sumario
art XX-XXI
contacta
 


Alberto Giacometti una visión global a través de la muestra del MPM
Susana Hermoso-Espinosa García
26/10/2011


Me pregunta usted cuáles son mis intenciones artísticas en relación con la imaginería humana.

No sé bien cómo responder a su pregunta.

Desde siempre la escultura, la pintura o el dibujo han sido para mí medios para comprender mi propia visión del mundo exterior, y sobre todo del rostro y del conjunto del ser humano. O, dicho de una forma más sencilla, de mis semejantes, y sobre todo de aquellos que, por un motivo u otro, están más cerca de mí.

La realidad nunca ha sido para mí un pretexto para crear obras de arte, sino el arte un medio necesario para darme un poco más cuenta de lo que veo. Por tanto, mi concepción del arte es totalmente tradicional.

Dicho esto, sé que me es completamente imposible modelar, pintar o dibujar una cabeza, por ejemplo, tal y como la veo, y sin embargo es lo único que intento hacer. Todo lo que yo pueda hacer no será sino una pálida imagen de lo que veo y mi éxito estará siempre por debajo de mi fracaso, o tal vez el éxito siempre igualará al fracaso. No sé si trabajo para hacer algo o para saber algo, porque no puedo hacer lo que quisiera.

Puede que todo esto sólo sea una manía cuyas causas ignoro o una compensación por una deficiencia en alguna parte. En todo caso, ahora me doy cuenta de que su pregunta es demasiado amplia o demasiado general para que yo pueda responderla de manera precisa. Con esta simple pregunta usted lo pone todo en tela de juicio, ¿cómo responderla?.

GIACOMETTI, Alberto. Escritos, Síntesis, Madrid 2001, p. 128

                             
El Museo Picasso Málaga nos sorprende con una exposición del gran artista suizo Alberto Giacometti (Borgonovo 1901- Coira 1966), una figura clave en el arte de las vanguardias del siglo XX, época en la que desarrolló una parte esencial de su obra el propio Pablo Picasso. De hecho, ambos artistas se conocieron en París en los años treinta y mantuvieron una relación de amistad y admiración mutua.

La muestra presenta una nueva visión retrospectiva, con un buen número de obras, ciento noventa y ocho en total: setenta y tres esculturas, cuarenta y dos pinturas, treinta y nueve dibujos, nueve objetos, muchos de los cuales se exponen por primera vez en España, y que provienen, en su mayoría, de la Fondation Alberto et Annette Giacometti de París, de la que es directora Véronique Wiesinger, comisaria de la exposición. A esto se añaden una obra de José Ruiz Blasco y una selección de ocho obras de Pablo Picasso provenientes de colecciones privadas, de la propia Colección MPM y también de la Fundación Picasso Museo Casa Natal, así como veinte fotografías de varios autores que documentan de primera mano el trabajo en el estudio de uno de los creadores más significativos de la historia reciente del arte.

Vista de la exposición,  Alberto Giacometti. Una retrospectiva. Colección Alberto y Annette Giacometti, París ©Museo Picasso Málaga, 2011 ©Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, 2011. Vista de la exposición,  Alberto Giacometti. Una retrospectiva. Colección Alberto y Annette Giacometti, París ©Museo Picasso Málaga, 2011 ©Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, 2011. Vista de la exposición,  Alberto Giacometti. Una retrospectiva. Colección Alberto y Annette Giacometti, París ©Museo Picasso Málaga, 2011 ©Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, 2011.

Las obras están distribuidas en varias secciones, organizadas cronológicamente. Comienza con obras de juventud, realizadas en el ámbito familiar y los primeros retratos y estudios anatómicos. Un capítulo importante en la exposición es la aproximación escultórica que realiza al cubismo tardío o su acercamiento al surrealismo. Se incluye asimismo un destacado conjunto de grabados y dibujos en los que indaga en los modos de representación del estudio y los modelos del artista, así como obras que reflejan su atracción por el arte de otras culturas, como las africanas y las oceánicas –tres obras a pluma y tinta dan buena muestra de ello-. Como no podría ser de otra manera también pueden verse sus famosísimas esculturas de figuras filiformes y alargadas en bronce que habitan un espacio.

Sin embargo, tal y como expone la comisaria de esta retrospectiva en una conversación sostenida con el director del Museo Picasso, José Lebrero, la muestra no pretende ser un recorrido estrictamente formal o cronológico: ‘organizar esta exposición en España por primera vez desde hace más de veinte años significaba tener que tratar todas la temáticas primordiales de su trabajo. Montarla en un museo dedicado a Picasso ofrecía la posibilidad de abordar una cuestión inédita: las vinculaciones de Giacometti con Picasso. […] La exposición permite establecer paralelismos en algunos aspectos de la producción de estos dos grandes maestros del arte contemporáneo y propone, además, nuevas líneas de reflexión, lo que constituye una de las principales misiones de la Fundación creada por Annette Giacometti.’.

Vista de la exposición,  Alberto Giacometti. Una retrospectiva. Colección Alberto y Annette Giacometti, París ©Museo Picasso Málaga, 2011 ©Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, 2011. Vista de la exposición,  Alberto Giacometti. Una retrospectiva. Colección Alberto y Annette Giacometti, París ©Museo Picasso Málaga, 2011 ©Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, 2011. Vista de la exposición,  Alberto Giacometti. Una retrospectiva. Colección Alberto y Annette Giacometti, París ©Museo Picasso Málaga, 2011 ©Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, 2011.

Alberto Giacometti, hijo de un conocido pintor impresionista, Giovanni Giacometti, comenzó a dibujar y esculpir a temprana edad -una de sus primeras esculturas podemos verla nada más entrar a la exposición, una escultura en yeso de su hermano Diego de 1915-. Llegó a París en 1922, donde entró en contacto con los principales artistas e intelectuales de la época, con la llamada vanguardia. Eran años en los que la presencia del cubismo aún era fuerte, en 1925-26 esculpió varias obras que recuerdan a Henri Laurens o Jacques Lipchitz. Pero también se acerca al primitivismo, la abstracción y al surrealismo, como lo demuestran sus obras Bola suspendida -aquí se exponen dos versiones, un lienzo y la escultura en yeso- o Femme égorgée (La mujer degollada). Admira a Constantin Brancusi, y trata con Picasso, Max Ernst, André Masson, Jean-Paul Sastre o Samuel Beckett. Pero su periodo surrealista no supuso más que un momento, una época de formación. No tardó en dedicarse a una búsqueda que suponía una ruptura con todo lo que podía ver que se hacía a su alrededor. Dejó de interesarle los objetos (el último fue L’Ojet invisible) y se dedicó a la contemplación del rostro humano. Dibujar ‘caras’ era considerado ‘retrógrado’ para André Breton y su entorno, por lo que Giacometti fue excluido del grupo.

Retomó el espectro figurativo, primero mediante esculturas diminutas que realizó en Ginebra entre 1939 y 1945, y que más tarde al volver a París fueron creciendo en tamaño y estrechez, con miembros muy alargados, conformó su imaginario más conocido: el de las figuras filiformes, cuerpos delgadísimos, apenas apuntados, pero rotundos en su representación del hombre como podemos ver en Homme qui marche I (Hombre caminando I, 1960) o de animales como sucede con Le Chien (El perro, bronce, 1951, Kunsthaus Zürch, A.Giacometti-Stiftung Zürch) presentes en la muestra.

Alberto Giacometti, La nariz, 1947 (versión de 1949), Bronce, 80,9 x 70,5 x 40,6 cm., Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris, © Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, VEGAP / ADAGP Paris, 2011 Alberto Giacometti. Bola suspendida, 1930-1931 (versión de 1965), yeso y metal, 60,6 x 35,5 x 36,1 cm., Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris, © Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, VEGAP / ADAGP Paris, 2011 Alberto Giacometti,  Cabeza de mujer (Flora Mayo), 1926, yeso tallado con navaja y pintado, 31,2 x 23,2 x 8,4 cm., Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris, © Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, VEGAP / ADAGP Paris, 2011 Alberto Giacometti, Cabeza de hombre sobre peana, Ca. 1949-1951, yeso pintado, 22,3 x 7,5 x 9,5 cm., Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris © Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, VEGAP / ADAGP Paris, 2011  

De una experiencia vivida en un pequeño pueblo de los Alpes italianos en 1921, surgen obras, al margen de las altas figuras de yeso y luego de bronce, que nunca renunció a esculpir, que pueden ser tratadas de terribles, sobre todo cuando el yeso está tintado de tonos brutales, como es el caso de Tête sur tige (Cabeza sobre varilla 1949-51), una cabeza pinchada en un palo manchado con su sangre; y peor aún, Le Nez (La nariz, 1947), irrupción burlona de una nada transformada en demonio.

Otro aspecto que también puede verse en esta exposición, es el retrato. Es en este punto donde culminaría el acto del escultor o del pintor, poco importa la disparidad de técnicas, ya que se trata de la misma mirada. Giacometti hace un gran esfuerzo por reconstruir, a través de los aspectos visibles, lo invisible de la presencia. ‘Es como si la realidad siempre se hallara detrás de la cortina que arrancamos […] pues aún hay otra […] una y otra vez nos queda otra. No obstante, tengo la impresión, o quizá la ilusión, de que voy haciendo progresos día a día. Eso me impulsa, como si realmente fuera a ser posible comprender la esencia del mundo. Así continuamos nuestro camino, a sabiendas de que cuanto más nos aproximamos a la ‘cosa’, más se aleja ésta de nosotros. La distancia que hay entre mí y el modelo aumenta continuamente; cuanto más nos aproximamos, tanto más se aleja la ‘cosa’ de nosotros. Es una búsqueda sin fin.’ (BOCOLA, S.: El Arte de la Modernidad, Serval, Barcelona, 1999, p. 375).

Annette Giacometti, Alberto Giacometti y “Tall Woman IV”, verano 1960, Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris ©Annette Giacometti©Fondation Giacometti, Paris/Succession Giacometti ADAGP, Paris 2011 Annette Giacometti, Alberto Giacometti modelando un busto de Yanaihara en el estudio Septiembre 1960, Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris ©Annette Giacometti ©Fondation Giacometti, Paris/Succession Giacometti ADAGP, Paris 2011 Alberto Giacometti, Caroline llorando, 1962, óleo sobre lienzo, 100 x 73 cm., Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris © Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, VEGAP / ADAGP Paris, 2011 Alberto Giacometti, Paisaje en Stampa, Ca.1961, óleo sobre lienzo, 68 ,8 x 60 cm., Col. Fondation Alberto et Annette Giacometti, Paris © Fondation Giacometti, Paris / Succession Giacometti, VEGAP / ADAGP Paris, 2011

Como explicó Jean Genet, las esculturas de Giacometti parecen recogerse en un lugar secreto que no se puede describir ni situar, en el que cada hombre, cuando se ‘atrinchera’, se hace más precioso que el resto.

Giacometti pinta, dibuja, crea objetos decorativos y escribe sin descanso, sus últimos días los pasa trabajando en bustos de su amigo Élie Lotar, un fotógrafo que también está viviendo sus últimos momentos, y es precisamente una de estas esculturas, lo último que hizo antes de viajar a Coira, donde moriría. Nunca cesó de explorar nuevos caminos artísticos. El conjunto de la exposición da cuenta de un mundo inquietante y maravilloso, reflejando la coherencia de su posicionamiento estético.

_______________________

Para saber más
  • Alberto Giacometti. Una retrospectiva.
    Museo Picasso Málaga. Del 17 de octubre de 2011 al 5 de febrero de 2012.
    www2.museopicassomalaga.org


__________________________

DATOS DE LA AUTORA:

Susana Hermoso-Espinosa García (Málaga, España) es licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, y Master en Museología por la Universidad de Granada. Tiene una amplia experiencia profesional en diversas instituciones y empresas culturales. Directora de la Revista Científica de Estudios Histórico Artísticos SUMA. Es fundadora y Directora del portal de Arte y Cultura Homines.com.