medallones con representación es de personajes romanos que encarnan virtudes humanas: Medea, Escévola. Es un ejemplo de humanismo renacentista.

La antigua carnicería es un austero y hermoso edificio matadero que fue de la ciudad. Se elevó en tiempos de Carlos V como se ve en el gran escudo del edificio. El arquitecto de la Dirección general de Bellas Artes Pons Sorolla proyectó hace unos 35 años el traslado del edificio. Tras esto se ha configurado una plaza que ya es emblema de la ciudad.

Otros edificios de interés, además de la Alhóndiga, del siglo XVI, sencilla obra renacentista, es la Cárcel y el Corregimiento, del XVI-XVII, actual Ayuntamiento. Se levantó en el arrabal y formó delante el Prado de la Cárcel. Presenta un arco de medio punto con la representación de las virtudes la justicia y la caridad, en forma de cariátides, que daba acceso a la cárcel y un arco escarzano con decoración plateresca que este permitía el acceso a la casa al corregidor. La planta principal tiene huecos serlianos-arquitrabe, con decoración de grutescos. Entre los huecos los escudos de Baeza, Felipe II y el corregidor.

Y como quiera que entre las ciudades de Baeza y Ubeda, se nota cierta hermandad, no rivalidad, tal vez porque las dos tienen gran riqueza monumental y forma parte de un mismo recorrido. Una visita siempre deseada y que ahora recomendamos con conocimiento de causa.

Despues me trasladé a Úbeda para conocer sus monumentos al mismo tiempo que comprender y entender un trocito de su historia, la de su época dorada y de esplendor, el siglo XVI. Ya sabemos que en la historia del arte al igual que en la historia en general vista desde un punto de vista dinámico, hay que estudiar los llamados hilos de la historia que te ayuden a comprender los variados acontecimientos culturales y sus consecuencias. Cada edificio es un evento cultural si se mira desde esa perspectiva dinámica. Pero la breve reseña que quiero hacer de mi viaje no tiene tantas pretensiones, simplemente quiere describir la realidad artística que he podido observar como si de diapositivas de las obras se tratara, brevemente contextualizadas. Intentaré detener por unos momentos la historia de Úbeda, observar sus monumentos sin arrancar de épocas y acontecimientos demasiados remotos, sin pretender ser exhaustiva y refiriéndome a los monumentos más relevantes y significativos. Todos conocemos que la importancia monumental, histórica y artística de Úbeda ha sido reconocida en sucesivas ocasiones. Fue declarada oficialmente conjunto Histórico en 1955, cuando en toda Andalucía solo Córdoba y Granada lo eran. Recientemente en julio del año 2003, y quedó incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad.

Ahora ya, realizando la visita a la ciudad, comienzo a ver la realidad artística de Úbeda y constato que es un espléndido muestrario del Renacimiento. Las guías turísticas me acompañan y cuentan bonitos relatos. A continuación también relato buena parte de lo que de ellas escuché. Fueron Francisco de los Cobos, Secretario de Estado del Rey Carlos I así como su sobrino nieto Juan Vázquez de Molina, los mecenas más importantes y Andrés de Vandelvira, el gran artífice que convirtió a Úbeda en ciudad clave del Renacimiento Español. Nacido este último, en Alcaraz (Albacete) fue un destacado continuador de la obra de Diego Siloé que llegó a ser el principal maestro de la rica diócesis de Jaén. En la arquitectura española a comienzos del XVI, el estilo Isabel, sobre el fondo común del gótico florido, seguía haciendo un uso exagerado de los temas heráldicos que caracterizaba la sociedad caballeresca del siglo XV. Incorporar el arte italiano mucho más sobrio y puro de línea no era nada fácil, después de tanta influencia flamenca de ahí que había que empezar mezclándolos. Por esta razón, esta arraigada costumbre de engalanar los edificios con emblemas heráldicos tendría su continuación en muchas de las obras de Vandelvira levantadas en Úbeda y que ciertamente se encuentran dentro de la órbita del simbolismo y de las ideas del nuevo estilo, en las que el arte del grutesco es también fundamental, como veremos en la decoración realizada por el escultor Esteban Jamete, colaborador de Vandelvira en la construcción de la Sacra Capilla de El Salvador. Sin embargo, no debió ser el arquitecto muy entusiasta del gusto por lo excesivamente decorativo, tan extendido en las escuelas castellanas porque en las siguientes obras realizadas bajo la plena autoridad de Vandelvira en Úbeda, el argumento ornamental desaparece casi por completo, aunque los temas heráldicos y los relieves continúan siendo fundamentales en los edificios que ejecuta.

Plaza Vázquez de MolinaLa bellísima plaza de Vázquez de Molina es un resumen de la monumentalidad que encierra la ciudad y una de las expresiones más sublimes de la arquitectura y del urbanismo español del siglo XVI. Sentimentalmente es el corazón de Úbeda. Al fondo está presidida por el equilibrado volumen de la Sacra Capilla del Salvador, el áureo de la piedra de la casa del Deán Ortega, hoy espléndido parador de turismo, y la elegante fachada del Ayuntamiento que bordean la margen derecha. A la izquierda, frente a la casa consistorial, se levanta sobre los restos de una antigua mezquita, el templo de Santa María de los Reales Alcázares, junto a la Casa del Regidor y la Cárcel del Obispo, llamada así porque sirvió de prisión a las monjas que cumplían las penas canónicas impuestas por el obispo. Otros edificios de interés y rebosantes de nobleza, también situados en la plaza de Vázquez de Molina, son el Antiguo Pósito, fachada del siglo XVIII, y el Palacio del Marqués de Mancera, de fachada plateresca. Hay también otros edificios de menor entidad, que no desmerecen dentro del bello conjunto, completando el perímetro de la plaza.

La Sacra Capilla de El Salvador fue proyectada por Diego de Siloé poco después de haber iniciado las obras de la Capilla mayor de la Catedral de Granada. Realizada la memoria y el trazado en el año 1536, las obras quedaron a cargo de Andrés de Vandelvira y del cantero ubetense Alonso de Ruiz que de esta forma se convierten en los intérpretes directos de Diego de Siloé. El resultado de esta construcción considerada como uno de los monumentos más bellos de la arquitectura religiosa del Renacimiento Español y Andaluz, encumbró a Vandelvira hasta situarlo como arquitecto único e indiscutido de todo lo que se hacia en la ciudad de Úbeda.

Sacra Capilla de El SalvadorA la plaza de Vázquez de Molina abre la portada mayor la Iglesia del Salvador. La fachada está dividida en cuatro cuerpos que debería tenerse en todo la modelo fijado por la puerta del perdón de la Catedral granadina, aunque se contemplaba la posibilidad de que su riqueza decorativa fuera menor. Sin embargo la copia ubetense llega, en algunos casos a superar al original. Se observa que la riqueza decorativa decrece a medida que la construcción se eleva, tal vez se debe al incremento de los costos inicialmente previstos. El primer cuerpo se alza a modo de arco triunfal sobre un zócalo y está separado del inmediato superior por un friso que contiene escenas sacadas del Éxodo del Antiguo Testamento. En el segundo nivel se encuentra un gran friso representando la transfiguración del Salvador del Mundo en el monte Tabor, flanqueado por dobles columnas que, en sus intercolumnios, albergan grandes esculturas de San pedro y San Pablo. En el tercer nivel, desnudo el muro, se abren tres ventanas, en alusión a la Trinidad. El último espacio lo integra un amplio frontón triangular liso. Todo esto se enmarca por dos contrafuertes de sabor goticista que prácticamente se extienden a lo largo de toda la altura de la fachada. En ellos figuran representaciones de dos de los siete trabajos de Hércules. A los lados se abren unas tribunas en cuyo frente figuran el escudo de armas del fundador, sostenidos por dos guerreros a lo clásico, y el de su esposa, sostenidos por dos matronas. Flanqueándolas se alzan dos cuerpos cilíndricos rematadas por dos grandes flameros y adornados por un friso corrido de bucráneos y guirnaldas, clara alusión a las circunstancias de Altar mayor de la Capilla del salvadorque esta capilla es un panteón fúnebre. La portada sur es mucho más clásica, plateresca. Presenta arco de medio punto entre pilastras que acogen representaciones escultóricas diversas. Tres hornacinas, con otras representaciones de los Evangelistas, se sitúan sobre el arco. El conjunto se cierra con un frontón triangular adornado con un hermoso fondo en el que se representa a la Piedad. La portada Norte es ya algo más avanzada en su concepción. Adopta el esquema de arco triunfal, arco de ingreso de medio punto, flanqueado por dobles columnas unidas entre sí por cartelas, sobre ellos tímpano semicircular cobijando una representación de Santiago Matamoros. Se representa también la escena de la Anunciación. En el interior nos encontramos ante un templo de nave única, con capilla del tipo de cajonera en los laterales. La capilla es circular concebida por su constructor como templo funerario, responde a una versión aunque reducida, de la Capilla Mayor de la Catedral de Granada. Del retablo mayor original, tallado por Berruguete, sólo se conserva el Cristo de la 'Transfiguración del Señor'. Muy interesante es la monumental reja, labrada por el maestro Bartolomé. El clasicismo del interior de la Sacra Capilla contrasta con la riqueza de la ornamentación exterior. Es esta una norma que caracterizó al Renacimiento.

El Ayuntamiento es otra de las grandes obras de Andrés de Vandelvira. Es el Palacio de Vázquez de Molina o Palacio de las Cadenas. Este Palacio sirvió de residencia a su constructor Don Juan Vázquez de Molina, figura destacada del reinado de Carlos I y Felipe II. Este palacio es el que más responde a las normas de los arquitectos italianos de la época. La proporción y la elegancia de la fachada principal de este palacio, con frontones triangulares, atrevidas cornisas y pilastras, quedan rematada con un cuerpo superior, a manera de ático, con ventanas ovaladas y decoradas con unas cariátides que nos recuerdan la obra del escultor, Esteban Jamete. En el interior, el bellísimo patio un ejemplar fiel de la típica solución que Andrés de Vandelvira heredó de su maestro Diego de Siloé y que en Úbeda se repite en el Hospital de Santiago.

Antiguo ayuntamiento             Fachada del Hospital de Santiago            Patio del Hospital de santiago

La Iglesia de Santa Maria de los Reales Alcázares ha incorporado tal variedad de elementos en su fábrica que de ella se ha dicho que ofrece la especialidad de mostrar todos los géneros de arquitectura y otros que no ha dado a conocer el arte. La portada norte o mayor, obra de López Alcaraz, es muy vandelviriana, aunque ofrece un cierto despegue de los esquemas de este maestro por la colocación desplazada de las hornacinas de los intercolumnios. La portada Este, llamada de la Consolada, es obra de los Cabos. Está enmarcada por columnas exentas y presenta un mayor desarrollo vertical. El claustro que conserva la planta de la que fuera mezquita, es obra gótica de finales del siglo XV o principios del XVI. El interior resulta un tanto destartalado por los añadidos y las pocos afortunadas obras de restauración que han ido sufriendo. Los pilares y arcadas se construyeron casi con toda seguridad en el siglo XV dentro de un estilo que podríamos llamar gótico-mudéjar. Más interesantes son las numerosas capillas que cierran el recinto. Son, en su mayoría, obras finales del siglo XV o principios del XVI y, excepto la de san José, de un gótico tardío y algo provinciano. Destacan la de la Yedra (frente al presbiterio. En ella lo fundamental es la reja, obra documentada del maestro Bartolomé. y la de los Becerras (primera al lado de la epístola) también como la anterior cerrada por una reja atribuida al mismo maestro. Ambas de principio del XVI.

Aquí dejo mi relato no sin dejar de expresar el espacio silencioso que en un frío de invierno se palpa en el centro histórico de Baeza o Úbeda, como si se tratase de una tierra castellana. Reconozco que me queda mucho que contar de lo que estas bellas ciudades tienen y contienen. Considero este escrito simplemente como un buen preámbulo para visitarlas o conocerlas.