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Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia 2007. El Arsenale
Rafael López Borrego
03/09/2007


La muerte de cualquier hombre me disminuye
porque estoy ligado a la humanidad’

John Donne

UN MUNDO VIOLENTO

Vivimos rodeados de violencia. No tenemos más que tocar un botón o sentir el tacto de un papel para darnos cuenta de que es así.

Ekkart Zimmermann distingue 9 categorías diferentes de violencia [Nota 1] , igual que un apósito del cual no podemos liberarnos, un ataque externo al que estamos sometidos de forma constante o bien que ejercemos de forma consciente contra los demás.

Así se puede actuar de forma violenta contra personas o cosas, la violencia puede ser directa o indirecta, física o psicológica, individual o colectiva, organizada o espontánea, criminal o política, personal o estructural, legal o ilegítima y por fin institucionalizada o no institucionalizada.

Dentro de este amplio abanico de posibilidades se engloba gran parte del sufrimiento humano y del drama que significa la esperanza vana de corregirlo.

La violencia se manifiesta cada día y se percibe cada vez con menos importancia, incluso llegamos a clasificarla según sea la victima o el verdugo, dependiendo del lugar donde se ejerce, teniendo el cuenta el estado mental o la naturaleza e intención del comportamiento, incluso estudiando la relación que existe entre la victima y el agresor.

Según el filósofo alemán Walter Benjamín [Nota 2] la violencia es un medio usado para conseguir un fin que puede ser justo o injusto. Si se utiliza para conseguir un fin justo debe estar legitimado por el derecho y será este el que permita el uso de la fuerza para salvaguardar el conjunto de libertades de la sociedad, bordeando en ocasiones los límites entre lo legal y lo ilegal [Nota 3].

‘La violencia es poder que funda o conserva el derecho”, es decir el mantenimiento del sistema está justificado por la violencia, sin ella no existe el derecho y sin este no puede existir el estado en su concepto moderno, un estado que utiliza sus brazos ejecutores para mantener ese idílico equilibrio en cual debemos confiar para seguir adelante.

Pero no todo este pensamiento es negativo, ya que según él existe la posibilidad de resolver los conflictos de toda índole, ‘entendimiento, delicadeza, simpatía, amor a la paz, son el fundamento del entendimiento, junto con la lengua’, la creencia en el ser humano y en la posibilidad de superar las adversidades hace que podamos ver una pequeña luz al final del túnel.
El manifiesto de Sevilla del año 1989 [Nota 4] nos anima a ello, frente a la idea de que la violencia y la guerra no pararán nunca porque son intrínsecos a la naturaleza humana, el documento aboga por negar rotundamente esa naturaleza y recuerda como otras actitudes sociológicas de conflicto, como la dominación por cuestiones de raza o de sexo ya han sido superadas o ha sido posible un cambio de mentalidad. El final de la guerra y de la propia violencia debe ser una acción común, sino no vale la pena siquiera intentarlo: ‘…la construcción de la paz comienza en la mente de los hombres: es la idea de un mundo nuevo’.

¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?

El famoso libro ambientado en la guerra civil española y publicado por Ernest Hemingway en el año 1940, nos recuerda que lo importante no es la vida propia, sino descubrir el valor de la vida de los demás y, ante cualquier situación violenta, valorarlo como si fuéramos nosotros mismos los que perdemos parte de nuestro cuerpo, como si algún miembro nos fuera amputado porque al fin y al cabo una parte humana de nosotros muere o sufre con él o con ella.

   

Quizás sea el momento de preguntarnos como hace la socióloga Alicia Montesdeoca [Nota 5] si el fallo no estará en las injusticias que provoca el sistema y si este es el camino correcto para continuar e intentar evitar estallidos violentos provocados por diferencias de todo tipo (económicas, religiosas, educativas, legislativas, culturales, etc). Ver si existe alguna manera de limar esas diferencias para lograr evitar el odio que finalmente se expresa a través de comportamientos y enfrentamientos de unos contra otros alegando cualquier pequeña diferencia.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL

Estamos rodeados de este tipo de violencia, en ella instituciones o sistemas sociales dan poder a ciertas personas privando a otras de sus derechos humanos fundamentales y por tanto creando situaciones injustas, que derivan en enfrentamientos o envidias que terminan estallando por cualquiera de las partes.

Desde el momento en que cualquier sociedad, país o sistema de valores actúa sobre los ciudadanos impidiéndoles el acceso a los recursos básicos de los que deben disponer, como la educación, la alimentación, la vivienda, la sanidad, el poder político o la sagrada libertad individual adecuada a un sistema democrático de valores, se crea un dualismo donde solo un grupo disfruta de unos bienes sociales y recursos básicos.

Este esquema, aplicable a desde los casos individuales más ínfimos a las alianzas prolibertad que agrupan a varios países, crean desigualdades que generan todo tipo de problemas: racismo, pobreza, sexismo, identificación nacional y violaciones de los derechos humanos.

VIOLENCIA Y MASS MEDIA

Cada día cuando ponemos la televisión, escuchamos la radio o abrimos las páginas de un periódico aparecen ante nosotros cientos de escenas de violencia. Muertos, heridos, discriminación por todo tipo de razones, ataques, devastación, fenómenos naturales que siempre afectan a los mismos, desheredados, injusticia.

Clemente Peñalva [Nota 6] cree que los medios restan importancia a la violencia, convirtiéndola en un objeto más de consumo, que para sorpresa de todos, se vende estupendamente, colmando los intereses tanto de espectadores como de directivos [Nota 7].

La sucesión de desastres se convierte en una dosis diaria, y si hay espectáculo en ellos mucho mejor, el modo de presentarlo puede ser como una película pero con el aliciente de que sabemos que es real, por tanto la excitación es mayor. Un buen reportaje violento vale su peso en oro [Nota 8]. De esa manera se satisface la curiosidad morbosa de la gente (que muchas veces ni siquiera se cuestiona lo que está viendo) [Nota 9] da placer, lo mismo que conocer las desgracias y miserias íntimas de los demás, que tanto se prodigan en los programas de nuestra actual televisión, denigradas por la mayoría, baten records de audiencia diarios en nuestras cadenas.

Pero estamos tan acostumbrados a deglutir violencia, que no somos capaces de darnos cuenta realmente de la gravedad que supone, le restamos importancia mientras seguimos comiendo el segundo plato y creamos estereotipos que se reducen a bien y mal, no existe otra gradación.

   

Pero la tristeza es que en todas las cadenas, la gran mayoría de las noticias son así, las informaciones positivas no ocupan ni el 10% de los telediarios, los sucesos o desgracias naturales han pasado a ocupar los primeros puestos, la oferta no es alentadora para que se produzca un cambio.

La violencia atrae al público, el morbo vende, incluso llevando situaciones al extremo, hay un público que demanda violencia y el mercado le ofrece lo que pide.

La violencia provoca la pérdida de sensibilidad, el endurecimiento del corazón que escucha problemas como si oyera llover y deglute noticias y muertos con la misma facilidad con la que sigue masticando su filete, supone un ataque cultural que termina por legitimar el comportamiento individual y estructural, pensando que mientras los míos y yo mismo estemos a salvo, el resto de la humanidad puede pudrirse por completo.

LA BIENAL

Contra todo este tipo de situaciones debe protestar o llamar la atención el arte contemporáneo, sirviendo como elemento de reflexión ante la tendencia general al conformismo y la comodidad.

Por ello Robert Storr, el comisario general ha tratado de tomar el pulso al arte contemporáneo, sin grandes novedades, pero incluyendo artistas que tratan todos estos temas de los que hemos hablado y que no por ser previsible, desmerece frente otras bienales y documentas.

Repasemos algunos artistas interesantes que presentan sus obras en El Arsenale de Venecia y sus propuestas. Para otro análisis quedan los diferentes pabellones nacionales.

Tremendo el video que nos muestra Paolo Canevari, donde durante 12 minutos un chico aparece jugando a la pelota y manteniéndola en equilibrio sobre los pies, la sorpresa llega cuando nos damos cuenta de que la pelota es en realidad un cráneo humano y la zona donde esta jugando era el cuartel general del ejercito serbio en Belgrado, bombardeado por la OTAN en 1999.

   

Fuertemente expresionistas son las pinturas el artista Indio Riyas Komu, que presenta una serie de óleos con mujeres que miran con una tristeza infinita a un vacío que parece no devolverles aquello que están esperando, el velo de su cabeza puede aludir a cuestiones de tipo sexista o cultural, pero la mujer como símbolo del sufrimiento por la pérdida es el ejemplo a representar.

Nunca será suficiente cualquier representación que nos recuerde el drama diario de la guerra de Irak y la sangría que posteriormente esta guerra ha generado, además del enfrentamiento racial entre musulmanes y cristianos, por cuestiones de religión y dominación. Los coches bomba, los asesinatos selectivos, las bajas del ejército, se suman por decenas de miles, vidas que son la nuestra propia y que se extinguen habiéndose podido evitar o paliar en gran medida. Por eso los artistas no deben cansarse de este tema y deben recordarlo una vez tras otra para que podamos aprender de nuestros propios errores, de una historia a la que debe hacerse caso antes de tomar decisiones que llenen tus manos de sangre en pos de supuestos intereses, donde esgrimiendo la bandera de la libertad y del futuro de nuestros hijos, una fila interminable de muertos nos llenará de culpa por aquello que fuimos capaces de consentir.

La artista norteamericana Emily Prince presenta en el Pabellón del Arsenale de Venecia un gran mapa de Estados Unidos pintado en la pared donde ha ido colocando fichas (parecen cromos) con cada uno de los soldados muertos en las guerras de Irak y Afganistán (una cifra cercana a los 3000). Cada uno de ellos tiene su propio dibujo y sus datos personales y la fecha de fallecimiento. Una persona, una vida, cada uno con su propio carácter, rasgos físicos y costumbres.

Esta obra tiene cierta conexión con el único representante español en la exposición, Ignasi Aballi, que presenta varios paneles con largas listas donde solo se da cuenta del número de afectados, escuetamente con un número y un adjetivo.
Cifras que llenan nuestros periódicos a diario donde la muerte y el sufrimiento quedan reducidos a un simple número, desapareciendo la individualidad de cada uno de los muertos.

Sobre guerra también tratan las imágenes del fotógrafo ruso afincado en Israel Pavel Wolberg, en ellas trata de representar como conviven a diario palestinos e israelíes, en un conflicto que no toma tregua y que nos brinda imágenes de enfrentamiento curiosas, donde la gente camina con normalidad entre soldados armados hasta los dientes y tanques que velan por la seguridad de la zona.

Sophie Whettnall enfoca su obra ‘Shadow Boxing’ sobre la violencia domestica, un hombre parece golpear a una mujer a la que nunca llega a alcanzar mientras ella le contempla rígida y sin pestañear.

Una de las obras que más me ha llamado la atención son los grandes tapices del artista Ghanés afincado en Nigeria El Anatsui, tres obras suyas podían contemplarse en la ciudad, dos de ellas en El Arsenale. Para realizar sus obras utiliza aluminio, hoja de rama y soldadura y tienen tamaños de 3x5 metros aproximadamente. En ellas intenta criticar el exceso de consumismo, ayudándose de la larga tradición de textiles del África, mezclando nociones de tradición y modernidad. Su trabajo presenta una original síntesis de diversos aspectos del arte africano con modernas influencias del arte contemporáneo occidental.

   

Para terminar la obra del artista chino Yan Zhenzhong pone a cada persona en su sitio al recordarle por medio de 10 grandes pantallas que muestran miles de personas como, cada uno en su idioma y en 10 segundos, expresa en vida el lamento que supone saber que vamos a morir irremediablemente. ‘I will die’ es el resumen de la vanitas contemporánea.
Nuestro mundo violento tiene solución, pero debemos reconocer sus fallos e intentar aportar soluciones individuales y colectivas para corregirlo, quizás el arte contemporáneo nos puede ayudar.



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Para saber más

Nota 1: Zimmermann, E. ‘Political violence. Crisis and revolutions. themes and research’. Schenkman, Cambridge, 1983, pp 9-13.

Nota 2: Benjamín, W. ‘Para una crítica de la violencia y otros ensayos’, Taurus, Madrid, 1991.

Nota 3: Explica Benjamín que legalmente el derecho a la huelga está justificado pese a ser una manifestación violenta, se trata de utilizar la violencia, de forma legal, para imponer unos propósitos. Pero la propia huelga no puede ni debe superar los límites establecidos por la ley. Las coacciones o la transformación en una huelga revolucionaria altera el comportamiento inicial y cruza la línea que convierte lo legal en lo ilegal.
Igualmente el derecho a la guerra descansa sobre un ordenamiento jurídico, representado tras la Segunda Guerra Mundial, en un consejo de seguridad donde tienen cabida todos los países del mundo. El drama de esta situación es que puedan justificarse acciones violentas de tipo militar amparadas por la ley y que de esta manera aparezcan ante nuestro ojos como una situación menos violenta.
Algo parecido sucede con la pena de muerte, situación violenta extrema, pero en algunos casos justificada por el derecho y terriblemente injusta cuando se manifiesta en regímenes de tipo totalitario.

Nota 4: ‘El Manifiesto de Sevilla sobre la violencia. Preparar el terreno para la construcción de la paz’. Centre UNESCO de Catalunya. Barcelona, 1992.

Nota 5: En un interesante artículo publicado en Internet tres días después del sangriento atentado del 11M en Madrid, esta socióloga ahonda en las diferencias discriminatorias como elemento generador de la violencia. Así nos recuerda: ‘Las campanas doblan, si, por un modelo que no ha acabado con las diferencias y los privilegios, sino que los ha intensificado, que no ha generado riqueza y bienestar para todos sino que los concentra en unos pocos; que no ha logrado reparto y dignidad para cada uno de los individuos, las culturas, las creencias, los valores, sino que ha centrado lo sagrado en un modelo único que casualmente es occidental, capitalista y democrático’. http://www.tendencias21.net/11-M-%C2%BFPor-quien-doblan-las-campanas-_a302.html.

Nota 6: Peñalva, C. ‘El tratamiento de la violencia en los medios de comunicación’, Alternativas. Cuadernos de trabajo social, nº10, 2002, pp 395-412.

Nota 7: La última serie de fotografías del artista norteamericano Charlie White nos muestra como los medios de comunicación son capaces de convertir en iconos a asesinos que se han hecho famosos por su aparición en los medios de comunicación. El reverendo Jim Jones o el proselitismo de los componentes de la secta de Charles Manson pueden ser claros ejemplos de ello.
Sobre este aspecto y la influencia de mass media en el ambiente cultural contemporáneo puede consultarse Panera Cuevas, J. y López Borrego, R. ‘Una Historia de violencia. Mito y distropía en ‘Everything is American’ de Charlie White’ publicado en el catálogo de Charlie White ‘Everything is American. Fundación Salamanca Ciudad de Cultura, 2006.

Nota 8 : El fotógrafo alemán Michael Najjar en su serie ‘Información y Apocalipsis’, muestra la noticia como un espectáculo, no es suficiente con informar, sino que hay que presentar la información de manera que se convierta en un objeto de consumo. Por tanto para rodar un buen reportaje será necesario un director, un productor, muchos de los operarios que trabajan en una película. Acceder a la nueva información, hacer lo que sea por conseguir la exclusiva que atraiga público, contar la historia adecuada, serán elementos esenciales para vender un reportaje al mejor postor.

Nota 9: Recodemos la escena de unas mujeres musulmanas celebrando la caída de las torres gemelas que nos ofreció la CNN, cuando poco después descubrimos que esas imágenes corresponden a una época anterior, lo que en realidad estaban celebrando era un atentado palestino en suelo israelí.

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DATOS DEL AUTOR:

Rafael López Borrego es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, Premio Extraordinario de Licenciatura, ha trabajado durante 8 años como profesor de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de Salamanca. Actualmente es Coordinador de Exposiciones del Domus Artium 2002.