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Arte público para la denuncia social: “Zapatos Rojos” y sus réplicas
Alba Carrasco Quintana
10/06/2015


No son sólo memoria, son vida abierta, son camino que empieza y que nos llama [Nota 1].

El arte del siglo XX y XXI puede tener fines muy distintos uno de ellos lo podríamos clasificar como social y de denuncia. Dentro del panorama artístico Latinoamericano en México podemos comprobar cómo numerosas artistas por medio del campo artístico trabajan la denuncia social y la visibilización de temas molestos y olvidados por la población y el estado. Ante la impunidad de los numerosos crímenes cometidos contra las mujeres, llamados feminicidios, [Nota 2] artistas y colectivos de mujeres irrumpen con este silencio para increpar a la sociedad y mostrar la injusta realidad que se estaba acometiendo en Ciudad Juárez como en otros puntos del país.

Uno de estos colectivos fue El Colectivo Malaleche compuesto por dos artistas Laura Uglade y Piedad Martínez, llamadas así por su rabia y feraz crítica sobre los feminicidios en Ciudad Juárez como vemos en su obra “Úsese y tírese”, 2005 [Nota 3].

  

Otra artista que aborda el tema del arte como herramienta social es Claudia Bernal, artista plástica multidisciplinar que trabaja el tema de la performance y la video-instalación en donde por medio de ellas crea una relación entre el espacio urbano, el arte y la integración del espectador como parte activa que lleva a cabo la obra. En uno de sus trabajos lleva el arte al espacio público de una plaza de México en donde se llama a darles memoria a las numerosas mujeres asesinadas por feminicidio en Ciudad Juárez.

La pieza “Monumento a Ciudad Juárez” se compone de 300 mujeres, cada una de ellas está presente en urnas de barro, a unas la etiqueta como identificada con nombre y apellidos y otras las nombra “Desconocida” . Junto a ello otras urnas son llevadas en procesión por madres de hijas asesinadas vestidas de negro por las calles del centro histórico y que posteriormente entregaron a la artista.

Elina Chauvet en 2009 creó en Ciudad Juárez el proyecto artístico “Zapatos Rojos”. La artista, cuya trayectoria quedó marcada desde muy temprano por un doloroso acontecimiento, el asesinato de su hermana mayor a manos de su marido, supuso el comienzo de este nuevo proyecto.

  

Elina tras este acontecimiento sentía que su relación con las numerosas mujeres desaparecidas y víctimas de feminicidio en Ciudad Juárez era mucho más fuerte. Muchas de estas familias de desaparecidas no tenían los recursos suficientes como para llevar a cabo una dura denuncia ni una investigación de todo ello. Así, Elina comprendió que en una ciudad donde cada día aumentan las desapariciones de mujeres y existe un alto número de feminicidios a manos de sus parejas o por cualquier otro vínculo se tenía que hacer algo, porque la indiferencia del estado y la desinformación de la población eran alarmantes. Su condición como persona y como artista comprometida le pedía y le obligaba a realizar algo para despertar la conciencia de aquellos que intentaban ocultar toda esta violenta situación. Pero como apunta Elina, en un principio los ojos sólo querían dirigirse a Ciudad Juárez pero pronto otras muchas ciudades tanto latinoamericanas como europeas se sumaron a la acción.

El proyecto “Zapatos Rojos” tuvo lugar en 2009 en Ciudad Juárez, nombrado así por distintos significados que conllevan las palabras zapatos y rojos. Zapatos porque era el objeto común y principal que se encontraban junto al cuerpo de una víctima de asesinato o que aparecía tirado sin ninguna otra prueba más que la propia marca del zapato. El zapato es considerado como un icono femenino que representa a la mujer desde un punto de vista estereotipado. Y rojos porque es el color de la violencia, de la agresión y de la lucha. “Zapatos rojos” hace referencia al lugar donde estaban ubicadas las desapariciones como era el Centro en donde se encontraban numerosas zapaterías, también hace mención a un recuerdo compartido durante la niñez con su hermana fallecida.

   

Elina trabaja con el espacio público y con objetos corrientes y cotidianos que de alguna manera se convierten en extraordinarios. Este proyecto a parte de una labor de denuncia del silencio y la insensibilidad de la población, también se convirtió en un lugar de unión de cooperación y de lazos entre las distintas mujeres que habían sido víctimas de violencia o habían sufrido la desaparición o la muerte de un familiar.

Para llevar a cabo la acción, lo primero era contar con una cantidad grande de zapatos y para ello Elina creó una red de recogida de zapatos en donde las mujeres que querían participar en el proyecto los donaban, de esta forma la noticia iba llegando cada vez a más gente que quería involucrarse en el proyecto. En la primera convocatoria fueron treinta y tres pares de zapatos los que se reunieron, tras este gran éxito se sumaron cientos de ellos en las siguientes acciones.

Estos zapatos eran pintados de rojo por las personas que querían participar en la acción. Tanto hombres como mujeres tomaban un par de zapatos y los impregnaban en pintura roja. La acción tenía lugar en una amplia plaza o calle donde era más fácil visibilizar todo el conjunto de los zapatos. Se colocaban con movimiento, como si estuviesen caminando y junto a ellos un papel donde cada persona exponía las razones de participar y porqué había escogido ese zapato.

 

Al llevar a cabo este proyecto en distintas partes de Latinoamérica se pudo dar cuenta Elina que el tema de la violencia cometida hacia las mujeres no era solo de Ciudad Juárez o de Latinoamérica, sino que era un hecho mundial y que este proyecto debía de ser llevado a cabo en cualquier parte del mundo para así visibilizar el tema y denunciarlo. Para ello creó las réplicas del proyecto “Zapatos Rojos” que han estado y están recorriendo el mundo: Italia (Milán, Génova, Lecce, Turín, Sinnaí), Reino Unido (Manchester), España (Cádiz, Bilbao, Málaga), etc. Estas réplicas en muchos de los sitios donde se han llevado a cabo se realizan desde un trabajo en red conjuntamente con otras organizaciones afines al tema para así tener un mayor peso e implicar a la población a unirse al proyecto.

    

   

Cada zapato representa a una persona víctima de violencia, de asesinato o de desaparición, en esa calle o plaza se encuentra presente de forma simbólica con un par de zapatos rojos, no se encuentran en el olvido ni están ocultos en los pensamientos de unos pocos, sino que son recuerdos vivos que se comparten abiertamente y de los cuales todos somos partícipes.



Índice Iconográfico

1. Imagen: “Cruces Rosas” colocadas en Lomas del Poleo, Ciudad Juárez en memoria de las mujeres víctimas de feminicidio.

2 y 3. Imagen: Colectivo Malaleche, “Úsese y tírese”, 2005.

4 . Imagen: Claudia Bernal, “Monumento a Ciudad Juárez”, 2002.

5y 6. Imagen: Claudia Bernal, “Monumento a Ciudad Juárez”, 2002, detalle.

7 . Imagen: Elina Chauvet autora del proyecto “Zapatos Rojos”.

8 . Proyecto “Zapatos Rojos” en Ciudad Juárez, 2009.

9. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Iztapalapa, México, 2014.

10. Imagen: Proyecto “Zapatos Rojos” en Texas 2012.

11. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Buenos Aires, 2014.

12. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Estados Unidos, 2014.

13 y 14. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Málaga, España, 2015. Fotografía realizada por José Fco. Mengíbar.

15 y 16. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Turín, 2013.

17. Imagen: Réplica “Zapatos Rojos” en Milán, 2009.

 


Nota 1: Fragmento de la canción “Otra voz canta” de Daniel Viglietti.

Nota 2: Se conoce como feminicidio al último escalafón de la violencia de género; el asesinato de una mujer por el simple hecho de serlo, v. ATENCIO, Graciela (ed.), Feminicidio. El asesinato de mujeres por ser mujeres. Catarata, Madrid, 2015.

Nota 3:
“[…] Compuesta por un total de 370 ataúdes de yeso y cemento convertidos en pequeñas cajas de pañuelos de papel, número que se correspondía con las mujeres víctimas del feminicidio en Ciudad Juárez de ese mismo año. De cada ataúd de cemento sobresalían los pañuelos de papel en espera de ser usados y tirados como lo habían sido los cuerpos de las mujeres asesinadas […]”Ibíd. p. 2002.

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DATOS DE LA AUTORA:

Alba Carrasco Quintana graduada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga (2009-2013). Se encuentra cursando actualmente diversos cursos sobre arte latinoamericano. Su campo de estudio es el Arte del siglo XX, en concreto el Arte Político y las cuestiones de género y feminismo en el arte y la sociedad.